Uso el libro de Walter Block Defendiendo a los indefendibles en una sección de la asignatura Fundamentos de Economía que imparto a un grupo de estudiantes de derecho e ingeniería de sistemas en una universidad privada. Cada participante recibe el artículo que va a leer para hacer un breve resumen donde debe destacar la base de la defensa a esta galería de “malvados”.
El que presta al 20% mensual, el especulador que vende al triple lo que compró barato, el revendedor de taquillas de Bad Bunny o del partido final entre el Glorioso Licey y las un poco menos gloriosas Águilas Cibaeñas; el importador odioso que no respeta “el mercado nacional para el producto criollo”, el casero del Hoyo de Chulín o El Caliche, el publicista que te lava el cerebro para que compres lo que no necesitas, el intermediario que provoca todo llegue a la capital más caro; el dueño de un medio o universidad que te niega la libertad de expresión, el que le da una trompada al que grita fuego en un cine o manda a callar a un predicador del metro; el taxista pirata, el colmadero de Guaricano, el profesor o médico que manda al carajo al sindicato y se presenta a trabajar; el patrón misógino, la prostituta, la madame o el chulo y el policía que mira para otro lado, gratis o por coima, cuando se trata de crímenes sin víctimas.
Tuve la oportunidad de conocer a Walter Block cuando asistí a dos seminarios del Instituto Ludwig von Mises a principios de los años noventa, en la actividad anual La Semana Mises que justo concluyó el pasado sábado su versión para este año. Y me encontré el domingo con un artículo reciente donde comenta sobre las góndolas de supermercados en Estados Unidos que cada vez se parecen más a la de los países comunistas.
Para el profesor Block esta es una consecuencia lógica de que sus dirigentes ahora se parecen más a los planificadores de la Alemania del Este que a los liberales, en el sentido clásico, de Alemania del Oeste. Joe Biden está más cerca de la Alemania que construyó el muro para evitar se huyera del Paraíso Obrero y tomó de modelo el carro de Pedro Picapiedra para fabricar el Trabant; que la parte abrazó los principios de libertad de mercado, empezando con la eliminación de controles de precios en el momento donde lo poco que aparecía era en mercados negros a varias veces el precio por decreto, y donde empresarios liberados del fascismo, guiados por la seguridad de que los beneficios y las pérdidas de sus emprendimientos serían privados, se concentraron en fabricar autos de calidad y todo tipo de bienes para todos los presupuestos.
Las causas que se atribuyen a la escasez de un gran número de productos, que Block presenta en una lista alfabética “para evitar que se le pase uno o que cuente dos veces”, no son nuevas. “Antes hemos tenido las guerras, mal tiempo, enfermedades, plagas y regulaciones, pero escasez generalizada de productos, con la excepción de las dos guerras mundiales, nunca ha distorsionado la economía al nivel que estamos presenciando ahora.”
El polémico economista libertario considera que la gravedad de la situación actual se debe a que no se está dejando funcionar la formación de precios en mercados libres, donde un aumento provocado por una escasez se elimina por el incentivo crea para la entrada de nuevos participantes. Ofrece en su artículo ¿Cómo podemos solucionar la masiva escasez de productos tipo Alemania del Este en los Estados Unidos? ejemplos de la forma opera ese sistema y, simpático Block, también deja una tarea para el lector (“¡Ajá!, soy un profesor de economía, tengo que poner tareas o me sacan de la universidad.”)
¿Y por qué está fallando el sistema de beneficios y pérdidas, formación de precios libres y libertad de emprendimiento en los Estados Unidos? Esto responde Walter Block:
"En gran parte debido a las políticas de la administración Biden, ya no tenemos tanto sistema capitalista de laissez faire como alguna vez prevaleció. Las ganancias que una vez atrajeron a los empresarios ahora tienen más obstáculos fiscales y regulatorios, y las políticas equivocadas del presidente han ayudado a crear una escasez histórica de mano de obra, dejando a muchos trabajadores productivos al margen. El Sr. Biden pagó por estar sentados en sus sofás durante muchos meses la misma cantidad o más de lo que esas personas habrían ganado trabajando, por lo que no es de extrañar que pocos estén detrás de un empleo para manejar el camión o trabajar en la finca y la panadería que usé en el ejercicio hipotético donde mostré funcionamiento del mecanismo de precios.
También los esfuerzos de Trump para reducir la regulación han sido revertidos por la actual Casa Blanca. Por ejemplo, a los camioneros en California les han colocado nuevas barreras. (El apoyo de Trump a los confinamientos es otro asunto; sin duda han creado problemas significativos a lo largo de la pandemia).
Afortunadamente, la solución a la crisis de la cadena de suministro no es compleja. Los supermercados en Alemania Occidental estaban llenos de productos porque sus líderes permitían un mercado relativamente libre. Sus homólogos al otro lado del Muro de Berlín fracasaron porque creían que podían regular efectivamente una economía.
Si Estados Unidos desea evitar el destino de los alemanes orientales, debería abandonar las políticas intervencionistas y reconocer que la prosperidad radica en un sistema "capitalista de laissez faire”.