¿Ecología o fin de la naturaleza?

 Vivimos más que nunca en la época de la cibernética, donde los aparatos y el medio ambiente se están volviendo organísmicos. El medio ambiente participa activamente en nuestras actividades cotidianas, y el advenimiento de la smartización planetaria implica precisamente que la recursividad será la principal modalidad de computación y operación de nuestro medioambiente futuro. La recursividad de los algoritmos equipados con big data penetrará en cada aspecto de los órganos humanos y sociales (Yuk Hui, Recursividad y Contingencia. 2022, p.267).

Indagar a Hui es dar vueltas y revueltas de manera convergente y divergente, que nos van llevando por diversos conceptos como son: contingencia, recursividad, naturaleza, ecología,  mecanicismo, cibernética primer y segundo orden, información, sistema, coevolución y el vitalismo de Bergson, la autopoiési, de Maturana y Varela y el pensamiento complejo y parte de la reflexión filosófica de la tecnología, tanto occidental como asiática, como lo es China; de ahí, el mapa  conceptual que se desprende de su concepción de la cosmotécnica y que nos llegan de unos  giros recursivos y de contingencias  que van y vienen, dada la riquezas de su pensamiento en el ámbito filosófico tecnológico (1).

Es importante señalar que el cibermundo edificado en lo cibernético, tecnológico e inteligencia artificial  no son simplemente objetos que podemos manipular o controlar a nuestro antojo, sino que son objetos que tienen su propio entretenimiento, morada y su propia configuración de ser. Por lo tanto, de acuerdo con Hui, antes de condenar a la cibernética como un mecanismo de control o gobernanza, necesitamos desarrollar una nueva comprensión de la cibernética, de acuerdo con los conceptos de contingencia y recursividad para ver así a qué problemáticas nos estamos enfrentando.

Esto es de suma importancia, dado que el mundo cibernético en el que estamos viviendo, se caracteriza por la smartización en cuanto integración y conectividad de dispositivos y sistemas digitales inteligentes y softwares de inteligencia artificial en la vida cotidiana, con el objetivo no solo del control virtual sino también, para mejorar la ciberseguridad, la seguridad y la calidad de vida.

Ya el filósofo Gibert Simondon (2007) llegó desde lo cibernético a criticar en su época el prejuicio técnico, y dijo que no hay desvinculación entre los objetos técnicos y la sociedad y la cultura, por el contrario, se desarrollan en una vinculación compleja en esa sociedad y cultura en que vivimos, ya que los objetos técnicos no son caja de herramientas o simplemente productos de la tecnología, sino que están influenciados por factores sociales, culturales y políticos.

Este enfoque de Simondon va en su comprensión de la relación que hay entre la teoría de la información y del estudio de los esquemas de mando, de automatismo y autorregulación, porque será “el vínculo entre ambas tendencias, que permitiría el descubrimiento de los valores en las realidades técnicas y su incorporación a la cultura” (2007, p.165).

Lo expuesto por Simondon entra en la relevancia del discurso filosófico y cibernético de Hui, en cuanto que recorre una filosofía de la naturaleza que luego se articula y rearticula con una filosofía cibernética que tiene que ver con una compleja relación entre ecología, teoría de sistema, contingencia y recursividad.

Partiendo de esto, es que en el texto Recursividad y Contingencia (2023), que venimos estudiando, Hui, va recorriendo la filosofía de la naturaleza, que va desde Spinoza, quien postula que la naturaleza es una sustancia única, hasta Fichte, que afirma que la naturaleza es creación del Yo “donde tiene lugar la autogeneración de la naturaleza y pasando por el filosofar de Schelling, que sostiene que en la naturaleza lo prioritario no es el Yo, y que todo está interconectado en “uno y todo” (Hui,2022. p.83). Además de recorrer a Hegel, Nietzsche, entre otros. En todos ellos va dando vueltas y revueltas, en ocasiones encontrando ideas que apuntan a lo recursivo, a la teoría de sistema y la contingencia, a su enfoque ecológico y cibernético.

Lo recursivo entra en Hegel, de manera puntual, en el texto La fenomenología del espíritu.  Este filósofo del siglo XIX se había anticipado a la elaboración filosófica de sistema.  De acuerdo con Hui, así como Kant reflexiona y enfatiza con relación a lo orgánico, Hegel hace hincapié en el holismo del ser viviente, en el que lo orgánico es abordado como movimiento autosuficiente, que de manera permanente produce y elimina las diferencias.

Es por eso, que Hui, ve como no disparatado trazar una construcción y reconstrucción categorial que va desde el organismo general de Schelling, pasando por el superorganismo de Hutton, hasta llegar a la Gaia de Lovelok, la cual se puede ir viendo como una filosofía de la naturaleza que muta en cibernética.

De ahí, que expresa:” La ecología es un concepto cibernético en el que la filosofía de la naturaleza es desplazada por la teoría de sistema, dado que la Ecología es un término acuñado por el biólogo darwinista alemán Ernst Haeckel, quien la definió como la entera ciencia de las relaciones del organismo con el mundo exterior circundante” (2022, p.114).

Esta afirmación que pone en tela de juicio la concepción de la naturaleza en el ámbito cibernético no significa que en su totalidad esta se haya vuelto artificial, más bien: “quiere decir que la naturaleza, en cuanto a categoría de nuestro sistema de pensamiento, ha adquirido un significado muy diferente, porque la perspectiva desde la que la observamos se ha desplazado por efecto de la tecnología” (Hui, p.115).

Por tal motivo, “la filosofía de la naturaleza de Schelling, la teoría de sistemas, el organismo y la teoría de Gaia constituye intento por superar la extensión del mecanicismo a una escala planetaria después de la Revolución Industrial”, esto ha dado como resultado que “la Tierra se convierte gracias a ellos en una Tierra artificial: Antropoceno quiere decir, antes que nada, la realización de esta Tierra artificial como sistema cibernético” (p.123).

Vivimos en mundo y cibermundo como híbrido planetario más allá de la naturaleza como especie de ingenuidad, inocencia o pureza intrínseca y que supuestamente ha sido corrompida por el ser humano, tal como lo pensó Rousseau, quien llegó argumentar en el 1750, en su discurso sobre las ciencias y las artes, cómo estas, aunque no destruyen la naturaleza, sí la falsean y la manipulan (Merejo, 2008).

En Las palabras y Las cosas, Foucault (1984) critica los conceptos de bondad, belleza y romanticismo, atribuida a una naturaleza primigenia que todavía se planteaba, antes de finales del siglo XVIII, la historicidad viva de esta, el paso de lo inorgánico a lo orgánico entra en acción y de manera específica y el animal devorando a otros para alimentarse, la lucha salvaje: “Al devolver su esencia más profunda del vegetal al animal, la vida borra espacio del orden y vuelve a ser salvaje. Se revela como mortífera en el movimiento mismo que la consagra a la muerte. Mata porque vive. La naturaleza no sabe ya ser buena” (Foucault, p.272).

Es bueno subrayar que hablar del fin de la naturaleza entra en el plano de lo categorial, que a la vez entra en la categorización, en cuanto proceso de interrelación de lenguaje- pensamiento- discurso, por el cual  organizamos  objetos y conceptos en categorías específicas,  lo cual no significa que no haya bosques , montañas majestuosas, faunas, animales u otros tipos de seres vivos;  es obvio que estos existen, al igual que el jardín que rodea mi casa con sus flores y árboles frutales; más bien, es que la naturaleza es reconocida como lo otro de la “Idea en el todo y por lo tanto arde como el ave fénix (…), en tal caso Hui, cita a Hegel para afirmar que  “La muerte de la naturaleza es el nacimiento del espíritu” porque en “Lugar  de ver el espíritu como parte de la naturaleza,  Hegel sacrifica la naturaleza al espíritu para la liberar la naturaleza”. (p. Hui, 2022, p.150).

Ahora bien, abordar la ecología como concepto, de acuerdo a Hui, es ir más allá de la concepción idealista sobre naturaleza de Schelling como espíritu visible, y de la concepción de Hegel de ver esta como nacimiento del espíritu, dado que involucra todo un pensar la naturaleza como sistema cibernético envuelto en recursividad y contingencia.

Es importante destacar que la ecología es una ciencia que se enfoca en el estudio de las relaciones entre los seres vivos y su entorno. Esta relación permite una dinámica importante para el flujo de energía dentro de los ecosistemas y promueve relaciones entre organismos vivos generando beneficios que contribuyen al desarrollo de todos los componentes de un determinado entorno vital.

En cuanto a la complejidad de la ecología, como menciona Hui en su ensayo “Fragmentar el futuro. Ensayo sobre tecnodiversidad” (2020, Pp.114-115), la ecología es un concepto importante, pero no está exento de ambigüedades e insuficiencias para entender la complejidad propia de las sociedades humanas. La complejidad es tal que el ser humano no es pasivo, sino que vive de una praxis social y, por lo tanto, “inventa herramientas y modifica el medio ambiente”. Además, el ser humano se adapta al medio exterior y “adopta y transforma dicho medio a través de la técnica”. En tales “procesos de adaptación y adopción se observa una reciprocidad entre el ser viviente y el medio ambiente”, lo que Hui define como “organicidad”, dado “el hecho de que no solo intercambia información, energía y materia, sino que forma una comunidad humana, que es mucho más que la suma de los humanos que la componen, incluye al medio y otros seres no humanos” (Hui, 2020, Pp.115-116).

Hui argumenta en ese ensayo (Ibid.116), que, en McLuhan, el concepto de ecología dejó de ser un concepto biológico y que él consideraba al planeta Tierra “como un sistema cibernético monitoreado y gobernado por el conjunto de las máquinas de la tierra y en el espacio exterior (…).

Desde esta perspectiva, Hui asume el concepto de hibridación, el cual he venido trabajando en mis investigaciones respecto al espacio- ciberespacio, virtual- real- mundo- cibermundo, como híbrido del planeta Tierra que inició el moldeamiento tecnológico cibernético y digital a partir de finales de la década de los cincuenta del siglo XX. Con la relación a esto dice: “La hibridación del medioambiente natural y las máquinas constituyen así un enorme sistema cuya conceptualización conduce al fin de la naturaleza al comienzo de la ecología (…) la ecología no es un concepto de la naturaleza sino un concepto de la cibernética.” (2020, ibid.)

La evidencia se va dando cuando James Lovelok describe el sistema ecológico de la tierra, que lleva el nombre de Gaia, que en la mitología griega es la diosa de la Tierra, término que fue sugerido por el novelista Wiliam Golding, el famoso escritor de la novela El señor de las moscas. Para explicar su teoría, Lovelock 2021) “Sostiene que, desde que comenzó, la vida ha trabajado para modificar su entorno” y que “la tierra es un único organismo vivientes” ( Lovelok, Pp. 31-33).

El cibermundo es un sistema cibernético social, cultural, político y económico donde el sujeto cibernético se encuentra sujetado en una recursividad y contingencia, que el negarlo es caer no solo en la ignorancia sino también, en un nihilismo, en cuanto que vive en este sistema negando su valor, su importancia y con la imposibilidad de desentenderse de este. Esto conduce a un vivir en una angustiada existencia, sin propósito y atrapado en La crisis de la Narración (Han,2023).

Nota: (1). Estas dos últimas entregas son menos densas en cuanto exposición metodológica filosófica- cibernética, de crítica- continuidad de este cibermundo en que vivimos. Pretendo insertarme de manera más minuciosa en sus trabajos con el objetivo de publicarlos en una revista indexada para el primer trimestre de 2024. Esto, dado que hay una densidad en su exposición metodológica de suma importancia que requiere otro tipo de publicación en la que se resalte su tesis sobre Cosmotécnica como estrategia cosmopolítica .