“Yesterday” es un poema de Ana Rossetti. En la página que hemos consultado, no pudimos encontrar el poemario donde aparece. Sin embargo, ese poema se encuentra con otro título, “In confesiones de Gilles de Rais”, en el poemario Los devaneos de Érato, de 1980, su primer poemario publicado. Aparte del título, los dos poemas son exactamente iguales. La versión “In confesiones de Gilles de Rais” lleva una cita de O. Mirebau que reza así: “…se hallaba tendido en una chaisse-longue, y tenía en su blanca mano una rosa sin perfume”. Como se advierte, en este verso hay una imagen decadente. La que hace la observación en la cita, presumimos, es una mujer. Y es una mujer ya madura, de cierta edad, la cual se identifica con la “rosa” que ya no tiene “perfume” en manos de la otra persona, un hombre (“tendido”). Como la rosa está por marchitarse, ya que perdió su perfume, así la mujer perdió su juventud, esto es, lo que fue su propio “perfume”. Lo cual nos indica que “Yesterday” es un poema que trata de la juventud que se fue, pero que la persona que se describe trata desesperadamente de revivir. ¿Cómo? A través de la relación íntima con un muchacho. Para ella, en la juventud del amante es posible volver a vivir su juventud desaparecida.
La pregunta que ahora se presenta es por qué el poema se titula “Yesterday”. No creemos que sea una exageración sostener que ese título se relaciona con otro título, el de una famosísima canción de los Beatles, “Yesterday”, compuesta y publicada en 1965. El poemario Los devaneos de Érato, como dijimos, fue escrito en 1980. Es decir, que, en vista de las fechas y la gran popularidad de la canción, no lo consideramos para nada descabellado que ambas cosas estén relacionadas entre sí. (Ana Rossetti nació en 1950 y era una adolescente cuando los Beatles estaban de moda.) También la canción de esa agrupación musical trata de un tiempo que fue mejor que el presente y que se fue. Tanto el poema, como la canción, representan la nostalgia por algo irreparablemente perdido, pero que puede volver al presente, volver a la vida, a través de la magia de la composición poética.
En “Yesterday”, la situación que se nos describe es la de una seducción. La persona mayor, una mujer, seduce a un menor, el chico en cuestión. Ella posee una experiencia sexual que él no posee. De hecho, todos los avances en la relación vienen de ella, no de él. La mujer tiene el dominio de cuanto pasa y lo está. Ella inicia y lleva a cabo la seducción. No se trata de que el muchacho goce de la experiencia; se trata de que ella exprima de él sus fluidos vitales. Lo que denota que la relación en su totalidad se reduce a una relación de vampirismo. Sin duda, el muchacho le agradece a esa mujer que lo haya iniciado en la vida sexual. Experimentará algo placentero. Pero sus sentimientos no importan desde el punto de vista de la mujer. El vampiro puede hacer que su víctima goce del acto que se lleve a cabo; solo que, desde su punto de vista, la víctima no cuenta o cuenta muy poco. Lo que cuenta es su propio gozo personal. Es ese gozo lo que hace que su sangre vuelva a correr por sus venas. Que la sangre sea de esta u otra víctima, no tiene esa gran importancia.
Es en el vampirismo al que hemos hecho mención donde se encuentra la relación de “Yesterday” con su otro título, “In confesiones de Gilles de Rais”. “In confesiones” quiere decir “autoconfesiones”. La vampiresa del poema nos cuenta su experiencia y lo que significa esa experiencia para ella. Pero no es tanto a nosotros que el relato está dirigido cuanto que a sí misma. Al vampiro, como hemos dicho, no le importan la víctima y sus posibles experiencias; le importan, por el contrario, exclusivamente su propia persona y sus propias experiencias. En el gozo sexual, no le devuelve la vida a la víctima, sino al victimario, el cual solo manipula a pareja víctima para conseguir, a través de la experiencia del coito, la sensación de vivir nuevamente algo que desapareció para siempre. Por lo tanto, toda la escena y su registro en el poema es una forma de autoconfesión. Yo que soy vieja, que estoy “marchitada”, muerta, vivo ahora porque consumo los fluidos vitales de ese muchacho al que estoy seduciendo.
Gilles de Rais se caracterizaba, en muchos aspectos, por este tipo de vampirismo. Torturaba y violaba niños con el mismo propósito que un vampiro o es lo que se cree. En este sentido, el vampirismo se relaciona con el satanismo. Hay que destruir la inocencia ajena, la de la víctima, en la ilusión que esa inocencia sea parte de nosotros. O dicho en mejores términos, hay que destruirla porque es una acusación contra nosotros, el recuerdo de lo que fuimos en el pasado y que ya, a causa de nuestras aberraciones, no podemos ser nunca más.
Si se nos objetara que el personaje mayor de edad, el seductor, en el poema es una mujer, y Gilles de Rais era un hombre, entonces hay que poner sobre el tapete otro personaje histórico estrechamente ligado a la figura de Gille de Rais. Este personaje sería Erzsébet Báthory, la así llamada “Condesa sangrienta”, la cual, al igual que Gille de Rais, torturaba y violaba niños para satisfacer su sed de vampirismo. En otras palabras, podemos argüir que, aunque en el poema se mencione a Gille de Rais en el título, la figura femenina que aparece se remonta a este personaje. En efecto, a la “Condesa sangrienta” se le llamó así, no tanto por los muchos niños que asesinó, sino por la sangre que de ellos ella bebía y en la cual se bañaba en la desquiciada ilusión de que le regresaba su juventud perdida.
Ana Rossetti escribe poemas eróticos. Ella forma parte de toda una serie de poetas que, inspiradas en el feminismo y la liberación de las mujeres, entiende que, en las relaciones sexuales, hay que invertir los roles. Tradicionalmente, era el hombre el que iniciaba a la mujer en el sexo. Esta tenía que ser pasiva. No tenía que experimentar gozo, el cual estaba reservado –en una cultura machista al fin– solo al hombre. Las feministas cambiaron esta percepción de las cosas, ya para los años sesenta, con el advenimiento de la liberación femenina, la pastilla anticonceptiva y la legalización del aborto. En este sentido, ya la mujer no solo era libre en términos sociales; también podía serlo en términos sexuales. La que iniciaría en el acto sexual sería ella, no el hombre. El gozo no sería tanto del hombre, considerado meramente como un zángano, sino de la mujer, a través de su orgasmo. Que es precisamente lo que ocurre en el poema. Es la mujer la que inicia al “muchacho” en la vida sexual. La figura pasiva es él, no ella. Es ella la que desenvaina su “columna tersa” y que nos dice cómo le practicará la felatio (“su cimera encarnada y jugosa/tendrá el sabor de las fresas, picante”). La fresa, en términos simbólicos, es un eufemismo del pene. El muchacho, ella nos dice, no sabe cómo actuar (“presenciar la inesperada expresión/de su anatomía que no sabe usar”). Y entonces es ella misma quien le guía el pene (“mostrarle el sonrosado engarce/al indeciso dedo [pene], mientras en pérfidas/y precisas dosis se le administra audacia”) hacia su propio sexo.
Para Rossetti, esta experiencia no solo es “adorable”, como nos dice al inicio, sino que terminará siendo algo perverso; es decir, que la mujer ya no se contenta con tener sexo con un hombre; su liberación le ha demostrado que, al igual que el hombre en el pasado, ahora puede también pervertir a los inocentes (“Es adorable pervertir/a un muchacho, extraerle del vientre/ virginal” etc.). Lo cual implica que detrás de las poetas eróticas como Rossetti se encuentra mucho más que el anhelo generalizado de las mujeres de ser libres. Buscan tener la igualdad total con los hombres, aunque esto signifique corromper a menores inocentes. Ya que eso era lo que los hombres hacían en el pasado, también vamos a hacerlo nosotras. Algo similar ocurre con el vestir uniformes y matar gente en guerras absurdas. Si no se dedican a esa actividad, entonces las mujeres no serían auténticamente iguales a los hombres y libres como deberían serlo. Si hubo un Gilles de Rais, también hubo una “Condesa sangrienta”. Hay que cerrar el círculo a cualquier costo.
En lo que respecta a la estructura externa, el poema se compone de diecisiete versos; su tono es narrativo y descriptivo, que nunca cambia. Se destaca el yo lírico femenino de la poeta que ha trastocado el rol sexual entre el hombre y la mujer. El número de sílabas de los versos, que son libres, es de 12, salvo una que otra que es de 11 y de 13. El poema, de una concentrada intensidad emocional, termina tal como empieza.
Creemos que, para valorar el poema “Yesterday”, aparte de lo que se ha expresado hasta aquí, para estar claro, es necesario regresar a la poesía clásica, la de Safo. A las poetas como Rossetti les gusta pretender que se inventaron algo nuevo y fuera de serie; sin embargo, no es así. Lo que ellas practican podemos fácilmente encontrarlo tanto en Safo, como en otras poetas de la antigüedad, como Ovidio, por ejemplo. Y no solamente se da en tiempos tan remotos, sino que siempre hubo una poesía erótica. Por cierto, mucha de esa poesía, por varias razones, la escribían los hombres. En ella, es más que común denigrar a las mujeres. Lo nuevo, entonces, es que ahora sean las mujeres que la produzcan ese tipo de poesía, y, ya que insisten en ser iguales y hasta superior a los hombres, no debería extrañar que, en ella, las poetas denigren a los hombres. Es que ahora le toca su turno, dirían.
(“Yesterday”
Es tan adorable introducirme
en su lecho, y que mi mano viajera
descanse, entre sus piernas, descuidada,
y al desenvainar la columna tersa
su cimera encarnada y jugosa
tendrá el sabor de las fresas, picante
presenciar la inesperada expresión
de su anatomía que no sabe usar,
mostrarle el sonrosado engarce
al indeciso dedo, mientras en pérfidas
y precisas dosis se le administra audacia.
Es adorable pervertir
a un muchacho, extraerle del vientre
virginal esa rugiente ternura
tan parecida al estertor final
de un agonizante, que es imposible
no irlo matando mientras eyacula.)