Dados los recientes anuncios de emisiones de acciones en el mercado de valores de la República Dominicana, encontrándose ya disponible una de ellas y la otra en proceso, surge la duda de por qué hasta ahora vemos esta modalidad de inversión en nuestro país, sobre todo si consideramos que hemos contado con un mercado de valores regulado desde el año 2000. Entonces, ¿qué ha cambiado en nuestro país para que 23 años después tengamos ya acciones de una empresa siendo ofrecidas en el mercado de valores y otras en camino?
La realidad es que la respuesta a esa pregunta es una interesante mezcla de factores. En primer lugar, la cultura de nuestro país que tradicionalmente se ha inclinado más a los instrumentos de renta fija, que garantizan un retorno exacto y los riesgos de pérdida de la inversión son menores, comparativamente hablando con la volatilidad que pudiera existir al transar acciones. No obstante, los últimos años han mostrado un gradual cambio en dicha mentalidad, con la diversificación y expansión de nuestro mercado de valores hacia instrumentos de renta variable cada vez más novedosos, tales como las inversiones de fondos de inversiones en infraestructura inmobiliaria, turística, e industrial, e incluso fideicomiso de oferta pública, que han sido bien recibidos por inversionistas menos conservadores.
A nivel regulatorio también existían diversas trabas. Por un lado, la primera ley sobre mercado de valores 19-00 de fecha 8 de mayo del 2000, si bien contemplaba la emisión de acciones, las normas complementarias de esta eran ambiguas en cuanto a los requisitos y dejaban muchas brechas abiertas. Esto fue sobrepasado con la emisión de la Ley 249-17 del mercado de valores de la República Dominicana de fecha 19 de diciembre de 2017, y la posterior emisión de reglamentos, donde se ha evidenciado que el Consejo Nacional del Mercado de Valores ha hecho una labor encomiable en su facultad reguladora y normativa. Adicionalmente, los aspectos fiscales con relación a la ganancia de capital por venta de acciones debían ser mejorados puesto que no era concebible que en un mercado donde ocurren múltiples transacciones a la vez incluso por un mismo inversionista en un mismo período de tiempo se debiera realizar retenciones de este impuesto; esto suponía una carga para la sociedad cotizada, como agente de retención, que complicaba considerablemente la agilidad de las transacciones que de forma natural deben ocurrir en estos mercados.
Este deber de retención de impuesto de ganancia de capital fue eliminado con la promulgación de la Ley 163-21 de fomento a la colocación y comercialización de valores de oferta pública en el Mercado de Valores de la República Dominicana de fecha 6 de agosto de 2021. Esta ley también vino a eliminar la responsabilidad fiscal solidaria de los accionistas de sociedades cotizadas a través del mercado de valores, salvo que estos accionistas participen en la administración de la sociedad, o ejerzan, de manera directa o indirecta, el control de la administración y gestión.
En adición a lo anterior, la Ley 163-21 estableció otros incentivos a la colocación de valores en oferta pública, que han sido los grandes promotores de estas emisiones de acciones, por lo cual mencionamos únicamente los relativos a este tipo de oferta pública, los cuales estarán vigentes hasta el 6 de agosto de 2024:
- Reducción de la tasa de impuesto de ganancia de capital a un 15% por un período de 3 años luego de la promulgación de la ley.
- Exención de la tasa de impuesto de aumento de capital a las sociedades cotizadas por un período de 3 años luego de la promulgación de la ley.
- No sujeción al pago del impuesto sobre la emisión de cheques y transferencias electrónicas para las transferencias de valores que realicen los inversionistas mediante cheques o transferencias electrónicas con la finalidad de suscribir o adquirir valores inscritos en el Registro del Mercado de Valores.
En conclusión, la respuesta a la interrogante planteada es simple, si se examina el panorama de forma histórica. Aunque ha tomado 23 años, hoy estamos en un incipiente, pero prometedor momento del desarrollo del mercado bursátil de la República Dominicana.