El pasado año 2024, tuvo sus momentos de brillantez en muchos aspectos; pero al mismo tiempo, aparecieron puntos oscuros como en toda noche. Ahora al comenzar el 2025, esperamos un amanecer de luz, de bienestar social, estabilidad política, continuo gozo de libertad, fraternidad, mentalidad estable, acciones de solidaridad, disciplina personal, pautas correctas en asuntos gubernamentales, desempeño de acciones de justicia, y protección de los derechos humanos en toda la isla de Quisqueya.
Para cada uno de nosotros, y para el pueblo en general, el inicio de un nuevo año es tiempo propicio para la reflexión; es tiempo para auto examinarse y ver en qué condición está la conciencia nacional, cómo se percibe el pasado, cuáles son los anhelos del presente, y qué se vislumbra para el futuro inmediato. Se debe descifrar el presente, así como establecer objetivos y metas alcanzables en esta nueva etapa.
Es preciso hacer notar que cada día puede ser asumido como año nuevo, como el inicio de otro período de la existencia personal, grupal, nacional; un momento en el caminar, en el discurrir histórico de una comunidad o pueblo. Esto es así, pues, el calendario con sus años, meses, días, horas, minutos y segundos, es una necesaria organización de los seres humanos, que facilita las medidas pertinentes con el propósito de establecer sólidamente las condiciones para el mejor desenvolvimiento de la dinámica, y las acciones de la vida cotidiana en este mundo y particularmente en la isla Hispaniola.
Cada amanecer es un año nuevo. Cada día es el comienzo de una nueva etapa en la existencia de los humanos. Cada nacimiento del sol sobre la Tierra debe ser una oportunidad para la reflexión, toma de decisiones, el fortalecimiento espiritual, claridad de la conciencia y el alumbramiento de dimensiones renovadas o nuevas.
El año nuevo debe ser tiempo de ponderación, de arranque de novedosos planes para llevar a cabo los anhelos y expectativas de la fe, esperanza, amor, y la virtuosa acción del “Buen Samaritano”.
El año nuevo es tiempo de reflexión y es propicio para alcanzar niveles más elevados de espiritualidad, crecimiento cultural, y avance de desarrollo humano. Es importante señalar que hay diferencias en el concepto y la fijación de año nuevo en las distintas culturas y civilizaciones; sin embargo, los individuos, pueblos y naciones, observan tradiciones particulares para destacar un día como el primero de una estación o el inicio de un nuevo período. Desde los albores de la historia, existe la observación de un “año nuevo” en todos los calendarios conocidos.
Al comenzar estos 365 días, se deben enfocar positivamente los pensamientos, planes y actividades de quienes gobiernan o hacen política. Es conveniente mantener la estabilidad, a todos los niveles, mediante el diálogo, la convivencia entre comerciantes, industriales, empresarios, hacendados, patronos sindicalizados, empleados, obreros, eventuales chiriperos, y no se puede desmayar en la búsqueda de soluciones para proveer ayuda a los pobres y menesterosos.
Todos los que compartimos esta tierra estamos llamados a ser más solidarios con el prójimo. Debemos promover actividades que procuren el equilibrio social, medidas justas, reducción de la ambición personal y grupal, capacidad para buscar, organizar y regular fuentes de empleo, respeto a la dignidad humana, manteniendo un comportamiento de civismo y de vocación de servicio.
He aquí una plegaria muy apropiada para para el inicio de este periodo en la cronología de la vida personal, comunitaria y nacional:
> ¡Oh Dios!
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> Dame la fortaleza para vivir un nuevo año;
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> Que no me acobarde ante sus dificultades, ni resulte desleal a sus deberes;
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> Que no pierda la fe en los demás;
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> Consérvame manso y puro de corazón, a pesar de la ingratitud, la traición, o la vileza;
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> Líbrame de concebir pequeñas aflicciones y de imponerlas a otros;
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> Ayúdame a conservar limpio mi corazón y a vivir honesta y valientemente, para que ningún fracaso externo pueda desanimarme ni arrebatarme el gozo de una conciencia íntegra;
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> Abre los ojos de mi alma para que pueda percibir el bien en todas las cosas;
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> Concédeme en este nuevo año visión de tu verdad;
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> Inspírame con el espíritu del gozo y la alegría; y hazme mensajero de fortaleza espiritual para los que sufren; en nombre de nuestro poderoso Libertador, el único Señor y Salvador, Jesucristo. Amén.