El Observatorio de la Coalición contra las Bombas de Racimo difundió el martes su informe 2023 sobre el monitoreo de las minas antipersonales, en el que, entre otros elementos, destaca el uso intensivo de ese tipo de arma en Ucrania desde la invasión de Rusia en febrero del 2022. El informe precisa que en 2022 se produjeron 1.172 víctimas por el uso de esas armas, pese a estar prohibidas por un tratado internacional.

Jared Bloch, responsable de comunicación del Observatorio de la Coalición contra las Bombas de Racimo, explicó a Radio Francia Internacional cómo se han hecho las estimaciones sobre los casos de utilización en Ucrania, cuáles son las ciudades más golpeadas por esas armas y quiénes son las víctimas principales.

Entre las víctimas, muertas o heridas destacan los civiles ucranianos, pero no solo. Habitantes de Azerbaiyán, Irak, Laos, Libia, Myanmar o Siria aparecen también como los países donde las bombas de fragmentación provocaron más daños. Es el balance más elevado desde que el Observatorio inició su publicación en 2010.

Cabe señalar que Ucrania también ha recurrido al uso de esas armas letales "aunque en menor medida", precisa Bloch.

Un total de 16 países siguen produciendo bombas de racimo, entre otros Brasil, China, Israel o Rusia. Entre los países que producían esas minas se encuentran Argentina, Chile, España o Francia.

Uno de los problemas más graves derivados del uso de las bombas de racimo es que "las mismas bombas son veinte bombas que se juntan en una sola munición, y muchas veces no explotan al momento del ataque, se quedan en la tierra y funcionan como minas antipersonales en el suelo, por años", advierte Bloch.

Cuando preguntamos al responsable de comunicación del Observatorio de la Coalición cuál es el mensaje principal que quieren dar a conocer con este informe, no duda un instante: "Hay que dejar de producir esas armas, ya están prohibidas por la convención sobre municiones en racimo.  Sabemos por las evidencias que hemos visto, por la historia, que estas armas provocan grandes daños en las personas y los países. En fin, son los civiles quienes sufren, no son los soldados".