La villa de Moca será pronto, si sus habitantes continúan como hasta ahora, una de las ciudades de primer orden de la República. Allí encontramos sociedades literarias, biblioteca pública y gran entusiasmo por el progreso intelectual.
Emilio Prud-Homme
En la revista de estudios dominicanos Eme Eme, vol. 13 número 75, del año 1984, la profesora Rafaela Joaquín Reinoso, publicó, bajo el título “Moca en la Historia de la Educación Dominicana”, un interesante texto sobre las primeras instituciones educativas mocanas y sus primeros maestros.
En el ensayo de 38 páginas, digitalizado y publicado por el Archivo General de la Nación, destaca el papel jugado por los primeros maestros y la importancia que tuvieron las instituciones educativas y culturales en el desarrollo de la sociedad mocana.
En el referido escrito, se divide la historia de la educación de la provincia en cinco periodos: Desde la fundación hasta la llegada de los maestros puertorriqueños; Desde el inicio de la obra educacionista de Ulpiano de Córdova y Salustio Morillo hasta la caída de Ulises Heureaux; El período normalista, que va desde el primer gobierno de Horacio Vásquez hasta el 1930; los 31 años de dictadura trujillista; y el último, correspondiente a la fundación de la Universidad Católica Madre y Maestra (UCMM, posteriormente PUCMM) hasta 1985.
Según el investigador Jaime Julia, el centro educativo más antiguo del que se tiene registro en Moca es La Escuela Primaria, dirigida por Florentino Sardá (1862); Rodolfo Gautier (1864); y Mauricio Graterau (1865). Pudo haberse creado a partir del decreto del presidente Buenaventura Báez, de 1853, ordenando a los ayuntamientos y a las diputaciones provinciales el establecimiento de al menos una escuela primaria en cada Común.
Al mismo tiempo, se conoce la existencia de una escuela para niñas dirigida por la profesora Guadalupe Contreras Rodríguez y una de varones, dirigida por el maestro José María Bidó.
En esta primera etapa la situación del sistema educativo no fue diferente a la del resto del país, donde los acontecimientos políticos no contribuían a la mejora. La mayor parte de la población era ágrafa y a pesar de los decretos que ordenaban a los ayuntamientos al sostenimiento de escuelas municipales, estos se encontraban imposibilitados de cumplir por falta de presupuesto.
El segundo período se caracteriza por la proliferación de escuelas de carácter público y privado y, sobre todo, por la activa presencia de dos grandes maestros puertorriqueños: Ulpiano de Córdova y Salustio Morillo, ambos reconocidos como mentores de los primeros profesionales mocanos. Salustio, invitado por quien para entonces representaba la máxima autoridad del pueblo -el comandante en armas Telésforo Hernández- establece su residencia en la provincia, dedicándose a la dirección de la Escuela Municipal, al mismo tiempo que regentaba una escuela privada. Hasta sus últimos días se dedicó a la docencia, como maestro de idiomas y de contabilidad, así como de diferentes asignaturas de la enseñanza superior.
Se le atribuye a su influencia el auge que logró el teatro de aficionados en Moca. Se dedicó al ejercicio de la medicina (carrera que al parecer no concluyó) para los más necesitados y la creación de una de las primeras farmacias del pueblo.
Fue maestro de destacados alumnos que luego pasaron a su vez a ejercer como docentes: Juan Crisóstomo Estrella, Manuel de Jesús Viñas, Anselmo Jiménez, José Francisco Rojas, Manuel Antonio Pichardo y Elías Jiménez. Complementó su labor magisterial con el ejercicio de cargos públicos. Fue secretario, presidente y síndico municipal. Según la maestra Rafaela Joaquín Reinoso, también se dedicó a la producción literaria, delejando tres obras inéditas, las cuales sería conveniente rescatar.
Ulpiano de Córdova llegó al país como alumno del profesor Tomás Cocco en 1867. Había residido primero en Saint Thomas, ejerció como director de la escuela pública durante 20 años, teniendo como discípulos a los destacados mocanos: Elías Brache hijo, Manuel Cabrera, Manuel de Jesús viñas, Carlos María Rojas hijo, Manuel cabrera hijo, Segundo Burgos Brache, entre otros. Se desempeñó también como juez alcalde.
Las instituciones educativas fundadas en este período fueron las siguientes:
El Instituto Mocano, fundado en 1876 por Medardo Bonilla y dirigido por Ulpiano de Córdova, contaba con plan de primaria y, posteriormente, en 1883, con secundaria. Sus exámenes eran públicos y sus resultados salían en los principales diarios de circulación municipal. El jurado examinador llegaba desde la culta y olímpica ciudad de La Vega. Poseía una dotación mensual de 135 pesos, 90 para el salario del director y 45 para los tres ayudantes. El mobiliario era de 7 mesas grandes, 2 mesas pequeñas, 17 bancos, 5 pizarrones y 5 mapas. Se utilizaba el método explicativo.
La Escuela Particular de Niñas Santa Ana, fundada por Icelsa morillo en 1874, ya para 1880 tenía 113 alumnas. Asistían jóvenes de Montecristi, Santiago y provincias aledañas. Ofrecía primaria y secundaria con una asignación por parte del ayuntamiento de 30 pesos mensuales. Además de las materias básicas, ofrecían labores de tejidos, bordados y calados.
Otras instituciones importantes fueron: la Escuela de Niñas Corazón de Jesús, dirigida por Eulogia Guerrero y asistida por Enriqueta, Dolores y Raúl Lajara; La Escuela Vespertina para Niños Pobres, fundada por la Sociedad Amigos de la Luz; Colegio Municipal San Buenaventura, dirigido por el puertorriqueño Carlos Simón; La Escuela Nocturna para Obreros, fundada por iniciativa de La Sociedad la Democracia en 1880 y dirigida por José María Pichardo; así como las escuelas rurales: San Carlos, en Canca; San Pablo, en La Isleta; San Blas, en Juan López; y La Fe, en La Ermita.
El tercer período, que la maestra Rafaela denomina “El Normalista”, comienza en Moca relativamente tarde, pues a pesar de las dos visitas realizadas por Hostos a la provincia en 1887 y 1900 respectivamente, su influencia comienza a sentirse cuando en 1901, uno de sus discípulos, Luis Weber, funda el colegio particular Hostos. Posteriormente, en 1911, se fundan dos escuelas superiores para varones. Estas escuelas se convertirán mas tarde en las normales.
En 1912, se registran dos estudiantes mocanos estudiando en Bruselas: Fernando de Lara y Manuel Cabrera hijo. En enero de 1916, se graduaron las primeras y los primeros normalistas. En 1919, Moca es sede del tercer concurso escolar nacional, patrocinado por el Club Recreativo, acogiendo alumnos de todo el país.
En el cuarto período, que corresponde la educación en la tiranía trujillista, se cierra la normal el 30 de noviembre de 1930. Durante los trece años que permaneció inactiva, el profesor Francisco Guzmán Comprés impartió clases privadas a domicilio y en su escuela particular aplicando el método hostosiano, por lo que la influencia de Hostos se mantuvo presente.
En el 1946, llegan las hermanas de la orden de María Auxiliadora, las mexicanas Esther Roque Fuente, Guadalupe Chapula y la checoslovaca Francisca Janákova. Se inscribe el primer estudiante en la UCMM, el mocano Rafael Cáceres. La provincia Espaillat durante muchos años ocupó el primer lugar de procedencia de alumnos que ingresaban a la UCMM.
Las sociedades culturales, a su vez, desarrollaron una labor complementaria en la misión formativa de la Escuela. Estas fueron: La juventud Mocana, que fomentaba el teatro y la biblioteca, La Democrática, patrocinó la Escuela Nocturna, La Caridad, con el proyecto creación de hospital, Hijos del Pueblo, Club Recreativo, Aurora Cibaeña, Taller Democrático, Las Amigas de la Luz, La Perla Mocana y Rayos de Luz.