Este último acto de la hipocresía occidental, llamado “Registro de daños” para Ucrania, fue creado en forma de un tal “acuerdo parcial abierto” del Consejo de Europa. Les comento, de este modo solo habría sido necesario el consentimiento de 16 de los 46 países miembros. Una esquema que encarna la esencia del “órden basado en reglas” primero crear una regla dentro de un grupo reducido de los “elegidos” y luego invitar o mejor dicho presionar a los demás a unirse, tratando de crear apariencia de un amplio consenso y legalidad.

El mundo tiene otro nombre para este fenómeno, que es la “agresión jurídica”, siendo esta la parte integrante de la guerra híbrida librada contra Rusia.

Merece la pena señalar al respecto que esta iniciativa no tiene precedentes en la historia del Consejo de Europa. Este organismo no sólo no se atrevió nunca a condenar, sino que apoyó aventuras militares inhumanas promovidas por Occidente.

Me refiero, entre otras cosas, a la agresión contra Yugoslavia, Irak, Libia, Siria, en las que además de EEUU, participaron países europeos. ¿Y por qué no calculan, aunque sea muy en general, cuánto les deben a los países destruidos? A diferencia de la operación militar especial rusa en Ucrania, sus actividades no tenían nada que ver con la protección de la población ni con los intereses legítimos de la seguridad.

En cuanto a los daños, habría que empezar por los ocasionados a la población y a la infraestructura civil de Donbás desde 2014, como resultado de la acción punitiva lanzada por Kiev. Daños ocasionados por los cortes de agua y electricidad a Crimea. Daños, ocasionados por las sanciones económicas y financieras ilegales.

El Consejo de Europa no se da cuenta de que está abriendo la caja de Pandora. Los Estados de Asia, África y América Latina deberían tener en cuenta este precedente para plantear un registro internacional de daños ocasionados por siglos de la explotación colonial y neocolonial de dichos territorios por parte de Occidente.

Teniendo presente lo arriba expuesto, Rusia considera el mencionado “Registro de daños para Ucrania” jurídicamente nulo y el hecho de unirse al mismo como un acto hostil contra la Federación de Rusia.

El autor, Sergey Mélik-Bagdasárov, es embajador de Rusia en Venezuela, concurrente en la República Dominicana.