A partir de todo el debate que se ha creado, luego del gobierno introducir al congreso nacional y con el aumento creciente de la oposición por parte de la población a las medidas de corte tributario, que implican aumentos de impuestos y tasas, la población se ha expresado para rechazar el proyecto de reforma fiscal (retirado por el gobierno, según informó la noche del sábado el presidente Luis Abinader).

En las vistas públicas hechas en el Congreso Nacional distintos sectores económicos, gremiales, políticos, del movimiento social criticaron y rechazaron el citado proyecto, y la   forma como se ha manejado el gasto público por parte del gobierno, así como el proceso de endeudamiento para cubrir el déficit  derivado del  aumento creciente de dicho gasto.

Es en virtud de estos argumentos levantados, que cuestionan la forma como el gobierno quiere incrementar sus ingresos para cubrir el déficit público, con la cifra mágica de RD$122,000 millones, que no cubriría ni el 50% de déficit real del presupuesto público para próximo año; que entonces se requiere de una reingeniería en las finanzas públicas, de tal forma que las medidas propuestas para obtener nuevos ingresos no descansen en aumentar la carga sobre los sectores que pagan más impuesto indirectos al fisco.

La reingeniería planteada debe implicar buscar ingresos a partir de disminuir a la evasión fiscal que ronda el 60% con relación a lo que se debería recaudar, por los distintos impuestos.

Además la reingeniería debe contener un programa de reducción de gastos superfluos en la sectoriales del gobierno, como en el mismo poder ejecutivo. Esta es una medida más que de impacto económico, es de carácter moral y ético en la medida que le da autoridad al gobierno de cobrar a quienes de forma constante evaden impuestos.

El hecho de aumentar impuestos como el caso de IPI (impuesto a la propiedad inmobiliaria), a una escala que afecta de forma significativa a un segmento de la población que de aplicarse tal como está propuesto en el proyecto de reforma, significaría que los propietarios que viven en barrios y urbanizaciones de clase media tendrían que endeudarse para poder pagar anualmente la tasa de impuesto que se está planteando.

Parte de la reingeniería propuesta debiera establecerse en función de que se va a reducir el déficit público y a la vez reducir el ritmo de crecimiento de la deuda interna y externa, que conllevaría a una reducción de los intereses de dicha a deuda y a la vez que se produzca efecto positivo desde el punto de vista de la reducción de porcentaje en el presupuesto público, que en la actualidad ronda 25% de los gastos públicos corrientes.

Como parte también de esa propuesta de reforma de la reforma fiscal, se debe contemplar que se cumpla en la ejecución presupuestaria lo que se contempla en el presupuesto para gastos de capital, orientado principalmente hacia las inversiones públicos en infraestructura (Carreteras, puentes, redes de agua, redes eléctricas, hospitales, entre otros)

Es lamentable que de los 204 mil millones de pesos que se asignaron para gastos de capital en el presupuesto en ejecución de este año 2024, solo se hallan ejecutado al mes de octubre  107,000 mil millones de pesos (según informaciones de la Dirección General de Presupuesto (DIGEPRES)) y que en menos de dos meses y medio que quedan del año, es prácticamente imposible que se ejecuten los restantes 99,000 mil millones de pesos, que equivale al 96% de lo que se había estimado a principios del año.

Para colmo en el presupuesto sometido al congreso para el año 2025 con todo y reforma fiscal, se plantea una reducción de la partida presupuestaria que va a destinar a gastos de capital, pues el monto propuesto es de 178, OOO millones de pesos, que es menor en 26,000 millones, con relación al año 2024, lo que se va a traducir en un retroceso aun mayor en la ejecución de inversiones públicas.