Desde este lunes, Alemania restablece controles en sus fronteras por un plazo de seis meses para luchar contra la inmigración ilegal. Una medida muy controvertida para sus vecinos, como Francia, porque impacta en la vida cotidiana de los ciudadanos de las poblaciones fronterizas.

Reintroducir los controles en las fronteras va en contra de la libertad de movimientos establecida por uno de los pilares de la Unión Europea, el espacio Schengen, por el cual, los ciudadanos pueden pasar de un país a otro sin necesidad de controles. Bruselas recuerda que esta medida debe ser excepcional y proporcional.

Los controles ya estaban vigentes en las fronteras del este y del sur (Polonia, Suiza, Austria y República Checa) y ahora se extienden a las fronteras con Dinamarca, Luxemburgo, Francia, Bélgica y Países Bajos.

En Francia se van a ver afectados 14 pasos fronterizos, entre ellos el Puente de Europa que une la ciudad francesa de Estrasburgo con la alemana Kehl. Se trata de un puente sobre el río Rin por el que pasan camiones, autos, ciclistas y peatones.

Controles en autobuses y tranvías

Allí se han apostado una decena de policías alemanes, según informa nuestra enviada especial, Wyloën Munhoz-Boillot.

Los controles no son sistemáticos cuando se trata de vehículos particulares. El control se centra sobre todo en los pasajeros de los autobuses, medio más utilizado por las personas que intentan ingresar ilegalmente al país.

También hay policías en el tranvía que va de Estrasburgo a Kehl y donde los pasajeros se muestran molestos por los controles de identidad. Si bien entienden la medida por los últimos ataques terroristas que ha habido en Alemania, piensan que los controles serían más eficaces en las fronteras europeas, informa Munhoz-Boillot desde el Puente de Europa.

Uno de los objetivos es ‘detener a los islamistas’

Este domingo, la ministra de Interior, Nancy Faeser, dijo que el objetivo es "reducir aún más la migración irregular, detener a los contrabandistas y a los delincuentes e identificar y detener a los islamistas".

Este cierre de fronteras interviene después de varios ataques en territorio alemán, entre ellos el atentado en un festival de la ciudad de Solingen, en el oeste de Alemania, perpetrado por un sirio de 26 años que mató a tres personas y que fue reivindicado por el grupo terrorista Estado Islámico.

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