Nadie puede discutir a un trabajador con un contrato formal que la cesantía es un derecho adquirido. Negociar un cambalache será tarea compleja porque el cálculo de lo que le correspondería si el empleador termina el contrato sin explicación se lo sabe de memoria.

Esos fondos son hoy tan parte de su remuneración, a pesar de su naturaleza contingente, como el monto que ve reflejado mensualmente en su cuenta de nómina, el sueldo extra de Navidad, las vacaciones, licencias por maternidad y las mal llamadas “contribuciones del empleador a la seguridad social”.

Esto es sencillo de entender cuando se reconoce que un emprendedor debe imputar a cada factor de producción su costo total para tomar decisiones sobre su uso relativo.  Comparar, por ejemplo, lo que gasta en maquinarias con lo que eroga en contratar trabajadores para ver si incorpora equipos más avanzados.

Así como no existe “la contribución extra del empleador al gasto de capital” tampoco existe la de sus aportes propios a favor de los trabajadores. Los pagos de la seguridad social considerados aportes del empleador o las provisiones que debe realizar ante la eventualidad de pagos de cesantía son tan gastos de personal como el salario.

Todo lo que se gasta en factores de producción por unidad de producto es el valor que debe recuperar con las ventas. Esos ingresos le permiten recibir los pagos que adelantó ante la incertidumbre de ventas y quedarse con un residual que, si las legislaciones laborales se hicieran con sano juicio, debe corresponder solo a él su disponibilidad.

Se vería más claro si Francisco, que ahora tiene un salario mensual bruto de RD$30 mil, se acostumbra a revelar que le pagan, en realidad, RD$34,609. La suma adicional mensual es por un san de 2,500 pesos que le lleva el emprendedor para entregárselo a fin de año y el resto su otra contribución a la seguridad social disfrazada, para complacer a los legisladores socialistas, de “conquista laboral” o “contribución forzada del empleador”.

Hoy ninguna perturbación crearía eliminar ese teatro.  Todo gasto vinculado al salario, por definición, está revelando el origen. Este es un borrón con cuentas nuevas en que los flujos para ambas partes no se alteran. El beneficio es que ayudaría a que los trabajadores se alejen más del discurso de la explotación y los empresarios saquen el pasivo laboral de la lista de quejas incontrovertibles impiden un mejor clima de inversiones (en esa que está, por ejemplo, el anticipo).

En el caso de la cesantía también los emprendedores imputan al costo laboral las provisiones para ese eventual gasto. El costo unitario de producción incorpora el escenario más probable del monto a erogar por decidir unilateralmente la terminación de un contrato laboral sin dar explicaciones.

No puede ser de otra manera porque la función empresarial en mercados competitivos requiere de valoraciones precisas sobre el costo de los factores.  A los accionistas se le presenta un plan de negocios para obtener un residual sobre el que se crean expectativas de dividendos y recursos para reinvertir.

Por eso si hoy se quiere eliminar la cesantía la única forma de convencer a los trabajadores es entregarle hoy una garantía de recibir la suma que le correspondería por ley en caso de despido. Francisco, con diez años en la empresa y un salario de 30 mil pesos, sabe que hasta el 31 de agosto su derecho adquirido por auxilio de cesantía es de 230 días equivalentes a RD$193,034.

Si le entregan esa garantía no tendría inconveniente en que se decida hasta aquí llegó la cesantía. Entenderá cuando le digan “Francisco, mira, esa garantía queda congelada en ese monto nominal, no te estoy afectando derecho adquirido, y aquí tienes un aumento de x% con el que puedes comprar una póliza de seguro o abrir una cuenta propia de ahorro con esa finalidad.”

“Yo de eso no sé, ni me voy a meter, es asunto tuyo, lo mío es producir bien mi cachivache compitiendo con unos chinos que no duermen y a los dos nos pueden dejar sin medios si se caen las ventas. Con personas talentosas como Juan Garrigó en el área de seguro verás como se diseñan las mejores pólizas de esa naturaleza.”

Ese es un marco razonable para salir de la cesantía sin darle un palo a un panal de avispas.