RFI entrevistó a Fanny Petit, especialista en clima y responsable en Francia de la ONG 350.org sobre el acuerdo al que se ha llegado en la COP 29 de Baku. Los países en desarrollo pedían a los países ricos aportes de hasta 1.300 millones de dólares anuales de aquí a 2035. Finalmente, se han prometido escasamente 300 mil millones al año. Entrevista de Julien Coquelle-Roëhm, periodista de RFI. 

RFI: Esta mañana vemos la indignación de los países en desarrollo, en particular la del jefe de los negociadores del grupo africano, quien denuncia compromisos para luchar contra el cambio climático que considera demasiado débiles, tardíos y ambiguos en su implementación. ¿Siente usted lo mismo?

Fanny Petit: Sí, totalmente. Es una indignación completamente justificada. El resultado de esta COP está a años luz del esfuerzo financiero necesario para ayudar a los países del Sur a enfrentar impactos por los que no son responsables. Este acuerdo ha sido literalmente impuesto por la fuerza a los países más pobres del planeta. Los países del Pacífico, del Caribe y de África se han visto obligados a aceptar migajas… literalmente migajas. Ellos pedían cuatro veces más dinero para poder hacer frente a ciclones, sequías o inundaciones. Y ahora se les prometen 300 mil millones de dólares al año, apenas más que lo que se prometió hace catorce años con los famosos 100 mil millones. En realidad, no hay prácticamente ninguna evolución desde entonces.

RFI: El comisario europeo dijo que se había triplicado el objetivo de los 100 mil millones. Pero es cierto que hay que contar con la inflación y además otros actores no estatales empezarán a aportar al fondo. ¿Eso significa que los países ricos están maquillando las cifras?

Fanny Petit: Sí, exactamente. Si tomamos en cuenta la inflación, prácticamente no hay ningún cambio en comparación con los 100 mil millones de hace catorce años. Y, además, hay que recordar que esa cifra de 100 mil millones fue sacada del sombrero en el último minuto durante la COP de Copenhague, simplemente para evitar su fracaso. No se basaba en ninguna evaluación científica.

RFI: La demanda inicial de los países del Sur era razonable…

Fanny Petit: Digamos que las necesidades reales de los países del Sur, de aquí a 2030, para la transición a energías renovables, la adaptación y las pérdidas y daños, se sitúan entre 5.000 y 6.000 mil millones de dólares al año. La demanda que hicieron – 1.300 mil millones al año – ya era un gesto de buena voluntad, un esfuerzo monumental por su parte. Y ahora les responden con migajas, diciéndoles que será una mezcla de fondos públicos y privados.

RFI: Cuando lo que realmente se necesitaría son principalmente fondos públicos…

Fanny Petit: Exacto, porque los inversores privados solo están interesados en obtener ganancias. Pero financiar la adaptación o responder a los impactos del cambio climático no tiene retorno de inversión. Eso no es rentable, así que sabemos que siempre habrá un déficit. Además, no hay compromisos claros para que la mayoría de estos fondos se entreguen en forma de donaciones y no de préstamos, como ha ocurrido en los últimos diez años. Lamentablemente, financiar el clima a través de préstamos significa condenar a los países a un círculo vicioso de pobreza.