Hace más de cuarenta años que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) oficializó el ocho de marzo como fecha de conmemoración de la lucha a favor de los derechos de las mujeres. Así como, reconocer su valor y recordar tanto a las pioneras de los movimientos, como a las que perecieron en los actos de protestas. República Dominicana no es excepción en este sentido, se celebran actos y reconocimientos tanto desde el gobierno, como desde entidades que luchan por la causa. En otra ocasión hemos llamado la atención sobre la importancia de no trivializar la fecha. Aunque este punto sigue siendo de vital importancia, es necesario poner el ojo en los sectores sociales y familiares que resultan caldo de cultivo para la violación de derechos y fortalecimiento del patriarcado.
Un sector importante es el ámbito laboral, puesto que, aunque parezcan normales por la fuerza de la costumbre hay comportamientos y decisiones que constituyen actos de violencia. Un ejemplo muy claro es la diferencia salarial, un estudio del Banco mundial del 2023 así lo confirma, las mujeres ganan 30% menos con respecto a los hombres en sectores como hotelería, bares y zonas francas. En este mismo contexto se da el acoso, no solo de parte de superiores, sino, de compañeros de trabajo; una muestra desgarradora fue el caso de Paula Santana Escalante, de quien su madre manifestó que era acosada, pero que no lo había dejado porque de ahí pagaba la universidad, la joven fue violada y muerta a manos de dos compañeros, según reporte de la Policía y el Ministerio Público.
El sector educativo representa la columna vertebral de una sociedad que mantiene y estimula la conquista y preservación de derechos para todos sus ciudadanos. Desde el currículo es importante que el valor de la igualdad constituya un eje transversal en actividades, contenidos y lecturas que coadyuve a la concepción de que los seres humanos son susceptibles de derechos en la misma proporción. Las autoridades educativas no solo deben velar por estos desde una perspectiva pedagógica, sino, por el compromiso de todos los sectores involucrados en la educación.
Al igual que los sectores mencionados el entorno familiar debe ser un espacio de convivencia sana donde se respeten los derechos de todos sus miembros. Debe revisarse el uso del poder por parte de cada uno para evitar el abuso. Las tareas domésticas deben ser compartidas sin distinción de género a fin de cada miembro pueda dividir su tiempo entre lo doméstico, la formación intelectual, el trabajo productivo y el ocio. De esta manera ninguno estaría recargado ni se impondría sobre el otro.
En fin, Tanto las autoridades como cada ciudadano deben poner el ojo en todos los sectores sociales, para lograr la igualdad entre las personas sin importar el género. Una sociedad de individuos libres supone el respeto, el debilitamiento del patriarcado y el sentido de posesión que tienen hombres sobre mujeres. Por medio de la educación y la vigilancia a los organismos de poder en todos los ámbitos se lograría una convivencia pacífica en igualdad de condiciones, sin más Paula Santana Escalante muertas en su centro de trabajo, ni más Anny Gabriela Rosario Beltré herida en un aula universitaria.