En el artículo anterior reflexionamos sobre la relación existente entre el descanso de los fines de semana, vacaciones y calidad de vida, también enfatizamos sobre el tiempo de ocio de y la repercusión positiva en la salud mental.

En este artículo queremos enfocarnos en los beneficios del de descanso a través de un sueño de calidad. Iniciaremos señalando que hay estudios que demuestran que el descanso, específicamente las horas de sueño, que tanto pueden ser en el espacio nocturno como en una siesta, están relacionadas con el buen uso de ese tiempo de ocio y que si el mismo es acompañado de diferentes actividades físicas pueden resultar en un excelente equilibrio para el bienestar psicológico.

Aunque los especialistas en trastornos del sueño reconocen y alertan que con el avance de la edad se pueden alterar las etapas del sueño de forma natural, no dejan de reconocer que en la actualidad hay una tendencia en la población adulta joven, a la automedicación, muchos jóvenes adultos se han habituado al uso desde la melatonina, hormona producida por el cuerpo que regula los ciclos de sueño-vigilia, hasta otros medicamentos que provocan sueño, todos estos sin prescripción médica.

En este sentido recomendamos que antes del consumo de estas hormonas o medicamentos que inducen al sueño, los consumidores sean debidamente orientados por profesionales de la salud y especialistas, ya que se ha demostrados que Incluso los tratamientos farmacológicos para la alteración del sueño pueden tener efectos secundarios a largo plazo y elevados costos en salud.

La calidad de sueño puede variar de un individuo a otro, ya que depende de diversos factores tales como el organismo, el ambiente y las actividades que realiza, lo cual desencadena patrones de sueño corto, intermedio y largo.

Las personas que duermen menos de cinco horas son propensas a desarrollar enfermedades como la diabetes tipo 2, tendencia al Alzheimer y deterioro cognitivo.

El insomnio es la dificultad de iniciar o mantener el sueño y es considerado como un trastorno, el cual aqueja principalmente a las personas mayores. Se estima una prevalencia del 50% de este trastorno en mayores de 65 años. Es importante clasificar el insomnio, ya que su diagnóstico oportuno genera estrategias adecuadas, lo que evita el deterioro en la condición de salud. Es por esto que resulta importante cuantificar la severidad del insomnio a través de escalas que sirven para dicha clasificación y de este modo facilitar el tratamiento.

En este artículo hemos querido destacar la calidad del descanso a través del sueño como un paso fundamental para obtener el bienestar emocional, lo que es una parte integral de nuestra salud mental y se refiere a nuestra capacidad para manejar los altibajos de la vida, para sentirnos bien con nosotros mismos y para establecer relaciones saludables con los demás. Además, La falta de sueño puede afectar negativamente nuestra salud emocional y aumentar el riesgo de desarrollar trastornos mentales como la ansiedad y la depresión.

Finalmente queremos señalar que en la actualidad hay evidencia basada en la práctica de que demuestran que el sueño y la salud emocional están estrechamente relacionados. Una noche de sueño reparador puede mejorar el estado de ánimo, aumentar la energía y mejorar la capacidad para manejar el estrés y las emociones negativas. Por otro lado, la falta de sueño puede afectar negativamente a la capacidad para regular las emociones y aumentar la sensación de ansiedad y estrés.