Por un error del periódico, al transcribir el texto de mi artículo sobre el tránsito vehicular la semana pasada, sottovoce o sotto voce, adverbio italiano que significa en voz baja, que se usa con cierta frecuencia para indicar que algo se dice o hace por lo bajo, fue distorsionado (sotuvoce). También se usa la expresión trasbambalinas para referirse a algo que sucede oculta o discretamente, sin que los demás lo sepan.
Ese desliz me sirve de palanca para referirme a algo que hasta ahora viene sucediendo sin mucha gente advertirlo, pero que cada día toma más cuerpo y podría convertirse en un secreto a voces: las luchas internas en el PRM por la candidatura presidencial para 2028.
Con las dos victorias consecutivas en 2020 y 2024 el PRM iguala al PRD de 1978 y 1982. Nunca lo ha hecho por tercera vez consecutiva, como sí lo hizo el PRSC en 6 oportunidades, con una intermitencia, y luego el PLD, igualmente, con una interrupción, en 5 oportunidades. Estos dos partidos lo hicieron descansando en sus líderes, los que la población reconocía como tales, aun con sus diferencias.
Las experiencias pasadas de lo que sucedió a lo interno del PRD mientras estaba en el poder en 1978 y 1982, ahora PRM, por las facciones que se disputaban la candidatura presidencial, con una prédica y acciones de todo o nada, son harto conocidas. Fueron esas las causas de la gran división que derivó en la formación del PRI y el BIS y que lo alejó del poder por 14 años y 16 años, respectivamente.
Debe preocupar que el liderazgo del presidente Abinader pueda mermar, por la formación de islas de poder, con el peligro que eso entraña para la íntegra y eficiente administración de los funcionarios aspirantes a la presidencia, por estar dedicados más a sus aspiraciones.
¡Ojo al Cristo! El PRM está a tiempo para organizarse y evitar su salida del poder, pues lo que hoy parece como un río que parece sonar, se puede convertir en el agua que trae la corriente y que se lleve todo lo que encuentre en el camino, y lo que hoy se mantiene en voz baja, sea vox populi, con la consecuente pérdida del poder. Son dos grandes retos del PRM para garantizar su unidad y mantener el mando y del presidente para mantener su liderazgo y eficiencia gubernamentales.