Los kosovares empezaron a votar este domingo para elegir a sus 120 diputados en unas elecciones parlamentarias con el ferviente nacionalista primer ministro saliente, Albin Kurti, como claro favorito. Su política anti Serbia goza de un apoyo entre la población. Los sondeos prevén que va a conseguir el 50% de los votos.

Kurti y su partido Vetevendosje ("Autodeterminación", VV) han hecho campaña por desmantelar lo que queda de las instituciones serbias en Kosovo, al tiempo que expanden el alcance del gobierno a las zonas de mayoría serbia.

"El domingo será un referendo histórico", declaró Kurti en un mitin la noche del viernes en Pristina, la capital de este territorio que se separó de Serbia en 2008.

La hostilidad entre Kosovo y Serbia ha persistido desde la guerra de los años 1990 entre las fuerzas serbias y los insurgentes albanokosovares. Belgrado se ha negado a reconocer la declaración de independencia kosovar.

Desde que llegó al poder en 2021, Kurti busca implantar una política de resistencia ante Serbia.

Sus iniciativas han sido bien recibidas por gran parte de la mayoría albanokosovar, y una de las pocas encuestas disponibles proyecta que el VV podría alcanzar cerca de la mitad de los votos.

La campaña de Kurti ha insistido en que el gobierno tiene más control del territorio kosovar que en cualquier otro momento desde la independencia.

El país tiene una población de 1,6 millones y otros 800.000 en el exterior, sobre todo en Alemania y Suiza.

Tras el fin de la guerra, restos de las instituciones gubernamentales serbias continuaron brindando servicios –desde la salud hasta la educación– a los serbios dentro de Kosovo.

Pero Kurti ha buscado poner fin a ello en el último año.

Muchos de los rivales de Kurti, repartidos entre una veintena de partidos opositores, han centrado su campaña en la incertidumbre económica de Kosovo, uno de los países más pobres de Europa donde gran parte de su población ha migrado desde 2011. (AFP)