Todo es muy significativo: la primera vez que se hace la juramentación fuera de la sede del Congreso Nacional y, por ello, todo un protocolo adecuado para esta circunstancia. Algunos despistados llevan a comentar sobre ¿por qué todos estaban de blanco? Simple, fue desde cuando el Presidente «Mon» Cáceres lo dispuso como símbolo de honestidad: la sesión del 27 de Febrero para la rendición de cuentas, el protocolo corresponde al invierno del hemisferio norte, y el traje de rigor es el negro.
Mientras que en el acto de Juramentación del 16 de Agosto –con una frecuencia de cada cuatro años– el protocolo es de verano y, por lo tanto es el blanco para la vestimenta. De manera oficial, el Presidente Balaguer mediante Decreto consagró este uso y costumbre en 1973. Información divulgada por @aprendoconrafael en Instagram.
Un dato curioso es que esta distinción se aplica en un país que con el cambio climático se están equiparando las temperaturas promedio entre las estaciones, produciendo lo que que en Dominicana decimos como chanza, que sólo hay dos estaciones: “invierno” e “infierno”. Quizás, por ello, el Presidente Abinader mencionara el cambio climático en su discurso.
La excepción fue el Rey Felipe VI que vistió de discreto gris, ya que el protocolo europeo es de absoluto negro y, además, la Casa Real española, como monarquía católica, reserva el blanco para las ceremonias religiosas.
Pero no quiero pasar como comentarista social quedándome en asuntos de protocolo. Voy a los asuntos que se mueven en la composición del Consejo de Ministros. Si como afirman ciertos rumores de prensa, la recomposición estuvo poco o nada afectada por “radio Bemba”, y todos los cambios se hicieron a la usanza vaticana, “in pectore” del renovado Jefe de Estado. La diplomacia más antigua de la humanidad confirma la eficiencia de esta práctica del silencio, que contrasta con los “fake news” de la era de la comunicación actual. Una buena práctica hacia tiempos más humanistas…
Pero, ¿por qué refiero el pasaje de las Bodas de Caná en esta discreción presidencial? Porque se habrá guardado el experticio adquirido y probado durante el primer cuatrienio, y prescindió de algunos “dinosaurios” con un exilio dorado y llamó a seguir en su puesto a los que dan confianza en la cuestión económica.
Mi observación, con un ejemplo, a una práctica que debe transparentar el diseño del engarce de la economía a la innovación, no como usuarios, pero como polo creativo y creador de las nuevas tecnologías de la quinta y, si es posible, la sexta generación tecnológica. Por ejemplo, ser un Israel en la industria de generación de software o Taiwán, en la producción de chips de “diseño”.
Esto sería el paso firme para que Dominicana tenga una burocracia que piensa estratégicamente, pues sólo así podremos llamarnos –como se ha pretendido en el pasado– «el pequeño Gigante del Caribe». ¡Feliz y Próspero cuatrienio!