La campaña para los comicios generales de febrero en Ecuador se inició la víspera, en un contexto marcado por la lucha contra las bandas del narcotráfico y las pugnas por el poder entre el presidente Noboa, favorito para la reelección, y la vicepresidenta Abad. 'Ecuador atraviesa un episodio más de una crónica marcada por una cultura política mesiánica y caudillista', analiza el sociólogo Julio Pantal.

Son 16 los candidatos presidenciales, entre ellos la izquierdista Luisa González, quien está pisando los talones a Noboa. González, figura destacada del correísmo, enfrentó a Noboa en el balotaje de las elecciones anticipadas de 2023. Por su parte, el líder indígena Leonidas Iza ocupa un distante tercer lugar en las intenciones de voto.

A pesar del desgaste político provocado por la violencia del narcotráfico, que mantiene atemorizada a la población, y una grave sequía que ha causado apagones de hasta 14 horas diarias durante tres meses consecutivos, Noboa sigue liderando con un 33% de las intenciones de voto. Incluso la disputa con la vicepresidenta Verónica Abad, acusada de desacato, no parece haber afectado significativamente la imagen del mandatario.

"El país ha estado acostumbrado a ver pugnas políticas entre el presidente y su vicepresidenta. Lo que más está afectando al presidente son más bien factores relacionados con su gestión. Esto es lo que más golpea al votante promedio ecuatoriano. Y, en el caso de Daniel Noboa, hay dos problemáticas muy patentes: una, la desaparición de cuatro jóvenes en Guayaquil; y el problema de la crisis energética", comenta el sociólogo Julio Pantal, estudiante de doctorado en Ciencias Políticas de FLACSO.

Luisa González, abogada de 47 años y afín a Rafael Correa, le sigue de cerca con un 29%, según una encuesta de finales de diciembre realizada por la firma Comunicaliza. En el balotaje de 2023, Noboa, un empresario de 37 años y autoproclamado de centroizquierda, ganó con el 52% de los votos para completar el período del derechista Guillermo Lasso.

Sin culminar su mandato de cuatro años, que concluía en mayo próximo, Lasso disolvió el Congreso para evitar ser destituido en un juicio político por corrupción, lo que derivó en elecciones anticipadas.

Pugna con la vicepresidenta

En su afán por extender su mandato, Noboa sostiene una disputa con su vicepresidenta, Verónica Abad, a quien el Ejecutivo acusa de desacato por no asumir el cargo de consejera en la embajada en Turquía, lo que, según el gobierno, constituye una ausencia temporal en sus funciones. Con este argumento, el pasado sábado Noboa designó como vicepresidenta interina a Cynthia Gellibert, ministra de la Administración Pública, hasta el 22 de enero.

Abad, sin embargo, lanzó un desafío. "Asumiré la presidencia (…) por mandato expreso de la ley", declaró el sábado en la plataforma X. El gobierno, por su parte, argumenta que Noboa no está obligado a pedir licencia debido a que no se trata de una reelección, ya que el mandatario ganó elecciones anticipadas para completar el período 2021-2025.

Sobre este conflicto, Julio Pantal opina que "esto forma parte de una historia larga de inestabilidad política y confrontación entre los dos principales cargos del Poder Ejecutivo en Ecuador". Asimismo, critica que "la Constitución ha sido atropellada por el presidente Noboa al pretender destituir a la vicepresidenta mediante artimañas jurídicas. Noboa ha utilizado instrumentos normativos de menor categoría, como un decreto del Ministerio de Trabajo, para destituirla como si fuese una servidora pública común. No es válido que una autoridad electa por voto popular pueda ser removida simplemente de esta manera", sostiene.

Las Fuerzas Armadas han expresado su apoyo al mandatario, mientras que el correísmo considera que Abad debería asumir el poder durante la campaña. Un sondeo de la firma privada Cedatos también coloca a Noboa y González como favoritos, en ese orden.

Cerca de 13,7 millones de ecuatorianos están convocados a las urnas para elegir presidente y vicepresidente en binomio para un mandato de cuatro años, así como a 151 asambleístas y cinco parlamentarios andinos.

Una cultura política 'mesiánica y caudillista'

Julio Pantal concluye que Ecuador atraviesa "un episodio más de una crónica marcada por una cultura política mesiánica y caudillista. En esta ocasión, se trata de un político joven que pretende resolver los problemas del país a través de un reducido círculo de confianza. También estamos viendo las consecuencias extremas de la falta de partidos políticos sólidos y estructuras organizativas serias. El movimiento de Daniel Noboa es simplemente una etiqueta que él utilizó para llegar al poder y colocar a sus allegados. No hay una auténtica militancia. Lo mismo ocurre con el movimiento de la vicepresidenta, que tiene un carácter muy localizado y regional", concluye. 

La campaña se extenderá hasta el 6 de febrero, tres días antes de las votaciones.