Comenzaré esta reflexión diciendo que soy de una nación que ha sido ocupada varias veces, por lo que no justifico, bajo ningún pretexto, la incursión de un país en el suelo de otro, con intenciones hostiles.
Pero hacer un juicio ligero sobre las históricas desavenencias entre rusos y ucranianos en el análisis del problema es la vía más expedita a la equivocación. Y tal error se debería, probablemente, al desconocimiento de la historia que estos países tienen en común.
La alegada existencia de un componente fascista (nazi) en el actual gobierno de Ucrania debe preocupar a cualquier persona que medianamente sepa lo que significó esa doctrina para la humanidad. Del mismo modo, preocupan también las alegadas masacres cometidas por el ejército ucraniano en las poblaciones ruso-parlantes de Ucrania.
Rusia expresa, dentro de sus motivos para invadir y agredir a Ucrania, que el eventual ingreso de ese país a la OTAN y consecuentemente la instalación allí de una base militar EEUU-EU, prácticamente en su patio, es una amenaza para su seguridad, por lo que se opone tajantemente a tal ingreso y considera que Ucrania debe ser un país neutral, a perpetuidad. Estas razones se suman a la intención de ir en auxilio de la población ruso-ucraniana alegadamente masacrada en Donetsk y Lugansk. Aunque no se puede soslayar el solapado deseo del presidente ruso de devolver su pasado esplendor y poderío a la Santa Rusia, como parte de las razones de la invasión.
Por otro lado, Ucrania, independientemente de cualquier otro factor a considerar desde fuera, asume la defensa de su territorio, acusando a Rusia de una agresión inmotivada. Eso la colocó ante la opinión pública como el David frente a Goliat, la víctima inocente, tarea a la que ha contribuido activamente la prensa occidental.
A todo esto la Unión Europea, los Estados Unidos y la OTAN, responden con un coctel de cautela militar y agresión económica, cuya intención evidentemente no es disuadir a Rusia de agredir a Ucrania, sino de asfixiar el régimen de Putin. Al parecer olvidaron dónde se encuentra la palabra diplomacia en el diccionario.
El peligro del establecimiento de sanciones económicas en espiral ascendente (que históricamente han demostrado ser ineficaces e inefectivas como mecanismo de doblegar la decisión de un país, y para muestra un son: Cuba) es que cuando se acorrala a un ratón, animal prototipo de timidez, se convierte en una verdadera fiera, y en este caso no estamos hablando de un ratón, sino de una potencia nuclear que ha declarado públicamente que no vacilaría en usar armas atómicas si siente amenazada su existencia.
Eso no es otra cosa que el holocausto nuclear, pues no existe un uso "limitado" de ese tipo de armas, aparte de que habría que esperar la reacción de las demás potencias nucleares del planeta.
Entonces ¿Qué es lo que obliga el momento? El momento obliga a la negociación.
Europa y EEUU deben pedir un sitio en la mesa de negociaciones ucranio-rusa, no como parte beligerante en el conflicto, sino como mediador sincero en busca de una solución en la cual haya cesión de ambas partes, un ganar-ganar, a pesar de todo lo que ya se ha perdido.
El mundo ya ha sido afectado considerablemente por esta guerra que no tiene dos meses y será afectado aún mucho más si no se convierte el buen deseo de paz en una autopista de doble vía.