A medida que avanza la recuperación económica pospandemia, la economía mundial está lista para ver cambios importantes en las próximas décadas. Lo más significativo que se prevé es que China podría superar a Estados Unidos para convertirse en la economía más grande del planeta.
Durante la última década, el epicentro económico del mundo se ha estado desplazando desde Europa y América del Norte hacia Asia. Este giro global fue impulsado por la reducción de las barreras comerciales y una mayor libertad económica, lo que atrajo los inversionistas y capitales especulativos hacia esa parte del mundo.
Otro factor impulsor importante fueron las mejoras en la infraestructura y las comunicaciones y un aumento general de la capacidad de cabotaje y tránsito de sus rutas marinas y puertos.
Si la resiliencia china se restablece en los próximos 18 meses, se espera que supere a los EE. UU. para el año 2030 en lo referente no solo alcanzar los niveles económicos y geopolíticos prepandémicos, si no también superarlos.
China ha mantenido su crecimiento positivo del PIB gracias a la estabilidad que proporciona una demanda interna sostenida y alimentada por su control del abasto de materias prima, planificadas a priori. Esto ha demostrado ser crucial para sostener el crecimiento económico del país. Además, la política fiscal y económica de China se había centrado en esto antes de la pandemia, por temor a las crecientes restricciones comerciales occidentales.
Otro país que apunta compartir esta hegemonía económica futura es la India.
Se espera que India se convierta en el tercer país más grande, en términos del PIB mundial con US10,000 billones proyectados en 2031.
Mirando hacia atrás, India tenía un PIB de solo U$949 mil millones en 2006; el PIB de India se ha más que triplicado, alcanzando U$3,100 billones en 2022. Durante los próximos 10 años se espera que se triplique nuevamente. ¿Qué hay detrás de este impresionante crecimiento?
Para empezar, la economía del país tenía mucho más espacio para mejorar que otras naciones. La demografía también está trabajando a favor del país. Mientras que la edad media en muchas economías maduras se está disparando, India tiene una fuerza laboral joven. De hecho, la edad promedio de la India es 20 años más baja que la de Japón, que actualmente es la tercera economía más grande del mundo.
En los últimos 60 años, la industria de servicios ha crecido hasta representar alrededor del 55 % del PIB de la India. Las telecomunicaciones, el software y la TI generan la mayor parte de los ingresos de este sector. Solo TI produce el 10% del PIB del país. La gran fuerza laboral de habla inglesa y conocedora de tecnología de la India ha demostrado ser atractiva para compañías internacionales como Intel, Google, Meta, Microsoft, IBM y muchas otras; nuevas empresas siguen estableciéndose en la India en el área del EComercio, biotecnología, farmacología, etc.
El gobierno hindú también otorga incentivos vinculados a la producción (es decir, subsidios) para las empresas multinacionales que buscan diversificar su producción, creando un gran atractivo para que estas no se establezcan allá. Si estos incentivos resultan exitosos, más paneles solares y teléfonos inteligentes del mundo se producirán dentro de las fronteras de la India y no de China o Japón
NOTA: De las cinco principales economías del mundo, tres están ubicadas en Asia: China, India y Japón, una clara demostración de cómo el poder económico global se está desplazando hacia los grandes centros de población en Asia. Europa tendrá cuatro países entre los 10 primeros: Alemania, Reino Unido, Francia e Italia. De Sudamérica, solo Brasil reúne las condiciones de convertirse el líder. En el Caribe, tenemos el surgimiento del bloque compuesto por Costa Rica, Panamá y la República Dominicana. El COPARE
Un evento que aun estaría por definirse lo constituye Rusia. Según las proyecciones de organismos internacionales, Rusia se podría situar fuera del ¨club de poder económico¨ de continuar su desgaste estructural producto de su afán expansionista para proteger sus fronteras geopolíticas. Además, habría que ver cómo las actuales sanciones aplastantes y el aislamiento global afectarán la trayectoria económica del país.
A lo expuesto anteriormente quedaría preguntarnos: ¿Es inevitable que China ocupe el primer lugar en la economía global como lo predice este pronóstico? La verdad es que nada está garantizado. Otras proyecciones han modelado escenarios alternativos no tan promisorios para la economía de China. Una crisis de su deuda, el aislamiento internacional o la disminución de la población podrían mantener a la economía china en segundo lugar durante más tiempo del esperado.
En resumen: un giro de los ejes tradicionales del poder económico compuesto por los Estados Unidos y Europa parece ser inevitable. Este giro afectará las fronteras imperiales de este eje, sus monedas y su capacidad de competir comercialmente.