"Sendero entre las piedras" (Poemas), de Gerardo Castillo Javier, es una obra de "Dragón Editorial, diagramada y una presentación en la contraportada, a cargo del poeta y narrador, Eladio de los Santos García; con diseño portada, a cargo de Perla Castillo Rodríguez y portada de Génesis Castillo Valenzuela. Impresa en Editora Búho, Santo Domingo, República Dominicana, 2024. Contiene 121 págs.

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Foto de Gerardo Castillo Javier, de la solapa izquierda de la portada de la obra citada.

A nivel de su arquitectura o integración interna, ese libro consta de siete (7) grandes bloques, representados por los siguientes títulos: 1- "El resplandor", págs.11/22;
2-"La casa", págs. 23/40; 3-"El río", págs. 41/54; 4-"El vacío", págs. 55/70; 5-"Las sombras", págs. 71/86; 6-"Las cavernas", págs. 87/104 y 7- "Yo", pags. 105/121.

Esos siete bloques temáticos, contienen 4 partes, cada uno, para un total de 28 subdivisiones temáticas. Esa arquitectura interna en esa obra, es resultado de una planificación racional del autor, por lo que los enfoques discursivos y formales, mantienen unidad expresiva, fónica y semántica.

Leer esta obra, a sabiendas el lector de que se trata de una prosa poética, asumida como un planteamiento psico-filosófico, donde se parte de la duda y del desconocer lo que se supone conocido. He aquí la voz poética de un yo que se interroga y él mismo construye su respuesta.

El mirar del poeta es aquí la.negación de lo mirado, desde la catarsis del sujeto que afirma su existencia, negando el transcurrir de su vivir.

Es este el interrogar del yo que se responde a sí mismo, organizando y aclarando sus propias dudas, desde sus más diversas respuestas.

Hay aquí una poética del absurdo, proyectando el saber que se cree no saber. Hay en esta obra una acción epistémica que va más allá de la indagación psicológica del Ser. Hay aquí un filosofar, sobre la cotidianidad de lo no filosofado.

El vacío, aquí no es la nada, es un algo poetizado que adquiere forma y sentido, desde la simbología y la musicalidad de la palabras, desde lengua.

El poeta nos dice y se dice, como quien se busca desde el esplendor del agua que corre hecha río y hecha mar. La negación de lo existente es la afirmación de algo que existe. Hay una aparente proyección de lo contradictorio, desde el se afirma algo. Ese algo que aquí se afirma, mantiene el poder de la certeza confirmada.

La luz del sol o el brillo del espejo, o la naturaleza y los colores, sobretodo el azul y el blanco, son razones temáticas, en las que el creador se asume, para fijar y expandir su decir poético.

Todo cuanto nos dice o nos pregunta, como lectores, son acciones hechas para sí mismo, porque el sujeto-autor se busca y se encuentra a sí mismo en su poetizar.

Él es el cosmo que busca y sabe que lo contiene en su poética. Él es la interrogante, y,a su vez, es también la respuesta reafirmada de sus incógnitas.

Él es el psicólogo que poetiza y él es también el filósofo que poetiza y psicologiza su manifestación estética. Aquí su poetizar es la simbología del todo y de la nada, en búsqueda de sentidos en estado de permanencia.

Procura asumir la voz de Heráclito en torno al gua del río que ,cuando nos sumergidos en ella, no es la misma agua. Veamos:

"Como el tiempo o la luz, el río fluye y permanece , como las sombras. El río parece que se va mientras se queda; el tiempo, como la luz, no tiene estación lluviosa y solo se va".

(Ver pág. 43, obra citada).

La temporalidad y la lluvia, son poetizadas por el sujeto-autor, desde la metáfora, haciendo de su simbología, la proyección de sus elucubraciones estéticas, al jugar con los conceptos, siempre en procura de auto-responderse y respondernos.

Otro tema abordado en esta poética del absurdo, es el narcisismo, como reflejo del yo-poético pluriforme y egoísta, lo que impide al sujeto mirarse o verse en su propio espejo y asumir la realidad tangible e intangible que le circunda.

Para este creador, todos somos Narcisos y cuando no lo somos, lo llevamos instalado en nuestro ego. Es por eso que el poeta no escapa del psicólogo que ausculta debajo de nuestras miserias humanas. Veamos:

"Lo intuimos mucho más tarde, pero al principio no podemos más que equivocarnos, pues toda atribución de sentido nace del Narciso sobre las aguas. Luego, en el momento menos pensado, las inconsistencias nos colman de preguntas y de dudas la soledad y el café. Muerto Narciso el sentido se aclara".

(Ver pag.60, obra citada).

Debo admitir que, cuando, más arriba dije que el sujeto-autor psicologiza su poetizar, me equivoqué, por al mirarme en la muerte del Narciso que todos llevamos instalado en la memoria, el poeta me ha dicho que más que un psicologizar, lo que allí ocurre es el psiquiatrizar del decir poético, para desmembrar el alma del lector, tu alma y la mía, a partir de la palabra.

Al final, nos queda la mirada del filósofo instalado en su propia caverna, construyendo, desde el vacío, su propio vacío, su todo poético y su nada hecha vertida en sentidos, desde la poesía.

Es esta la biografía o la memoria vital del sujeto-autor, desde su yo poético. Este es su vivir, la interrogante y la respuesta de su existir.

Hagamos de su historial, el recuento de nuestro vivir, a partir de este "Sendero entre piedras", antes de que las rocas; Narciso;el tiempo; el vacío; las cavernas y la nada, nos convoquen al viaje sin retorno…hacia la incógnita del sendero impredecible, fijado aquí por la voz musical del poeta.

– Ilustraciones de la psicóloga, pintora y pianista, doctoranda Madelinne Martínez.