Me acuerdo que en la lejana década de los ochentas, al llegar al túnel de Puerto Plata, había que había accionar el claxon, –la bocina, vamos–, y uno voceaba hasta salir heroicamente de él. A pocos kilómetros de allí, un gran número de turistas manejaban los famosos Dt’s, motocicletas que permiten ir a cierta velocidad.
Los veía en nuestro recorrido e iban a una considerable rapidez. Las alquilaban allá mismo en Puerto Plata. Hoy creo que esto ha mejorado: se alquilan las motos de una menor cilindrada, más seguras y más dóciles en su manejo por los pueblitos.
Levantar túneles es una de las misiones de Obras Públicas, pero ya sabemos que no son tan comunes. Podemos contarlos con las manos, algo que no quiere decir que somos una ciudad atrasada. La memoria de aquel claxon activado surge cuando atravesamos uno: ya aquí no es necesario hacerlo porque no se trata de un viaje con la playa como destino.
Otro detalle interesante que no me canso de mencionar: una turista de Puerto Plata, cerca de un gran hotel fue encontrada por quien esto escribe en un supermercadito comprando leche achocolatada. Llevaba en su pequeña funda, unas cuantas galletas. No dudo que invirtiera su tiempo en espiar las obras de pintura que estaban en la orilla de esa calle, cerca de un hotel atiborrado de nativos y extranjeros.
La playa es la antítesis del túnel. En su vasta extensión, el mar no está limitado por un techo de cemento y hormigón: es el cielo puro donde puedes ver aves de la costa. Conozco mucha gente que se ha hecho especialista en fotografiar aves: comienzan por pequeñas pinchitas y terminan en las palomas. Acuérdese que las aves pueden volar, lo que demuestra la majestuosidad de la naturaleza.
El Ministerio de Obras Públicas tiene claro lo que tiene que hacer: levantar puentes, hacer carreteras y túneles. Hace meses, le pregunté a un trabajador ingeniero: esta obra cuánto tiempo estará en fase de construcción? Me respondió que no sabía, que la fecha final la dirían luego.
Hay otros hoyos en la ciudad que no sabemos cuáles estructuras albergarán: es como un misterio para que lo resuelva el gran sir Arthur Conan Doyle o la gran Agatha Christie que, con su esplendor, puede resolverlo casi todo. (No se pierda la película Muerte en el Nilo en la que sale la bella Gal Gadot y Annette Bening).
El sector privado dominicano tiene grandes construcciones. La capital dominicana se ha forrado de grandes obras y se espera que, para unos diez años, haya todavía más. Un arquitecto me diría que el crecimiento es vertical. Copia a otras ciudades del mundo: Hong Kong, Beijing, Kuala Lumpur, etcétera.
Momentos más tarde, le pregunto al ingeniero qué le parece tal o cual túnel. Me responde que es una gran obra, que lo que yo quiero saber es si el túnel de Puerto Plata está bien cuidado y de seguro que sí.
En sus veloces motores, los turistas no llegan tan lejos en su salida fuera de la zona de Puerto Plata, eso está clarito. Se mantienen en una zona considerable en la distancia, aunque no tienen a un dominicano que los guie. Son profesionales en el uso de las motos?
Durante los últimos meses, he investigado en los locales de alquiler y necesitas una licencia para conducirlas. La comodidad de la máquina es algo atractivo. Por ejemplo, para un turista de Samaná es muy funcional conocer la ciudad en una moto. Lo mismo ocurre con otras locaciones turísticas.
Hace algunos meses, vi en un restaurante italiano a una italiana que vino a Punta Cana y que estaba allí con su amigo. Andaban en una escúter que los conducía por todo misterioso lugar del pueblo o la carretera. Los dos esperaban a nada: saben cómo vivir la existencia y tienen claro que llegarán al hotel a la hora indicada.
¿Se torna misterioso e inseguro el pueblito cuando cae la noche? No podemos decirlo, pero si está claro es que la recomendación es que no salgan a esa hora y que se queden en el hotel. No es necesario andar “brujuleando” para ver qué se te pega. El tema de la seguridad es importante para los turistas.
Me queda la imagen de esa excavación en la ciudad de Santo Domingo: le pregunto al ingeniero si allí se hará un edificio de apartamentos y me dice que sí, que habrá varias cuestiones.
Uno se queda con la impresión de que se hará una plaza y que los transeúntes tendrán un lugar más donde pasarla bien antes de llegar a su trabajo en la zona. Como es por todos sabido, las plazas construidas en los últimos diez años cambiaron la fisonomía de la ciudad.