Posiblemente sea de los pocos dominicanos que haya visitado a Yemen en noviembre de 1991, ése hecho me dejó marcado para siempre. Todos los que acontece en Yemen es de mucho interés para mí. Yemen es un país desconocido para muchos en el mundo, muy a pesar de su histórica lucha y el heroísmo de su pueblo. El presidente para entonces, general Ali Abdullah Saleh, hizo un encuentro con un reducido grupo de periodistas; donde nos narró la histórica lucha del pueblo yemeníes. Para entender el alcance y la dimensión de la decisión yemení de apoyar con todos los recursos a su alcance la justa lucha del pueblo Palestino es necesario trasladarse a la historia milenaria de ese país.
La República de Yemen está ubicada en un lugar estratégico del planeta, en una región de confluencia de rutas comerciales que conectan Asia, la zona oriental de África y el Mediterráneo. Su territorio, situado en las costas del mar Arábigo a las puertas del mar Rojo, domina el estrecho de Bab el Mandeb, colocándolo en un lugar privilegiado del globo terráqueo sobre todo a partir del siglo XX cuando, por una parte, se descubrieron en la región grandes yacimientos de energía (petróleo y gas) y por otra, al considerar el enorme crecimiento económico y desarrollo de Asia Oriental que transformaron a Yemen en el paso obligado de la mayor parte de comercio mundial.
Las antiguas ciudades del territorio se unificaron en la antigüedad en el bíblico reino de Saba. Ya desde ese momento comenzó la lucha de los habitantes de la actual superficie yemení por su liberación e independencia, al tener que enfrentar al imperio romano en el siglo I de lo que se conoce como nuestra era. La poderosa Roma fue puesta de rodilla con su derrota en su intento de dominación de Yemen.
A diferencia del resto de la península arábiga, el actual Yemen poseía una vegetación prodigiosa que le proporcionaba cuantiosas riquezas a su población, por las grandes posibilidades de consumo y comercio que ofrecía. Así, se le atribuye al matemático griego Ptolomeo la denominación de Yemen como la “Arabia feliz”.
En la construcción del relato histórico, los yemeníes tuvieron que enfrentarse a los himyaritas que desde su religión judía persiguieron a la mayoría de la población cristiana hasta la intervención de los etíopes en el siglo VI. El islamismo llegó a la región durante el siglo VII comenzando a configurar una cultura que se sustentaba en la imbricación de variados saberes que hicieron grandes aportes a la humanidad.
Sin embargo, durante muchos siglos, Yemen se mantuvo al margen del desarrollo cultural y económico que estableció el islam. Empezando el siglo XV fue que el territorio actual de Yemen inició a tener valor estratégico. En el interés de expansión comercial, los europeos iniciaron la dominación de territorios a todo lo largo y ancho del planeta. Los primeros europeos en llegar a la región fueron los portugueses que controlaron al país a fin de controlar la vía marítima que les permitía el comercio de especies desde Asia a Europa a través del mar Rojo.
En el siglo XVI se inicio la conquista otomana con la ocupación de algunos lugares en la costa del mar Rojo, mientras el interior del país y la costa sur permanecieron independientes, gobernados por un imán. Poco después los ingleses hicieron su aparición en la zona, al instalar un puesto de la compañía de las Indias en el puerto de Moka en el mar Rojo.
Ya en el siglo XIX los británicos expandieron su presencia al ocupar todo el extremo sudoccidental, instalándose en 1839 en Adén, mejor puerto de la región, al tiempo que en 1872 los turcos consiguieron consolidar el dominio en el interior del país, para lo cual instalaron de facto una monarquía hereditaria en el nombre de un imán local. Esta división hizo de hecho, que Yemen se partiera en dos países.
En 1870, con la inauguración del Canal de Suez y la consolidación del dominio turco sobre el norte de Yemen, Adén adquirió nueva importancia para la estrategia global británica:” era la llave del mar Rojo y, por lo tanto, del nuevo canal”. A principios del siglo XX, Turquía y el Reino Unido marcaron una frontera entre sus territorios, que pasaron a llamarse Yemen del Norte y Yemen del Sur, respectivamente. En 1934 Inglaterra se aseguró el control de todo el sur del país, hasta la frontera con Omán.
En la Primera Guerra Mundial, el Imán se alió con el imperio Otomano y se mantuvo fiel a él hasta el fin de la guerra, cuando la derrota de los turcos le permitió a Yemen recuperar su independencia en noviembre de 1918. No obstante, Gran Bretaña, tras reconocer la independencia de Yemen en 1925, convirtió a Adén en un protectorado y en 1937 en colonia. Una vez más los yemeníes tuvieron que recurrir a la lucha armada por la independencia. En 1940 surgió el movimiento nacionalista “Yemen Libre” para luchar contra el control del país por los imanes que se habían aliado con Gran Bretaña.
La lucha tomó rumbos distintos en el Sur y en el Norte. Para el año 1962 en el norte se creó la República Árabe de Yemen, mientras que, en el sur, el frente de Liberación Nacional, fundado en 1963 asumió el control de Adén en 1967 y proclamó la independencia, iniciando una revolución de carácter socialista. Yemen del Sur empezó a llamarse República Democrática Popular del Yemen, cerró todas las bases británicas en 1969, inició el control de la banca, el comercio exterior y la industria naval, al tiempo que inició una reforma agraria. En su política exterior, mantuvo una estrecha alianza con la Unión Soviética. En tanto que asimismo promovió una abierta lucha anti sionista y de apoyo al pueblo palestino.
Sintetizando y brincando algunos episodios históricos de los yemeníes, fue el 22 de mayo de 1990 cuando ambos países se reunificaron, formando la Republica de Yemen; estableciendo como su capital política a Sana ‘a antigua capital de la República Árabe de Yemen, y designando a Adén como la capital económica, que era la capital de la República democrática Popular del Yemen. En Asamblea conjunta de la Cámara Legislativa de ambos Estados realizada en Adén, seis meses antes de mi llegada a Yemen, se eligió un Consejo Presidencial dirigido por el general Ali Abdullah Saleh; este general me recibió en su despacho presidencial, juntos a otros periodistas, narrándonos parte de los relatos que he construido más arriba.
La reunificación de Yemen no fue vista con buenos ojos por Arabia Saudí, por lo que inicio una política hostil y de apoyo a la secesión. En mayo de 1994, los secesionistas proclamaron una Republica de Yemen en el sur del país, pero fueron derrotados por las fuerzas leales al gobierno de Ali Abdullah Saleh.
En el 2004 aparece un movimiento que profesaba una rama específica del islam de tendencia chií: los zaiditas, cuyo líder era el clérigo Hussein Al-Houthi. En homenaje póstumo a él, tras ser asesinado en combate en septiembre de ese año, el movimiento asumió la denominación de huti, huthi o Ansarolá partidarios de Dios). Aunque esta corriente es expresión de una minoría en Yemen, logró derrotar, primero al vicepresidente, Abdo Rabu Mansur Hadi, quien asumió la presidencia tras la huida del general Ali Abdullah Saleh, los huties también asesinaron por traición a la patria a este último en su residencia en Sana “a, en un intento por recuperar el poder. Ya en el poder, los huties formaron un Comité Revolucionario para dirigir el país. Así mismo, se vieron obligados a combatir simultáneamente con las fuerzas terroristas de Al Qaeda y con Arabia Saudí que los protege
Los huties han exhibido gran capacidad estratégica y de maniobra, tomando como referente las tácticas de guerra de guerrillas vietnamita y “los movimientos de resistencia en América Latina, demostrando gran capacidad para golpear a un ejército invasor sin disposición ni moral de combate y carentes de disciplina y motivación para la batalla, como el ejército de Arabia Saudí. Riad recibió contundentes golpes incluso en su propio territorio, cuando las operaciones combativas de Ansarolá se trasladaron a la profundidad de la geografía saudí a través de un avanzado sistema de ataque a partir de drones y misiles de largo alcance que impactaron en cuarteles de las fuerzas armadas, refinerías de petróleo y obras de infraestructura critica a distancias muy lejanas de la frontera común.
Para el 2015, Yemen inicio una guerra en defensa de su soberanía que estaba siendo amenazada por una alianza intervencionista encabezada por Arabia Saudí. El heroico pueblo yemení pago un precio muy alto para mantener su independencia;400 mil de sus hijos cayeron en combate. Hay quienes se preguntan: “cómo es posible que un país considerado el más pobre de Asia occidental haya sido capaz de resistir y vencer a una coalición formada por algunos de los países más ricos del planeta?
Aunque hay una relativa calma en el conflicto entre Yemen y Arabia Saudí, que podría considerarse como una tregua o una reducción de las acciones militares en los últimos meses. Con la mediación de China, Irán y Arabia Saudí se reconciliaron recientemente, allanando el camino para la superación de varios conflictos regionales en el Asia Occidental y el norte de África. Tentativamente, el de Yemen está incluido.
Después de la ocupación israelí en la franja de Gaza, Yemen, juntamente con el movimiento libanés Hezbollah, acompañado de otras fuerzas revolucionarias árabes y musulmanas, han asumido un papel de vanguardia en las primeras filas del combate en solidaridad con Palestina. Un ejemplo más de este pueblo heroico; que sorprende al mundo al tomar decisiones que no solo trascienden a nivel local, sino también regional y global. El mundo se pregunta: “cómo ha sido posible que ello ocurriera?
Los medios transnacionales de la comunicación han sembrado la idea de que los huties actúan bajo la influencia del Gobierno de Irán. Aunque ni Irán ni los huties han negado su pertenencia a un eje de resistencia al imperialismo, el colonialismo y el sionismo que también incorpora a fuerzas políticas del Líbano, Siria, Bahréin y de la propia Palestina. Simplificar la ecuación a una relación de “subordinación “no deja de ser superficial y banal, habida cuenta del propio historial de lucha del pueblo yemení.
En Asia Occidental, la creciente agresividad de Israel y la presencia intervencionista de Estados Unidos ha ido polarizando la situación política. El reciente acuerdo de Irán para dirimir diferencia con Arabia Sauditas como otros convenimientos que han acercado a Egipto y Turquía, Catar y Arabia Saudí entre otros-después de años de distanciamiento-sumado a la propia paralización de la guerra en Yemen, apuntan al debilitamiento del polo imperialista-sionista y el fortalecimiento de la resistencia.
Tomando como contexto, por historia y por ubicación geográfica, el papel de Yemen y del movimiento huti es determinante. Es preciso destacar que Ansarolá nunca ha ocultado su relación con Irán; pues los une su común pertenencia a la rama chií del islam. Tanto el fundador del movimiento Ansarolá como su hermano, que lo dirige hoy, vivieron casi toda su vida en Qom (Irán), formándose política e ideológicamente, al tiempo que estudiaban la corriente chií, sustentada en la idea de que la sucesión legitima de Mahoma corresponde a los descendientes de su yerno Ali por oposición a los sunníes que piensan que los sucesores de Mahoma debían ser los compañeros del profeta. Suni viene de “Ahl al-Sunna”, que se traduce como “la gente de la tradición” y chií proviene del “Chiat Ali”, que significa “el partido de Ali”. Seguiré con la historia de Yemen en otra entrega.