En política y democracia hay algo que hemos defendido a capa y espadas: La alternabilidad del poder. La historia nos ha demostrado que, según la elección que haga el pueblo, un período gubernamental de cuatro años puede resultar mucho tiempo, en otros casos, puede ser insuficiente para completar una obra de gobierno con matices positivos o, incluso, podríamos considerar 4 años como tiempo suficiente para lo que tenía que aportar. También la historia nos ha demostrado que, en ningún caso, es prudente más de dos periodos consecutivos.
En las elecciones pasadas, del año 2020, el país fue amenazado por el danilismo, que pretendió hacer un cambio constitucional con miras a lograr un tercer periodo consecutivo; pero la sapiencia del pueblo y la dirección del más ilustrado líder del país, Leonel Fernández, impidieron esa aventura que pretendía no solo un tercer periodo, sino que su verdadera meta era perpetuarse en el poder, convirtiéndose en una completa amenaza a la democracia, la gobernabilidad y un estímulo a la impunidad y la corrupción. Posteriormente, realizaron un fraude, en las primarias del partido y pretendieron imponer a un inorgánico candidato, que pudiera seguir las instrucciones del Danilato, con tan poca visión política que provocaron una división de su partido, entendiendo que el liderazgo está definido por quienes firman los cheques y los decretos.
Al final, todos sus errores se revirtieron en su contra, el pueblo decidió sacarlos del poder, para exigir a las nuevas autoridades, cualesquiera que fueran, el fin de la impunidad y la judicialización de cientos de casos de corrupción denunciados por ciudadanos, medios de comunicación y programas de investigación. Fue entonces que el Partido Revolucionario Moderno y sus estrategas, identificaron la necesidad de un Cambio, por lo que asumieron ese slogan y esa bandera del Cambio, convirtiéndose en un candidato de esperanza que logró ganar esas elecciones.
Asumieron la conducción de la cosa pública en medio de una crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19 y, desde el principio de su gestión, comenzó un encarecimiento de los artículos de primera necesidad, además se inició un desenfreno de préstamos, que prácticamente se consumieron en Gastos Corrientes y con una muy manifiesta carencia de Inversión de Capital, en obras reproductivas. No obstante, a principios del 2022, la intervención de Rusia en Ucrania generó una nueva oleada de aumentos de precios y una incertidumbre mundial, en términos de inseguridad alimentaria, que trajo como consecuencia un mayor proceso de inflación.
A pesar de que en la Republica Dominicana producíamos más del 80% de los alimentos que consumimos, la expansión de la demanda, motivada por una expansión de la masa monetaria, sumado a la falta incentivos a los sectores agropecuarios, subsidios a las materias primas indispensables para la producción; pero además, descuidaron la adecuada inversión en educación, en salud y pretendieron gestionar algunas privatizaciones e incentivaron la importación con la ley de Arancel Cero de productos terminados que compiten con la producción local. Hoy en día, fruto de la mala gestión de la crisis, nuestro país esta sumido en un proceso inflacionario que ha venido a aumentar la Pobreza Extrema, a una escasez de aulas y butacas sin precedentes, que ha venido a incentivar la exclusión de estudiantes y, por si fuera poco, pretendieron reducir el presupuesto de educación, por falta de una adecuada planificación de la inversión del 4% que tanto ha costado conseguir.
En medio de una inseguridad ciudadana, un encarecimiento de los artículos de primera necesidad, un aumento de la pobreza extrema, falta de aulas y deterioro de las instalaciones sanitarias, nuestras autoridades decidieron aumentar los precios de la energía y aunque dicen se retractaron, el pueblo se ha sentido indignado y ha comenzado a acuñar la frase: ¨Se Van¨ porque no saben gobernar.
Así vemos como en otros países en los que sus gobiernos, al igual que el nuestro, no han sabido administrar y gestionar la crisis, sus ciudadanos se han tirado a las calles y han comenzado a protestar; en nuestro país, la diferencia consiste en que los dominicanos contamos con una robusta democracia y contamos con un líder, hoy en la oposición, que ha demostrado ser capaz de gestionar crisis bancarias y financieras, nacionales e internacionales, así como procesos inflacionarios, en donde el petróleo llegó a USD$145.00 el barril.
De ahí que el Pueblo, sabiendo que tiene a un Candidato de Esperanzas, el Dr. Leonel Fernández Reyna, que les genera confianza, estabilidad y crecimiento, capaz de gestionar adecuadamente las crisis y, en medio de esta, provocar una nueva oleada de transformaciones, que contribuyan a una mejor distribución de la riquezas; por eso, el pueblo permanece esperanzado en el venidero proceso electoral del 2024, pendiente a las ejecutorias de este gobierno de transición, mientras se suman a La Fuerza del Pueblo para juntos impulsar el regreso de las ejecutorias de progreso y desarrollo.