Envuelto en un torbellino de  tristeza al descontar el día, se apaga el alma mía. Si celular, sin noticia ,soy brújula sin norte en la mañana, qué responder a la pregunta cotidiana.

El centellar luces alineadas intentan aproximar mi corazón a la triste de noche,  pero me resisto a la sorpresa de la ausencia. Pero las pulsaciones  y mis latinos me traicionan, nunca sentí tanta distancia.

Camino escoltado, sin escolta, más no soy yo quien se protege; deslizar  la noche buscando amaneceres escoltados por los ángeles que transitan en la existencia  vacía de mis ojos.

No hay parte noticioso, no hay presencia dominical, tampoco en la esquina más alegre se te ha visto llegar, desviado tu curso por camino  celestial, no hay árboles, no hay sol, encerrado en exclusividad decidiste  descansar.

¡Oh extrañeza de la vida! 48 horas sin hablar, amigo de la palabra, del discurso,  los amigos circulantes, extraño el silencio conjugado.  Hoy en mi alma lacera una preocupación   profunda que nos acerca a la verdad.

Ese círculo de tristeza intelectual confusión de mi alma caída, entre dolores y sollozar,  cómo entender esta partida, cómo entender que ya no está, cómo suplir el armador de armadores de sueños,  cómo responder  la libertad.

Descansaste frondoso árbol  al gusto,  singularidad excepcional, al final todo es posible, es posible tener que admitir que con nosotros no está, nos queda la alegría, nos queda la esperanza, con autenticidad, sin conducta preconcebidas, con irreverencias nocturnal.

No te abandono me quedo contigo,  jugando  el piso con las fotos del Atlas Mundial, armado la geopolítica de tú sueño. Ahí me quedo y empiezo a transitar contigo de nueva hacia la libertad del álamo y el cajuil  de sombras,  transitar por tú caminos, ahora es más difícil, sin consejos, siempre nos iluminará alegraría de tú esperanza.

No lea nada este Réquiem no es verdad, es solo una ficción de mi alma atormentada, cuando subo la escalera, se que al tocar la puerta tú de nuevo me abrirá.