La última ronda de negociaciones sobre un tratado mundial contra la contaminación por plásticos comenzó este lunes en Busan, en Corea del Sur. El país asiático genera casi 12 millones de toneladas de residuos plásticos al año.
Con Célio Fioretti, corresponsal de RFI en Seúl
La ciudad surcoreana de Busan acoge desde este lunes la última ronda de negociaciones sobre un tratado mundial contra la contaminación por plásticos.
Las delegaciones presentes cuentan con una semana para ponerse de acuerdo en cuestiones delicadas como el tope de la producción de plástico, la posible prohibición de sustancias químicas tóxicas o la financiación de medidas que se incluirán en el tratado.
Pero la sede misma de la cumbre, dista de ser ejemplar. En Corea del Sur, dada producto que se compra está envuelto en una o incluso dos capas de plástico. Incluso los plátanos que se venden individualmente en los supermercados llevan su propio envoltorio de polietileno.
En esta sociedad del plástico, los hábitos son difíciles de cambiar, como explica esta joven que acaba de recibir un paquete. “Hago muchas entregas a domicilio y es verdad que se tiran muchos envases”, dice. “Así que me dije que a partir de ahora iría a comprar cosas yo misma a los supermercados para reducir los residuos. Pero en realidad, incluso en las tiendas, todo está sobreenvasado. Así que tengo la impresión de que no puedo luchar contra el plástico, está por todas partes”.
Además de las entregas a domicilio y los supermercados, Corea del Sur es un gran consumidor de café para llevar en vasos de plástico. Esta encargada de cafetería hace todo lo posible por limitar el uso del plástico.
“Intento reducir los residuos de plástico. Cobro un suplemento por el café para llevar en taza y animo a los clientes a que traigan su propio termo, pero la gente no suele pensar en ello. El Gobierno tampoco anima a la gente a dejar de usar plástico, no hay leyes al respecto”, señala.
Corea del Sur tenía una ley para reducir el uso de envases de plástico, pero el actual gobierno la derogó en 2023.
La contaminación por plásticos está tan extendida que se ha detectado hasta en las nubes, en las fosas oceánicas más profundas y en prácticamente todas las partes del cuerpo humano, incluido el cerebro y la leche materna.
Aunque todo el mundo reconoce la existencia del problema, las opiniones divergen radicalmente sobre la forma de combatirlo.