El presidente Luis Abinader pronunció un discurso en la IX Cumbre de las Américas, celebradas en Los Ángeles, Estados Unidos.
En su alocución el presidente dominicano rindió cuentas de lo que se ha podido lograr desde su gestión en el gobierno, las alianzas, la reapertura económica y reiteró su llamado a la comunidad internacional a ir en auxilio por el pueblo haitiano que hoy día vive una de sus peores crisis.
A continuación las palabras íntegras pronunciadas por Luis Abinader en la Asamblea que agrupó a los presidentes y líderes del continente Americano:
Señoras y señores,
A República Dominicana, nos ha costado mucho esfuerzo y sacrificio conquistar la libertad de la que hoy goza y que garantiza a sus ciudadanos y ciudadanas el disfrute pleno de sus derechos, la igualdad de todos ante la ley y la potestad de exigir a sus gobernantes transparencia y rendición de cuentas.
Temas tradicionales de discusión de estas cumbres como la lucha contra la corrupción y el narcotráfico y la defensa de la democracia puedo decir, con seguridad y orgullo que, en menos de dos años, nuestro gobierno ha hecho avances considerables.
Hoy no hay impunidad en República Dominicana, hemos nombrado un Ministerio Público independiente, y hemos promovido la designación de profesionales autónomos en organismos neurálgicos, como: la Cámara de Cuentas, el Tribunal Constitucional, el Tribunal Superior Electoral y la Defensoría del Pueblo. Los controles establecidos garantizan que las diversas formas de corrupción hayan disminuido significativamente en una sociedad en la cual, como la nuestra, existía una “Cultura Generalizada de Corrupción”
Además, hemos manifestado nuestro firme apoyo a las propuestas surgidas en el seno del Congreso Nacional para que este poder constitucional apruebe una Ley de Extinción de Dominio, con la que esperamos proteger adecuadamente el patrimonio público de los dominicanos y dominicanas.
Nuestro compromiso con la democracia se refleja además en las acciones externas del gobierno dominicano, asumiendo con entusiasmo nuestra participación en la Alianza para el Gobierno Abierto (AGA), de la que seremos sede de su próximo encuentro.
Cuesta creer que en solo 22 meses de gobierno hemos incautado igual cantidad de drogas ilícitas, que en los últimos 16 años previos a mi administración.
Todo este esfuerzo por la transparencia, la lucha contra la corrupción, el narcotráfico, el fortalecimiento del sistema de justicia y la seguridad jurídica nos han convertido en un país propicio para la inversión, pero sobre todo, en un Estado que tiene en cuenta las necesidades y reclamos de su población.
Luchamos por un Estado inclusivo, que apuesta por el progreso y con igualdad de oportunidades para todos y todas.
Este fue el espíritu que nos guió durante lo peor de la pandemia del COVID-19. República Dominicana fue uno de los primeros países latinoamericanos en relanzar la plena actividad económica, logrando una de las mayores y más rápidas tasas de recuperación a nivel mundial. Somos ejemplo de buena gestión de la pandemia, por lo que hemos sido reconocidos recientemente por la Organización Mundial de la Salud.
Aplicamos más de 15 millones de dosis de vacunas, lo que ha contribuido a que la tasa de letalidad promedio sea de sólo un 0,7 %, una de las más bajas de la región.
Para mitigar los efectos negativos de la pandemia, se aumentó el acceso al crédito para las actividades productivas, se expandieron los programas sociales para los más vulnerables, incluyendo políticas laborales, así como el apoyo al transporte y a la seguridad alimentaria de la población.
Todo esto permitió que en 2021 el PIB creciera un 12,3% con relación al 2020. La recuperación de los sectores productivos ha permitido perfilarnos para 2022 como una de las tres economías de mayor crecimiento y resiliencia de América Latina, de acuerdo al Fondo Monetario Internacional, Forbes y Moody’s.
En un mundo globalizado y desde una economía insular, apostamos por las alianzas internacionales como medio para potenciar nuestras ventajas competitivas como país y como región. Así, hemos impulsado la Alianza para el Desarrollo en Democracia junto a los gobiernos de Costa Rica y Panamá para promover la recuperación de nuestras economías en el marco de la defensa de los valores democráticos, las sociedades abiertas, los derechos humanos y el multilateralismo.
No obstante, tres temas urgentes amenazan nuestro crecimiento y bienestar.
La invasión rusa a Ucrania ha generado en nuestro país y otros países del Caribe, un impacto mayor a otros de la región ya que no tenemos hidrocarburos y somos una economía muy abierta, que depende de las materias primas importadas. Es la primera vez que nuestro gobierno no cuenta con un país amigo que le ayuda a mitigar el shock petrolero. En los años 80 con el acuerdo de San José, de México y Venezuela y después Petrocaribe de Venezuela hasta el 2014, con financiamiento y precios especiales, nos ayudaron a mitigar las alzas del petróleo de esas épocas. Hoy hacemos un enorme sacrifico fiscal para subsidiar combustibles, fertilizantes y alimentos.
Esta realidad nos compele a buscar vías que nos garanticen nuestra seguridad energética y alimentaria. Urge tomas medidas de abastecimiento que reconozcan que estamos en una “economía de guerra” flexibilizando las restricciones, así como buscando financiamiento en términos concesionarios que nos permitan, a los países de ingreso medio, enfrentar esta crisis, la más compleja del último siglo y que ya está haciendo estragos en la región.
Se hace urgente la creación de mecanismos nuevos y creativos para conceder financiamiento blandos o concesiones, pues de no enfrentarse adecuadamente esta crisis, aumentará el creciente descontento social y sus consecuentes conflictos, que afectarían seriamente nuestras democracias.
Justo ayer, reunidos con el Presidente Biden, la Vicepresidente Harris, los países hermanos miembros del Caricom y nosotros en representación de Republica Dominicana, sostuvimos un encuentro muy sincero y productivo. En esta reunión, donde el Presidente Biden y la Vicepresidente Harris fueron muy receptivos y demostraron su empatía con la región, se acordó establecer comisiones conjuntas, que de manera urgente trabajen en recomendaciones que empiecen a ser aplicadas de inmediato.
Un segundo tema es la seguridad. Los extraordinarios golpes al narcotráfico durante nuestro gobierno han generado una reacción de otros tipos de delincuencia en nuestro país. La colaboración en la lucha contra el narcotráfico no solo debe de ser para detener el flujo de drogas hacia el norte sino también para ayudar en la seguridad ciudadana de nuestras naciones, afectadas por las organizaciones criminales que utilizan a nuestros países como puentes.
Y tercero y no menos importante, tengo la necesidad y el deber de pronunciarme, como en anteriores ocasiones, sobre la imperiosa necesidad de que la Comunidad Internacional, y en particular los países de Las Américas, actúen sin demora ante la dramática situación por la que atraviesa Haití.
Haiti, que históricamente ha pagado muy caro sus deudas con países desarrollados, grita, clama por una acción coordinada que pacifique ese país: el más pobre del hemisferio occidental. Es para mi y nuestro gobierno injustificable que esta comunidad de naciones permita que un Estado, en el medio del continente americano, tenga gran parte de su territorio controlado por bandas criminales. El pueblo haitiano está sufriendo las consecuencias de la inestabilidad y la inseguridad que han generado estas pandillas y que obliga a sus ciudadanos a buscar otras alternativas para sobrevivir, aumentando de forma significativa la presión migratoria principalmente sobre República Dominicana y en menor medida a otros países de la región.
Republica Dominicana no puede cargar sola con los problemas de Haiti. De hecho ya esta haciendo demasiado, mucho más de lo que puede. La situación del vecino país ha desbordado los limites de un problema migratorio; es, para los dominicanos, un tema de seguridad nacional, por lo que haremos lo necesario, como haría todo país soberano ante una amenaza similar, para asegurar adecuadamente nuestra frontera.
Le compete a la comunidad internacional asumir definitivamente un mayor compromiso con el pueblo haitiano, con una mayor implicación y, de manera urgente, trabajar por su pacificación y recuperación definitiva.
Señoras y señores,
Es el momento en que todos los países de America trabajemos juntos buscando soluciones a nuestros problemas y que Estados Unidos ponga su mirada en la región y demuestre, una vez más, su compromiso con liderar el desarrollo social y económico de nuestro continente. Si lo hacemos, todos juntos, no solo saldremos de las dificultades y crisis del momento sino que vamos a demostrarle al mundo que somos el continente del futuro.
¡Muchas gracias y que Dios bendiga nuestros países!