El número de profesionales de la salud cubanos presentes en Haití en 2023 no supera los 200, de los cuales 77 son médicos que ejercen mayoritariamente en el sur del país. La operación milagrosa ya no funciona, los centros hospitalarios están cerrados, Noruega ya no financia de la misma manera el «plan integral de salud», la cooperación médica cubana en Haití sólo existe de nombre y se reactiva en caso de catástrofes naturales.
Nadie en el Ministerio de Salud Pública y Población puede decir cuántos médicos haitianos formados en Cuba están hoy en Haití. Nadie parece saber en qué se han convertido. De los centenares de graduados de la escuela secundaria que el país sabía contratar cada año, el programa se reduce a unas 15 becas concedidas a los más influyentes. Dicen que son becas de cortesía.
Cientos de médicos graduados en Cuba desde 2013 están a la espera de nominación. Las promesas no se cumplieron y la presencia de los cooperantes cubanos en el país no ha impedido que los principales indicadores de salud se vuelvan rojos.
El primer acto de la cooperación médica cubana en Haití comenzó bajo la presidencia de René García Préval (1996-2001). Se desplegaron 100 médicos cubanos en Haití con una perspectiva que debía permitir abordar los problemas de salud en Haití a largo plazo. La visión del gobierno cubano estaba bien definida: se trataba de predicar con el ejemplo sobre cómo ayudar a un «país amigo» necesitado sin injerencia. El presidente Castro, con un aire incisivo, declaró: «Haití no necesita soldados, no necesita una invasión de soldados; lo que Haití necesita es una invasión de médicos; lo que Haití necesita son, además, invasiones de millones de dólares para desarrollarse».
El pretexto había llegado en el momento oportuno; Haití era testigo impotente de los daños causados por los huracanes George y Mitch. «La nueva etapa de esta cooperación comenzó en 1998, cuando nuestro país envió una brigada médica, medicamentos y todo lo necesario para socorrer a la población afectada por los huracanes George y Mitch», se enorgullece Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de Cuba, en la Conferencia Internacional para la Financiación de la Reconstrucción de la Península del Sur de Haití, el 16 de febrero de 2022.
Un año después, es decir, en 1999, la cooperación iba a adoptar una forma más ambiciosa que hizo nacer la esperanza de un sistema de salud autónomo con profesionales de la salud cualificados. El primer contingente de jóvenes haitianos fue enviado a Cuba para comenzar sus estudios de medicina en 1999 en la escuela caribeña abierta en Santiago de Cuba como una extensión de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de La Habana. El objetivo era claro según el memorando de entendimiento: capacitar a médicos haitianos que sustituirán progresivamente a los cooperantes cubanos en Haití.
En 2001 se inició una colaboración con la facultad de medicina creada por el presidente Jean-Bertrand Aristide. Cuba ha enviado profesores que también han trabajado como médicos al servicio de la población haitiana. Después de los acontecimientos del 2004, unos 270 estudiantes y sus profesores regresaron a Cuba para continuar sus estudios. En diciembre de 2002, más de 800 médicos haitianos recibían formación en la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Fueron contratados en todos los departamentos geográficos del país. Los años 2003 y 2004 se caracterizaron por fuertes turbulencias políticas que afectaron tanto al despliegue como a la contratación de nuevos médicos. Sin embargo, el programa se mantuvo. El 29 de septiembre de 2004, tras el paso de la tormenta tropical Jeanne, el Gobierno haitiano elogió la cooperación médica cubana en Haití.
En una reunión de trabajo de la OMS, el 29 de septiembre de 2004, el Sr. Jean Ricot Dorméus declaró: «Los recursos humanos en materia de salud en Haití son a la vez insuficientes y distribuidos de manera desigual en todo el territorio. Si se compara el número de profesionales de la salud registrados con la población estimada, se obtiene una cobertura de 2,5 médicos y 1 enfermera por cada 10.000 habitantes.
Para paliar este déficit, hace ahora cinco años, el Gobierno recurrió a la cooperación cubana con una adición de 500 profesionales en el sistema. La calidad y la cantidad de la atención han mejorado ligeramente. En cuanto a la formación, un grupo de 500 jóvenes haitianos estudia actualmente medicina en Cuba. Están vinculados al Ministerio de Salud Pública y Población por un acuerdo que les obliga a regresar a su comunidad de origen durante al menos diez años. Es de esperar que en el próximo bienio se incrementen los recursos humanos en materia de salud con cierta equidad en la distribución y, por consiguiente, se mejore la prestación y la calidad de la atención.»
2005, los primeros diplomas y la comprobación de los límites
La doctora Josette Bijou, Ministra de Salud Pública y Población en 2005, recibió la primera promoción de graduados procedentes de Cuba. En una entrevista concedida al diario Le Nouvelliste, la doctora Josette Bijou entrevistó ya los límites de esta cooperación. «Yo era consultora en la Organización Panamericana de la Salud cuando el Ministro de Salud en 1998 anunció la llegada de la primera brigada de médicos cubanos. La OPS/OMS se mostró perpleja por la mala experiencia de cooperación similar en Brasil. Tuve que esperar a ser nombrada ministra para comprender los límites de este programa.»
Entre las debilidades identificadas, la doctora Josette Bijou considera que el despliegue de los médicos cubanos se hacía fuera del respeto de la ley haitiana. «Estos médicos no fueron evaluados, fueron desplegados sin la certificación de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Haití. Al final, algunos ni siquiera eran médicos, y fue después de ciertos daños que tuvimos que tomar medidas que llegaron a deportar a algunos cooperantes. A este nivel, fue una estupidez», reveló la doctora Bijou.
Más allá de este aspecto, según Josette Bijou, el MSPP tuvo que pagar para rehabilitar el dormitorio de los estudiantes en Cuba, 3 promociones de estudiantes en la facultad de medicina de la universidad del presidente Jean-Bertrand Aristide tuvo que ser enviada a Cuba para terminar sus estudios. El MSPP también tuvo que adquirir equipo informático para que los estudiantes haitianos pudieran competir. «Envié la primera promoción en servicio social, cuando llegué a la fase de nombramiento, ya no era ministra. Los graduados no han sido atendidos adecuadamente», dijo Bijou.
«Una cooperación por redefinir», según el doctor Garnel Michel
El doctor Garnel Michel forma parte de la séptima promoción de médicos formados en Cuba en el marco de esta cooperación. Evoca con entusiasmo el comienzo prometedor de una época ya pasada del programa de formación de médicos haitianos en Cuba mediante una cooperación que, a pesar de las irregularidades, hacía soñar a los graduados de la escuela secundaria en Haití. «Mi hermano y yo fuimos seleccionados ese mismo año tras un riguroso concurso organizado por la Dirección de Formación y Perfeccionamiento en Ciencias de la Salud del Ministerio de Salud Pública y Población. Desde el anuncio de los resultados, el Estado haitiano se ha hecho cargo de todo con una seriedad y una exactitud que me parecen bastante lejanas hoy. Era el gobierno quien daba los pasaportes, organizaba los encuentros de preparación y compraba el billete de ida para cada beneficiario. En el momento de la salida del país también se pagaban a cada becario unos gastos de 50 dólares.»
Como jefe de nacionalidad (representante de los estudiantes haitianos), el doctor Garnel Michel recuerda también las primeras irregularidades. «La primera irregularidad se refería al subsidio mensual que el Estado había prometido a cada becario, es decir, 50 USD. A lo largo de los años, los 50 USD no permitían a los becarios subvenir a sus necesidades, sino que debían adaptarse al costo de la vida en Cuba. Además, se podían pasar varios meses antes de recibir este dinero», dijo el doctor Garnel Michel. Esta situación obligaba a algunos estudiantes a recurrir a otras actividades para alcanzar los fines de mes, lo que provocaba una falta de concentración en los estudios.
Al final de la formación, la señal enviada por el Estado haitiano tampoco tranquilizaba a sus becarios. En el memorando de entendimiento se decía que el Estado haitiano pagaría el billete de vuelta. Después de la ceremonia de graduación, teníamos que salir del campus después de un mes. Un mes más tarde, no se habían comprado el pasaje. Algunos becarios corrían incluso el riesgo de encontrarse en la calle. Fueron nuestros padres los que compraron los billetes», lamentó una vez el Dr. Garnel Michel.
Según lo acordado entre el Estado haitiano y los becarios, al regresar al país debían regresar a sus departamentos de nacimiento para prestar servicios sociales. También debían permanecer allí durante 10 años como empleados del Estado haitiano. En caso contrario, debían reembolsar al Estado haitiano una suma de 54.000 dólares estadounidenses, es decir, la cantidad invertida en cada becario en Cuba para los estudios de medicina. «De regreso al país, efectivamente, estábamos allí a disposición del Estado haitiano, pero había que constatar que después del servicio social los nombramientos no han seguido. Con la llegada de la ministra Florence Guillaume Duperval, se ha tenido que esperar unos tres años para el nombramiento de una cohorte de 400 médicos formados en Cuba de los 800 presentes en Haití. Cuando fui nombrado director del Centro Nacional de Ambulancias, también había facilitado el nombramiento de una decena de médicos capacitados en Cuba. Esta es la realidad», ha dicho el doctor Garnel Michel.
Hoy, con un poco de perspectiva, el doctor Garnel Michel piensa que el gobierno debe redefinir los contornos de esta cooperación. Es una cooperación que ha sufrido, mal planificada. Simplemente hemos perdido el control. Hoy, es necesario orientar esta cooperación en el sentido de la formación de otros cuadros capaces de abordar problemas técnicos en el sistema de salud haitiano. Habrá que evaluar de nuevo nuestras necesidades: ¿necesitamos médicos generalistas o especialistas? ¿Cómo podemos beneficiarnos de los profesores y técnicos cubanos?» se preguntó el doctor Garnel Michel, que cree que esto debe ser objeto de un gran debate en la sociedad, convencido de que no podemos permitirnos gestionar nuestra relación con Cuba como lo hacemos con la República Dominicana, sin ningún control.
Texto del Dr. Claudy Junior Pierre, 19 de septiembre de 2023, Le Nouvelliste, traducido al español por Gilbert Mervilus