El sábado se inauguró la célebre Braderie de Lille, que atrae entre dos y tres millones de personas. Con casi 100 kilómetros de puestos, es el mercadillo más grande de Europa y una de las mayores concentraciones en Francia. Comer papas fritas y mejillones forma parte de este popular evento que reúne a 10 mil comerciantes, entre vendedores de artículos de segunda mano y particulares. Pero las autoridades buscan mejorar la gestión de este evento que tiene lugar cada año el primer fin de semana de septiembre.
Para esta edición 2023, la célebre braderie de Lille es gratuita para los particulares que quieran vender sus objetos de segunda mano. Este importante evento se desarrolla principalmente en las calles del centro histórico de Lille -norte de Francia- hasta las seis de la tarde del domingo 3 de septiembre.
La braderie de Lille es un acontecimiento popular que se celebra el primer fin de semana de septiembre. Sus orígenes se remontan al siglo XII y se considera el mayor mercadillo de Europa y una de las mayores concentraciones de personas en Francia.
Pero las autoridades buscan poner un poco de orden a este popular evento que atrae entre dos y tres millones de visitantes. Desde 2017, la venta de cualquier producto u objeto nuevo está "estrictamente prohibida", como recordó el Ayuntamiento en una rueda de prensa de julio pasado. Ya que lo propio de la braderie es vender objetos usados o de segunda mano.
Papas fritas y mejillones
Además del mercadillo que ocupa las calles de la ciudad, otra característica es comer durante este fin de semana papas fritas y mejillones. En la edición 2009, para darse una idea, se consumieron 500 toneladas de mejillones y 30 toneladas de patatas fritas.
No se sabe a ciencia cierta el porqué de este plato típico, una hipótesis es que el consumo de mejillones se inició de forma un tanto casual, a raíz de las epidemias que afectaron a las aves de corral que tradicionalmente se comían en la Braderie. La primera mención de los montones de conchas de mejillón data del 7 de septiembre de 1904.
Como reto, los restaurantes de la ciudad se proponen tener la mayor pila de conchas de mejillón vacías frente a su local.
Con respecto a esta tradición también las autoridades buscan una mejor gestión de los deshechos y piden a los restauranteros que hagan las pilas de conchas dentro del perímetro de la braderie y señalarlas para que puedan ser recuperadas y recicladas.
Desde 2018, estas conchas son recogidas y recicladas por el Ayuntamiento en colaboración con una empresa local especializada en la creación de objetos a partir de materiales reciclados. Tras ser limpiadas y trituradas, las conchas son transformadas en baldosas.
(RFI y AFP)