La senadora Isabel Mayer

Acababa de publicar en Instagram una nota sobre una personalidad dominicana desconocida para la mayoría de los haitianos, la senadora Isabel Mayer, cuando me enteré del nuevo capítulo de las futuras deportaciones masivas: «El gobierno de República Dominicana anunció el miércoles 2 de octubre un plan para deportar a 10.000 haitianos indocumentados por semana en un intento por controlar la migración irregular desde su país vecino, asolado por la violencia de pandillas y la pobreza. » (Santo Domingo (AFP)

Como lo escribí anteriormente, me niego a encerrarme en la percepción deseada y mantenida por los políticos haitianos. Hay muchas mentiras y prejuicios en la cabeza y las palabras de nuestros políticos y también de la mayoría de nuestros intelectuales. De hecho, sin descartar a los que no lo son y saben utilizar todas las circunstancias para hacer ruido. La República Dominicana y Haití tienen una historia especial. No fue hasta febrero de 1986 que una generación de haitianos se enteró de que el maletín del Consejo Estatal del Azúcar (CEA) se dividía entre el ministerio haitiano de asuntos sociales, signatario de los contratos de la zafra azucarera y el Palacio Nacional haitiano… La Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas no es un instrumento adecuado para estos dos países. Las élites haitianas de ayer y de hoy siempre han tenido muy malas relaciones con el respeto a las convenciones. Siempre se creen capaces de evitarlas o ignorarlas. Esto explica en parte el estado en que se encuentra Haití.

Comencé a observar el rápido deterioro de la situación haitiana desde enero de 2019. Empecé mis observaciones en la acera misma del consulado general de la República Dominicana en Pétion-Ville. Yo tenía la impresión de que todo el país haitiano quería viajar a la República Dominicana. Mis notas y fotografías publicadas regularmente a través de las plataformas no parecían interesar a nadie…

La actitud de las autoridades dominicanas no es diferente a la de algunos círculos poderosos, actualmente en campaña, en el norte de nuestro hemisferio…

Mientras tanto, el ciudadano está obligado a preguntarse ¿para qué sirven los políticos haitianos? Ausentes ante los desastres naturales; ausentes en la organización del país; sin embargo, históricamente activos en todas nuestras desgracias. Si nuestros derechos no están protegidos en nuestro país, ¿cómo podemos exigir que lo contrario se haga fuera de Haití? Las últimas referencias serias del Estado haitiano se remontan al régimen de Jean-Claude Duvalier (1971-1986), considerado sin embargo como un «mal gobierno».

La frontera es solo un aspecto de la dramática gobernanza haitiana. ¿Dónde está la República Dominicana en la agenda de nuestros candidatos, de nuestros intelectuales y de nuestros ruidosos ideólogos? RD está fuera de la agenda de los candidatos decía el embajador Guarionex Rosa en el Listín del 21/10/2015: «Las buenas relaciones con Haití podrían tener futuro sombrío porque entre los 50 candidatos que se medirán el domingo para conseguir la presidencia de esa República, ninguno tiene especial aprecio ni ha colocado en su programa el tema dominicano.»

La prensa dominicana nos informaba, «la jornada del jueves 3 de octubre, que inició a las 5:00 de la mañana y cerró a las 6:00 de la tarde, dio como resultado preliminar la detención de al menos 1,782 haitianos en el Vacacional de Haina…», la prensa haitiana anunciaba por su lado «Los Estados Unidos, por medio de la embajadora Linda Thomas-Greenfield, han condenado enérgicamente la matanza perpetrada por la banda armada del Grand Grif en Pont Sondé, Haití. El ataque, que tuvo lugar en las primeras horas del jueves, causó la muerte de 70 personas, entre ellas mujeres y niños.» Mientras termino este artículo, un amigo que vive en el vecindario de la tragedia me informa que en realidad hay casi 100 personas asesinadas…

Nota: Empecé hace mucho a estudiar la historia de la senadora Isabel Mayer, cuando me enteré de que «La casa de la señora Mayer era una visita obligada de Trujillo cada vez que pasaba por Montecristi. Naya Despradel, 6 agosto, 2016 El Caribe».