La República Dominicana, como otros países en el Caribe, enfrenta un desafío significativo en el suministro de agua potable. La deforestación, la sequía, el crecimiento de la población y la economía, y una infraestructura limitada, han resultado en el racionamiento de este recurso tan esencial para garantizar la calidad de vida de sus habitantes, con potencial para convertirse en un serio problema social y político. Sin embargo, la posición geográfica y el clima tropical del país ofrecen una solución viable y sostenible: La desalinización y potabilización del agua de mar con energía solar.
A diferencia de los países con acceso a grandes cuerpos de agua dulce, República Dominicana tiene un acceso restringido a este recurso, y la sobreexplotación de acuíferos podría resultar en su agotamiento en el largo plazo. En este contexto, la desalinización es una alternativa cada vez más viable y probada a nivel mundial para obtener agua potable. Utilizando tecnologías como la destilación solar y la osmosis inversa, se puede procesar el agua de mar y convertirla en agua apta para el consumo.
En varias partes del mundo, especialmente en el Medio Oriente y el norte de África, la desalinización ha sido una herramienta crucial para atender la demanda de agua potable. En Arabia Saudita, plantas desalinizadoras alimentadas por energía solar abastecen a miles de personas. Del mismo modo, en las Islas Canarias en España, plantas similares han demostrado ser sostenibles y efectivas en el largo plazo. Estas instalaciones se apoyan en tecnología fotovoltaica para alimentar el proceso de desalinización y potabilización, lo que hace el sistema más autosuficiente y reduce los costos energéticos.
República Dominicana cuenta con una abundancia de sol durante todo el año, lo que ofrece un potencial enorme para la generación de energía solar. La instalación de plantas solares en diferentes puntos estratégicos, en zonas de la costa del país, puede reducir la dependencia de combustibles fósiles y aliviar la carga sobre la infraestructura energética actual. De hecho, con el avance en la eficiencia de los paneles solares, hoy en día se pueden alcanzar niveles de generación energética suficientes para alimentar sistemas de desalinización y satisfacer una porción importante de la demanda de agua y electricidad.
La implementación de tecnología de desalinización y generación de energía solar no solo representa una solución técnica, sino también una estrategia para la estabilidad social y política en la República Dominicana. En comunidades donde el acceso al agua y la electricidad está racionado, el estrés y las tensiones sociales pueden derivar en conflictos. Contar con agua y electricidad disponibles de manera constante ayuda a mejorar las condiciones de vida de las personas y reduce el riesgo de disturbios, aliviando la presión sobre el gobierno y generando confianza en la gestión pública.
El costo inicial de una planta de desalinización y de los paneles solares es una barrera que debe considerarse, pero la inversión puede justificarse en el mediano plazo por el ahorro en costos de energía y la garantía de un suministro constante de agua potable. También existen fondos internacionales y programas de cooperación destinados a ayudar a países en desarrollo en la transición hacia energías renovables y la adopción de tecnologías de desalinización, como el Fondo Verde del Clima de la ONU y el Banco Mundial.
A nivel técnico, se deben realizar estudios para determinar la ubicación óptima de las instalaciones y la capacidad de producción que se ajuste a la demanda local de agua potable. Asimismo, la capacitación de profesionales locales en el mantenimiento y operación de estas instalaciones será esencial para asegurar la viabilidad del proyecto en el largo plazo. Igual importancia merece un programa de largo plazo para educar a la población sobre la importancia de usar el agua de manera eficiente y especialmente para que reconozca la realidad de que es un servicio que debe pagar y que en el futuro no será barato.
La energía solar y la desalinización de agua de mar son dos soluciones que ofrecen una vía hacia un futuro más estable y sostenible en República Dominicana. Al implementar estas tecnologías, el país podría enfrentar los desafíos de abastecimiento de agua y electricidad de una manera innovadora y ambientalmente amigable, además de mitigar posibles conflictos sociales derivados del racionamiento de estos recursos esenciales. Con un plan estratégico que incluya cooperación internacional, inversión en infraestructura y educación, la República Dominicana podría liderar el camino hacia una transición ecológica y resiliente, transformando el sol y el mar en los principales aliados de su desarrollo.