En sentido general, consolidar la democracia significa fortalecer el Estado de Derecho, lo que implica a su vez hacer efectivos los principios de primacía de la Ley frente la arbitrariedad o discrecionalidad en la toma de decisiones que afectan a la sociedad, separación de funciones entre los poderes del Estado e igualdad de todos ante la ley.
La responsabilidad de las Asociaciones Sin Fines de Lucro (ASFL) en la consolidación de la democracia abarca velar por la transparencia de los procesos electorales como garantía de legitimidad de los resultados de dichos procesos; transcendiendo los derechos de elegir y ser elegidos, hasta lograr participación significativa en la gestión de las políticas públicas. Igualmente, las asociaciones tienen el rol de promover las reformas institucionales orientadas a aumentar la eficiencia y la transparencia de la administración pública, y colocar en el debate público la responsabilidad de los actores del sector privado en el cumplimiento progresivo de la justicia social, como condición necesaria para la gobernabilidad democrática.
En efecto, la Carta Democrática Interamericana establece que “la participación de la ciudadanía en las decisiones relativas a su propio desarrollo es… una condición necesaria para el pleno y efectivo ejercicio de la democracia”. Es preciso partir de este enfoque para analizar el rol de las ASFL en la consolidación de la democracia, considerando además las dimensiones concretas en las que se verifican las contribuciones de las asociaciones.
Desde una perspectiva histórica las ASFL se presentan como un actor clave dentro del conjunto de la sociedad civil, en cuanto a la defensoría de derechos individuales y colectivos; que ha promovido reformas institucionales orientadas fortalecer el equilibrio entre los poderes públicos, elevando la participación ciudadana.
Las asociaciones han demostrado su relevancia a la hora de diagnosticar y conocer a profundidad los problemas de la democracia e identificar los desafíos que implica su fortalecimiento, aportando su visión sobre la solución de problemas políticos y sociales; así como evidencias que sirven de base para la formulación y revisión de las reglas de juego en determinadas coyunturas, desde un enfoque que responde fundamentalmente al interés general de la sociedad, en tanto que persigue corregir distorsiones e inequidades ocasionadas por relaciones de poder desequilibradas entre los actores del sistema político.
Las contribuciones de las asociaciones sin fines de lucro al avance de la democracia han sido posibles gracias a la influencia que estas han ejercido en la creación y participación en espacios de diálogo entre el Estado y la sociedad civil, los cuales han ayudado a tender puentes, así como a crear consenso social y político, en el contextos que han demandado una aproximación abierta y tolerante hacia los enfoques e intereses de los demás actores políticos y sociales.
Finalmente, e igual de importante para la salud de la democracia, es el rol que desempeñan estas organizaciones cuando acompañan a las comunidades y grupos sociales en sus reivindicaciones, gestionando procesos de empoderamiento ciudadano, proporcionando orientaciones políticas, compartiendo recursos, así como métodos de lucha constructivos que fortalecen la credibilidad de la sociedad civil en su conjunto y dan más peso y legitimidad a las demandas ciudadanas.
Las ASFL promueven así la construcción de alianzas a todos los niveles, fortaleciendo el tejido social, facilitando el acceso de los actores comunitarios a los espacios de debate y toma de decisiones de interés público. Lo expuesto anteriormente no solo demuestra la existencia de amplios campos desde los cuales las asociaciones sin fines lucro contribuyen a la consolidación de la democracia, sino que además queda de manifiesto la importancia de las asociaciones para la evolución de la propia cultura política.