Sin lugar a dudas, los proyectos más emblemáticos de la carrera de este arquitecto, hecho a sí mismo de manera autodidacta, son las Casas Tropicales.

Estas viviendas, pensadas para el África, son en sí mismas la interpretación del autor, de lo que supone una vida confortable en términos higrotérmicos, en esta parte del mundo.

Si bien es cierto que existieron algunos factores que repercutieron sobre los costes finales y la viabilidad de la puesta en obra del modelo Niamey (complejidad en el montaje y sobrecoste de ejecución), también es cierto que estos serían atribuibles al caso concreto del proyecto y las condicionantes propias del mismo más que a los procesos industriales asociados y al diseño del prototipo.

Prouvé planteaba de manera decidida que sus proyectos de Casas Tropicales, con un sistema de construcción ligera y un peso no superior a 50 kg / m², estaban diseñados para durar mucho tiempo y resistir el ataque de las termitas y las hormigas y otros agentes de la naturaleza e incluso que se podrían adaptar mejor al clima del lugar, mejor incluso que las propias construcciones autóctonas.

En ambos proyectos los hermanos Prouvé procuraron tomar en consideración, como factor determinante, las condiciones climáticas y de entorno, del lugar de emplazamiento de las viviendas, incluso tomando inspiración de las técnicas constructivas autóctonas de los lugares de destino de los modelos (ciudades de Niamey en Niger y Brazzaville en El Congo respectivamente),  para mejorar los mismos.

Originalmente estas viviendas fueron parte de numerosos estudios que, sobre edificios desmontables para las colonias francesas, realizó el Atelier de Prouvé en 1948, incluso con la colaboración o influencias de Pierre Jeannerete.

Como resultado de estos estudios previos, los edificios escolares destinados a la universidad de Dakar resultaron ser el primer encargo en firme que sobre construcción tropical y ligera recibió el Atelier de Prouvé.

Tal como decimos, las Casas Tropicales de alguna manera se inspiraban en el espíritu de las viviendas autóctonas de la zona.

Estas viviendas autóctonas estaban construidas, en sus cerramientos verticales,  con una mezcla de un tipo de adobe llamado banco. Este mismo tipo de adobe, “armado” con vigas de madera de palmera, servía para hacer las cubiertas de estas edificaciones.

La construcción de ambos modelos se realizó con chapa de aluminio y acero, dispuestos en planos de cerramiento (2D-panelizado) para facilitar tanto el transporte como el montaje. Estos modelos, igual que sus antecesores, (Casa Estándar y Casas Aporticadas) planteaban la posibilidad de estandarizar varios de sus elementos constructivos para su producción en serie.