En el Nuevo Testamento hay mención de los siguientes símbolos, elementos físicos naturales y misterios que componen la literatura de los pensamientos, profecía, plan divino y acción de Dios, para la salvación de los creyentes en Jesucristo. Hay mención de agua, vino, luz, sal, pan, uva, pescado, aceite (para la unción sagrada}, y mucho más.

En el Evangelio escrito por San Juan, se describen siete misterios que efectuó Jesús de Galilea durante su ministerio terrenal, siete signos o milagros: Jesús convierte el agua en vino (2:1-11); La purificación del templo (2:13-22); Jesús sana al hijo de un noble (4:46-54); Jesús sana a un paralítico (5:1-15); Alimentación de los cinco mil (6:1-15); Jesús sana a un ciego de nacimiento (9:1-41); Resurrección de Lázaro (11:1-44).

Algunos casos sorprenden a muchos creyentes porque son imprevistos, o incomprensibles, dado lo que se lee en la Santa Biblia y en las tradiciones propagadas por generaciones. Uno de esos casos, es la relación de Jesús con el elemento espirituoso: vino.

Por el momento, se quiere hablar del primer misterio de Jesús al convertir agua en vino en la celebración de una boda en Caná, de Galilea, donde él participó con María su madre y sus discípulos.

Es significativo el hecho de que hubo galones de agua convertidos en vino en el primer milagro hecho por Jesús, al comenzar su ministerio terrenal, y hubo copas de ese elemento espirituoso, el jueves antes de su martirio. En el Alfa y Omega, lo primero y último, de las actuaciones del Nazareno, se registran eventos festivos o celebraciones tradicionales: la boda en Caná de Galilea y la celebración de la (Última) Cena, conmemorativa de la Pascua Judía, la noche antes de su sacrificio; en ambos casos la presencia de vino fue crucial. Los cristianos de ahora podrían argumentar que el profeta pudo o debió bendecir agua y no vino para brindar a los asistentes. Podríamos interpretar que, al convertir el agua en vino, hubo transformación, los discípulos de Jesús se convirtieron en su familia, así nace la Iglesia y se multiplican los creyentes, como el mismo misterio de la cantidad exorbitante de agua en las tinajas.

En la Biblia se hace mención del vino en más de 114 veces. Es el más apreciado producto de la vid. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, podemos encontrar numerosas referencias. Surge entonces la pregunta, qué significado espiritual tiene ese elemento fermentado de la vid, y cuáles son las contradicciones del uso y/ o abuso de tomar vino?

El libro de Proverbios 23: 31-33 nos dice: “Cuando resplandece en la copa; entra suavemente, pero al final muerde como serpiente. Y pica como víbora”.

Efesios 5:18, dice: “No os embriaguéis con vino, en el cual hay desenfreno, antes bien, sed llenos de Espíritu”

Eclesiastés dice y San Pablo recomienda (I Timoteo 5:23) “No bebas agua sola, sino mezcla un poco de vino por el mal de estómago y tus frecuentes enfermedades”.

El misterio de Jesús de convertir agua en vino, y servir este elemento como símbolo místico de su presencia real, es lo que hacen muchos cristianos en la liturgia eucarística celebrada comúnmente en las iglesias tradicionales.

Dicen los científicos: una copa de vino tinto puede ser beneficiosa, relajante; consumir vino puede ser favorable, si se toma moderadamente.