En un acto político celebrado hace varias semanas en el estadio de baloncesto Fernando Teruel de La Vega, en el cual el Presidente Abinader juramentó a varios dirigentes de la oposición que pasaron a formar filas en el Partido Revolucionario Moderno (PRM), expresó en su discurso que “ahora a él y a su gobierno les rinden los chelitos”, queriendo argumentar que en su gobierno se hacen más obras y con menos dinero que antes. Este mismo discurso lo ha venido reiterando en diferentes lugares y en entrevistas, amparado en una supuesta transparencia y honestidad, pero que no es más que pura retórica.
Lo que no dijo el Presidente Abinader en dicho acto fue que en menos de cuatro años que tiene gobernando, su gobierno ha tomado prestado casi cuarenta mil millones de dólares, superando con creces la cantidad de dinero que tomaron prestados todos los gobiernos que lo han precedido en toda la historia del país.
Tampoco en ese discurso el Presidente se refirió a que la mayor parte de esos préstamos han sido destinados para mantener y aumentar los diferentes subsidios, supuestamente con fines sociales, para personas vulnerables, pero que en realidad, son con fines electorales, como son: los bonos navideños, que se mantienen vigentes hasta junio; el bono luz, bono gas, bono escolar, bono frontera, bono mujer, la tarjeta supérate, el de apoyo familiar, y otros más que no están permitidos en tiempos de campaña electoral.
Además, cerca de ocho mil millones de pesos de estos préstamos han sido volcados para pagar la publicidad de su campaña política, para crear espacios televisivos a todos los que deseen, en los diferentes canales de televisión de todas las provincias del país, sin importar que sean o no periodistas o comunicadores, con publicidad de las instituciones públicas, simplemente para que promuevan y defiendan su candidatura y la de los candidatos a senadores. En los primeros tres meses del año el gobierno consumió 2,091 millones de pesos en publicidad, descuidando áreas mucho más importantes y prioritarias para el país.
También, y esto sí que es muy grave, para la compra de voluntades políticas, como ocurrió en las pasadas elecciones municipales de febrero, en las que sus principales ministros y directores de instituciones, noches antes, como fieras salvajes, se desplazaron por todos los municipios y distritos del país a comprar voluntades para imponer sus candidatos a alcaldes y a directores municipales, y seguro lo harán de nuevo, para las próximas elecciones presidenciales y congresuales.
Estos chelitos y los de varias instituciones públicas, están siendo utilizados para promover a todos los candidatos a senadores, sobre todo, a los que no se atreven a salir por su propia cuenta, sino, colgados de sus hombros y de los ministros y funcionarios de su gobierno. Esos chelitos, que según usted le están rindiendo mucho, les van a salir bastante caros al país, a nuestros hijos, nietos y biznietos, pues los tendremos que pagar con lágrimas sudor y sangre. ¡Qué vergüenza, Presidente Abinader!