Gracias al interesante libro del destacado periodista Carlos T. Martínez titulado “Caonabo Javier Castillo. Perfil de un Político” (Ediciones CATEMAR, Santo Domingo, 1997) podamos hoy conocer en detalles las incidencias del debate sostenido entre Caonabo Javier Castillo y Eudosio Ravines.

El interesante capítulo titulado “El polemista” (Pags. 33 al 94) del referido texto contiene los pormenores del debate, gracias al esfuerzo del  autor quien hizo la transcripción de las intervenciones de los polemistas desde una cinta magnetofónica.

El referido capítulo nos servirá de apoyo para la segunda entrega del presente trabajo.

CASTILLO Y RAVINES EN LOS MOMENTOS ALGIDOS DEL DEBATE (2)

 

CAONABO JAVIER CASTILLO ENTONCES UN JOVEN POLITICO SOCIALCRISTIANO (2)

Al inicio del debate, tras la bienvenida del moderador Jorge Tena Reyes, le fue concedida a Castillo la posibilidad de enmarcar sus planteamientos iniciales, espacio del que el mismo hizo uso para poner de relieve la coherencia de la fuerza política que representaba, el Partido Reformista Social Cristiano, quien tras la caída de Trujillo tomó parte activa en la vida política nacional, combatió los remanentes de la tiranía y defendió con entereza la democracia cuando el artero golpe del 25 de septiembre de 1963 contra el Profesor Bosch, resultado del espurio contubernio entre civiles y militares intolerantes hizo retroceder una vez más nuestra vida institucional.

Señaló al respecto: “…el Partido Sociacristiano, antes de que se diese el golpe de Estado, estaba contra el golpe de Estado, y después del golpe de Estado, ha estado en contra del golpe de Estado, con una posición vertical y nosotros, en principio, esperábamos la actuación formal; acusaciones, unas veces indirectas y otras veces directas, de que teníamos un planteo de tipo marxista”.

Y proseguía afirmando: “aparece un señor que tiene  un periódico representativo de los interés más espurios del país, cuyo nombre no voy a mencionar, que comienza a llamarnos “comunistas” y “tontos útiles”. Aparece después otro señor que en una conferencia de juventudes, en América Central, dice que el Partido Demócrata Cristiano chileno es un partido marxista y, además, que la revista Política y Espíritu, órgano del Partido Demócrata Cristiano chileno, le contesta a este señor, nosotros también le escribimos una carta, planteándole la posición demócrata cristiana, con una diferencia esencial y objetiva del marxismo…así van las cosas y nosotros seguimos con un planteo de tipo revolucionario, de tipo eminentemente socialcristiano y aparecen unas declaraciones del señor Eudocio Ravines, desde Miami…”.

1.- ¿Cuáles fueron, en esencia, las declaraciones de Ravines que motivaron el debate?

Conforme reseñara la agencia de prensa United Press International (UPI), las declaraciones de Ravines, pronunciadas desde Miami,  fueron las siguientes: “ …hay otro tremendo peligro en América Latina, la fuerte infiltración marxista, a través del movimiento cristiano…que la propaganda es peor que el propio comunismo, pues avanza, no por la hoz y el martillo como lábaro, sino con la cruzque Allende quiere colgar la democracia de un poste, Frei también la quiere colgar, aunque primero le ofrece el consuelo de la confesión..”.

Afirmó en torno a una importante reunión de la izquierda democrática en Perú, en 1961, que “con la excepción de José Ignacio Rasco y el COPEI de Venezuela, todos los demás marchan dentro de las aguas de Castro, dentro de la órbita fidelista…en mi país (se refería al Perú), “…los democristianos obtuvieron bancas de senadores y de diputados solo con votos comunistas”.

Todo ello fue citado por Javier en la parte preliminar del debate para, en astuta postura dialéctica, conminar a Ravines  a afirmar o retractarse de las mismas al expresar:

“…a mí me interesa particularmente en este debate que el señor Ravines, una vez que yo termine de hacer, digamos, este aclarando, afirme si esto es cierto, o no es cierto, o si hubo distorsión en el cable, o no hubo distorsión en el cable”.

2.- La reacción de Ravines.

Al llegar el momento de su turno, el lance inicial de Ravines se enfocó en reclamar justicia en la asignación del tiempo del debate, al afirmar: “…hasta ahora, -¿no es cierto?- se ha consumido media hora. Dentro de media hora va a terminar la audición. Usted comprende, ¿no es cierto?,. que yo no he venido aquí a servir de propaganda para el Partido Social Cristiano. Yo voy a hablar, y voy a refutar la cuestiones a las cuales ha hecho referencia…”.

Sostuvo que “no todo movimiento demócrata cristiano, en el mundo y en América Latina, es igual al otro…quehay cuestiones que los distingue profunda, a veces radicalmente. Por ejemplo, yo soy un admirador fervoroso de la Unión Cristiano-Demócrata alemana… Si yo fuese alemán, yo militaría, enérgica y vigorosamente, en la Unión Cristiano-Demócrata que preside, que fundó, Adenauer. Yo soy un admirador de Alcides de Gasperi, el fundador de la Democracia Cristiana italiana. Creo que la democracia cristiana en Italia prestó un servicio magnífico al mundo libre y a Italia, en particular. Soy un adversario de Fanfani y del Fanfanismo nemiano, y Moro lo estamos viendo como compadre de Nemi. Yo no estoy de acuerdo con ese tipo de democracia cristiana“.

Agregaba, además: “…aquí la manzana de la discordia o el motivo de la polémica ha sido la democracia cristiana chilena…la democracia cristiana chilena está formada, constituida, por un partido profundamente infiltrado por el comunismo. Uno de los hombres más fervientemente adherido a esta tendencia es el señor Radomiro Tomic, dirigente y jefe, miembro del Comité Central de los demócratas cristianos de Chile”.

Reiteraba sus ataques al senador Tomic por haber afirmado, conforme lo consignara el New York Times, en su edición del 28 de junio de 1964, que “las sanciones adoptadas por la Organización de los Estados Americanos, en vísperas de sus declaraciones: “…constituyen un crimen jurídico y una estupidez política”.

Y se pregunta al efecto: “¿esta es o no es, la defensa de Fidel Castro?”, para al propio tiempo afirmar que “Salvador Allende, comunista, no ha tenido ninguna necesidad de hacer crítica de la reunión de la OEA, le bastaba que uno de sus portavoces socialcristianos o demócratas cristianos saliese al frente a defender a Fidel Castro y a calificar la reunión de la OEA, o el voto de la OEA, las sanciones de la OEA, exactamente como dice aquí: “ un crimen jurídico y estupidez política”.

Después de encomiar a Rafael Caldera y la democracia cristiana venezolana, a pesar de sus fallos, afirmaba: “…yo no he venido a dar opiniones aquí. ¿Mis opiniones qué valen? Valen como las opiniones de cualquier otro. Los que valen son los hechos. No vengo a dar opiniones, cuando estoy mostrando el documento que prueba que Radomiro Tomic es un abogado turbio de la causa más sucia que hay en el mundo: el comunismo…yo prefiero un comunista, que sale al frente declarando que es comunista y sirviente de Kruschev y de Mao, a un hombre que viene con estas declaraciones y con esta defensa. ¿Se puede tener confianza en tal clase de gente? No.

“.3.- Castillo reacciona

En esta tesitura, desarrolló Ravines sus argumentaciones durante la primera media hora que le fue concedida, tras lo cual el moderador concedió nuevamente la palabra a Castillo, quien hizo provecho de la misma para ahondar en las argumentaciones encaminadas a dejar bien librada a la democracia cristiana de las acusaciones de Ravines de “estar infiltrada por el marxismo”.

Afirmaba al respecto: “ hace muy poco tiempo, apenas hace una semana, aquí llegó la noticia de que el papa Pablo VI, y en este caso menciono al Papa como regente de una institución como la Iglesia católica, que es depositaria de un contenido auténticamente cristiano. El Papa Pablo VI, frente a unos industriales de Turín, decía: Un sistema como el capitalismo, que produce tantos enconos; que produce tantas luchas; que produce tantas injusticias; tiene que ser, necesariamente, malo". “Yo me remito a las palabras del Papa Pablo VI. Si el Papa Pablo VI es un infiltrado comunista, entonces no tenemos más nada qué decir”.

Nosotros, los demócratas cristianos, no tenemos una obsesión de características patológicas contra el comunismo. Nosotros nos sentimos en el poder de armas en contra del comunismo, de manera tal que podemos sustituir las aspiraciones del pueblo, de no conformidad con los sistemas actuales, con las estructuras sociales, económicas y políticas auspiciadas, precisamente, por el capitalismo…Nosotros no queremos un retorno. No creemos que con paños tibios se solucione este problema. Nosotros no creemos que hay ninguna diferencia entre los elementos que caen en un paredón, asesinados por Castro, en virtud de una conciencia desviada, total y completamente, de un sentido de una revolución determinada; no hay ninguna diferencia entre ese cubano que cae y un boliviano, un haitiano, que esta noche está muriendo de hambre, porque no han podido cenar, o un negro norteamericano que muere en defensa de los derechos civiles. Nosotros no vemos diferencia entre una y otra muerte, porque una muerte la auspicia un sistema materialista, como el sistema comunista , y otra muerte la auspicia una deshumanización en función del mantenimiento de privilegios de unos pocos, de una sociedad tremendamente injusta, como la sociedad actual”.

4.- El abrupto final del debate tras la utilización de argumentos “Ad Hominen”.

El debate Castillo- Ravines, a pesar de las grandes expectativas generadas y los interesantes argumento  inicialmente expuestos,  no tuvo un final feliz. El mismo subió de tono, cuando Ravines endilgó a Javier el calificativo de “marxista-leninista”, lo que este consideró como un ataque personal, por lo que manifestó: “…yo no estoy de acuerdo ni creo que es propio, dentro del ambiente de la decencia de este debate, acusaciones de esta naturaleza de “marxista-leninista”, tan impropias. Entonces yo me vería obligado a pensar lo contrario. Es decir, si el señor Ravines opina que yo soy marxista-leninista, yo tendría que pensar que él es un agente de los servicios de inteligencia norteamericanos. Y yo tendría que opinar que, en base a que el señor Ravines, por ejemplo, en el año 1956, pagó a Beltrán, propietario del periódico La Prensa, de Lima, con cheques de la embajada norteamericana de Lima, yo podría deducir…..”.

Eso es infamia, carajo!…¡No lo tolero!…¡ Esa es una ignominia!…¡ Ese es un bellaco!, respondió Ravines, amenazando a Castillo con que lo procesaría por difamación, afirmando que no tenía derecho a “ esa infamia…a tocar así a un hombre decente”.

Castillo ripostó afirmando:

-Pues, tampoco usted tiene derecho en cuestión ideológica a llamarme marxista leninista, porque yo soy menos marxista leninista que usted…

Eso es notorio…es usted marxista-leninista, ripostó Ravines.

Ya entonces, se haría imposible al moderador Tena Reyes reencauzar el debate, pues todo fue derivando en epítetos acusatorios de elevado tono: “Comunista”, “ Inmoral”, “Marxista”, “ Comunoide que tiene vergüenza de decir su nombre” y “ menos vergüenza tiene usted en su trayectoria”, entre otros.

Ante lo álgido de la disputa, ya dominada por emociones negativas que dejaron a un lado la argumentación racional, tomó la palabra Tena Reyes:

-“Por favorPor favor…Por favor. En mi calidad de moderador de este programa, quiero hacer constar que el  estado, diríamos, de interpretación a que ha llegado el programa, me permite darlo por concluido…Y al mismo tiempo, dar oportunidad al retador y al retado a que sus problemas y la situación surgida en este momento, la diriman en el plano jurídico, en el plano personal. Radio Santo Domingo Televisión ha cumplido con una misión de órgano de difusión del pueblo dominicano y se siente altamente apenada por la situación surgida en este programa, que ha debido ser de orientación y altura académica…y no de discusión de problemas que caen en lo personal y quizás lo emotivo. Muchas gracias y buenas noches”.