El feriado de Corpus Christi empezó a celebrarse en el mundo católico en el siglo XIII, por iniciativa de una monja belga que afirmó haber tenido “unas apariciones en las que Cristo le pedía una fiesta para festejar el sacramento de la Eucaristía”. Normalmente cae el primer jueves de junio, aunque la fecha puede variar gracias al esotérico procedimiento utilizado por la Iglesia para determinar el día de su conmemoración.
Ese día se calcula en base al antiguo calendario lunar, quedando establecido el jueves de la segunda semana posterior a Pentecostés o 60 días después del domingo de Resurrección, que a su vez se celebra el primer domingo después de la primera luna llena de primavera. Esto último fue decidido por la Iglesia en el Primer Concilio de Nicea (año 325) para que la Resurrección no le coincidiera con la Pascua judía -el Pesaj o Passover-, que es justamente lo que Jesús y sus discípulos celebraban en la Ultima Cena, y que inicia en la primera luna llena de primavera.
El fondo de todo esto es que tanto la Pascua judía como la Semana Santa cristiana vinieron a remplazar los antiquísimos festivales paganos en honor a la llegada de la primavera, que con el paso del tiempo fueron adoptados y transmutados por la mayoría de las grandes religiones del mundo: el Ramadán musulmán, el cumpleaños de Buda, el Holi o festival de los colores en la India, etc.
El caso es que, a diferencia de este año, que Corpus cae el 30 de mayo, los 60 días posteriores al primer domingo después de la primera luna llena de primavera normalmente cae un poco más tarde, por lo que en República Dominicana Corpus Christi suele ser el feriado de junio. Y aquí está el motivo de este artículo: ¿cómo es posible que nuestro feriado oficial de junio conmemore un anacronismo medieval y no el heroísmo de los expedicionarios que llegaron en junio de 1959 a ofrendar sus vidas por nuestra libertad? ¿Qué clase de ingratos somos los dominicanos que permitimos que el 14 de Junio pase cada vez más desapercibido, que tantos jóvenes ignoren lo que significó para el país el sacrificio de los héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo?
Y lo más importante: ¿por qué algunos de los tantos “patriotas” que pululan en la política dominicana no sueltan por un momento la inminente fusión/invasión/amenaza haitiana y demuestran su patriotismo honrando a los héroes del 14 de Junio y colocando esa fecha patria fundamental en el sitial que merece? ¿Será que, también en esto, todos los caminos conducen a Roma?
Recordemos que el feriado de Corpus Christi está establecido por el Artículo XVIII del Concordato, un documento al que ningún político dominicano se ha atrevido a ponerle la mano tras el derrocamiento de Juan Bosch. Las demandas de la patria se podrán ignorar, pero las de la Iglesia son sacrosantas, sobre todo ahora que los curas le han reiterado su apoyo a cualquier sinverguenza dispuesto a votar contra las 3 causales -y peor aun, ahora que tantos de dichos sinverguenzas han ganado sus curules en el Congreso-.
De modo que, ya que el Estado no se ocupa de hacerlo, cumplamos nosotros ese deber pendiente con la patria: este año confeccionemos nuestras banderas verdinegras y colguémolas en las ventanas y en los balcones, contemos a los jóvenes la historia de los héroes y mártires del 14 de Junio, y de todas las maneras posibles expresemos nuestro agradecimiento a los que vinieron a morir por nuestra libertad.