Hace varios días referíamos que los venezolanos rechazarían a sus agresores y así ocurrió en las urnas, independientemente de que los opositores avanzaron algo en términos de votación.
Nadie debe sorprenderse por la enorme bulla publicitaria desplegada contra el chavismo; pues la misma fue montada desde hace tiempo, es la misma del 2018, cuando intentaron desconocer el triunfo del chavismo, e incluso es la misma que ha prevalecido durante los últimos 20 años. Ese pataleo se veía venir, pues son demasiados los intereses que involucra la lucha por el control del territorio venezolano; no se trata de un asunto solo de política local; ello guarda relación con la geopolítica actual.
Estamos ante la crónica de un pataleo anunciado o si se quiere de otro intento de Golpe de Estado impulsado desde Estados Unidos y de aquellos gobiernos dóciles al sentir del amo imperial. Desde luego que la puja que presenciamos parece superior a las anteriores. Esta viene dada en una gran algarabía mediática, misma que no solo se siente en la región sino en casi todo el globo terráqueo.
Insisten en que hubo fraude en favor del chavismo y requieren de un reconteo de actas, es como si al momento de la votación y del escrutinio del mismo, los testigos o delegados estuvieran vendados e hipnotizados por el gobierno y el Consejo nacional Electoral CNE.
Parecería que no tenían conocimientos de los 16 procesos de auditorías sobre el padrón electoral; tampoco entendieron que el chavismo ha logrado sacar de la miseria a millones de ciudadanos que concurren ante todo llamado a la defensa de esas conquistas económico/social. Esto al margen de aquella propaganda que pretende presentar  al gobierno de Nicolás Maduro como un régimen de miseria, sin tomar en cuenta como se ha manejado la distribución de las riquezas y en qué medida se trata de un régimen azotado desde el exterior con sanciones ilegales y criminales.
Los venezolanos sabrán campear esta nueva situación de crisis política sabedores de que se trata de una gama de acciones conspirativas desde el interior y el exterior. Se trata de una lucha que no solo está referida al escenario de Venezuela; sino que la misma guarda estrecha relación con el reacomodo mundial. Esto si tomamos en cuenta que los aliados de Venezuela son los adversarios de las potencias occidentales (Irán, Rusia, Siria, China, Cuba, Nicaragua, Corea del Norte, entre otros).
En fin se trata de una lucha entre las potencias que aún mantienen cierta hegemonía, pero que están dando grandes connotaciones de decadencia y aquellas naciones que emergen con fuerza y están rompiendo el mundo unipolar y llevan a la humanidad hacia una situación de cierto equilibrio de fuerzas; lo cual debe obrar en favor de los pueblos que creen en la autodeterminación, la paz y el progreso.
Tenemos la firme creencia de que los intentos de derrocar al régimen chavista mediante las intromisiones de gobiernos extranjeros en sus asuntos internos no pasarán y el chavismo logrará estabilizar su país. Logrando también una mejoría sustancial en los aspectos económicos y sociales; para lo cual suponemos que utilizara las buenas relaciones con aquellas naciones que al igual que ellos sufren las presiones de los supuestos dueños del mundo.
Sobraría si dijéramos que el gobierno venezolano ajustará cuentas con aquellos ciudadanos que se han prestado a permitir que otras naciones quieran trazarle pautas sobre la forma de gobernanza, pues en caso de no actuar contra esos señores se estarían exponiendo a ver la continuación de tales actos y eso contribuiría al mantenimiento de la inestabilidad de la sociedad venezolana.