Unos 20 años atrás la población del mundo veía con cierto nivel de escepticismo imágenes de desiertos, sequías extremas, personas muriendo por inanición y otros aspectos que no dejaban nada a la imaginación.
Hoy en día las imágenes que presenciamos en tiempo real son mucho más desgarradoras. Por ejemplo, semanas atrás vimos a un samaritano dándole agua a un soldado galés deshidratado en Gran Bretaña.
También vimos el derretido literal de las carreteras. Ante este panorama, las investigaciones a nivel global revelan que una de cada cuatro personas carece de seguridad alimentaria o los millones de personas que experimentan fuertes problemas de agua potable, contaminación del aire (polución) etc.
Si estás imágenes e informaciones que muestran la realidad de una problemática que va en aumento no nos da una impresión de que la situación seguirá en aumento ¿que lo hará? Lo cierto es que la realidad supero la ficción, esto sin dejar de hacer mención que la era industrial ha terminado con los combustibles fósiles.
Haciendo que el abuso que le continuamos provocando al planeta tierra, está pasando factura a un mal que por años los científicos trataron de alertarnos y nadie hacía caso; sobre todo las multimillonarias empresas de hidrocarburos que gastaban cientos de millones de dólares para desacreditar a la comunidad científica.
A esta situación neurálgica se suma que, cada día estamos poniendo nuestra madre tierra y madre naturaleza en una posición que ellas reclamaran lo que le hemos quitado y lo están realizando de una manera brava. La tala indiscriminada de árboles, la explotación minera a cielo abierto, el pastoreo son parte de los problemas que han ocasionado el calentamiento global y no se le ve salida.
Nuestro planeta está en cuidados intensivos y no vemos una recuperación a corto plazo, que para encontrar una solución es necesario la participación de todos nosotros. Retomando el principio de conservación del agua, en aquellos lugares que aún existe tan vital recurso, cuidando los ríos, descontaminando los mares y océanos, preservando las especies aún no extintas.
Esta situación con connotaciones sin precedentes, ni siquiera con la aprobación por el senado estadounidense recientemente de un amplio paquete para el clima podrá reducir en los años venideros la respuesta del planeta. Y que a pesar de los compromisos firmados a nivel mundial por decenas de países, en realidad no se ha hecho lo suficiente.
Para evitar que un problema que se acrecienta cada día se resuelva sin el compromiso de toda la comunidad y sectores comprometidos en nuestro planeta. Los seres humanos debemos comprender que no estamos viendo imágenes de películas de ciencia ficción, si no la realidad que estamos experimentando los efectos del clima.
Y que debieron prestársele atención hace muchos años. Es inminente que emane de la voluntad de los gobiernos de cada nación mediante el respeto a los acuerdos internacionales en materia de protección medioambiental; seguidas de la creación de normativas locales y programas de empoderamiento.
De los agentes de cambio; que en definitiva son las personas. Es tiempo de que las personas despertemos nuestra conciencia sobre un mal del que todos somos responsables y focalicemos nuestra atención en revertir los efectos de una problemática que no se detendrá hasta que las personas que vivimos en este planeta no decidamos hacer el cambio.
Si logramos despertar nuestra conciencia- que está dormida- podremos juntos salvar el planeta de todo el mal que le hemos hecho y solo así podremos dejarles a las generaciones futuras un pedacito de cielo, verde, hermoso, con agua potable y seres mágicos que habitan dentro de él.