A propósito de dedicarse la actual feria del libro de Santo Domingo a Israel, presentamos algunos datos, como ejemplo de los aportes médicos de los judíos a nuestro país. En los más de doscientos años de historia de la presencia judía en la isla de Santo Domingo ha habido muchos casos de médicos y de aportes de la comunidad judía y sus descendientes en la República Dominicana.
Desde principios del siglo XIX jóvenes sefardíes venían a la parte este de la isla para hacer negocios y se fueron asentando en la ciudad de Santo Domingo. Muchos de ellos formaron familias y se integraron totalmente a la vida de la parte este de la isla y luego de la República Dominicana. Esa comunidad apoyó de forma militante al movimiento trinitario y de hecho la goleta Leonor, encargada de buscar a Juan Pablo Duarte en Curazao, pertenecía a una empresa de capital judío.
En ese sentido, en el seno de las familias de origen judío descollaron médicos importantes en la vida dominicana. Por ejemplo Francisco Henriquez y Carjaval, descendiente de Noel Henriquez, sefardí de Curazao fue uno de los médicos de París y aportó mucho a la cirugía dominicana, ¡a modernizarla!. Durante dos años laboró en Santo Domingo impulsando la cirugía. Tan pronto se instaló en la Ciudad de Santo Domingo anunció una serie de conferencias sobre temas de higiene pública. Esas conferencias tuvieron lugar en la Sociedad “Amigos del País” situada en un espacioso local en el Parque Colón. Designado presidente de la República, fue una figura importante en la lucha contra la intervención norteamericana de 1916.
Otra familia, los Marchena tuvieron entre sus miembros al doctor Pedro de Marchena, destacado profesor universitario y médico en momentos difíciles de nuestro país durante el cerco de Puerto Plata.
En la familia Cohen, el doctor Ramón Rafael Cohen, uno de los más importantes obstetras en el Hospital Internacional quien luego fundó el Instituto San Rafael. También desciende de la familia Lopez-Penha el doctor Jaime Esteva, uno de nuestros más prestigiosos patológos.
Ya en el siglo XX, la llegada de refugiados judíos Ashkenazi también trae importantes figuras y hubo un interesante desarrollo médico en la colonia de Sosúa. Allí se estableció un consultorio médico que daba servicios a los colonos y a los dominicanos de la zona y en 1942 estuvo de visita el doctor Israel Kliger, autoridad mundial en la lucha contra el paludismo. El Dr. Kliger estuvo dos semanas en el país, visitó la zona de Sosúa y además se reunió con algunos miembros de la Secretaria de Sanidad. En enero del 1943, el Dr. Kliger presentó su reporte a la DORSA, la Dominican Republic Settlement Association, que es de sumo interés ya que nos ilustra que en la zona de Sosúa las partes más afectadas eran Bombita y la Laguna, sin embargo el informe del Dr. Kliger hacía mucho énfasis en las condiciones generales de sanidad y nutrición, además del control del mosquito y la necesidad de telas metálicas. Además el personal de enfermería del hospital de la Dorsa ayudó a muchas personas de la zona e instruyó a personal dominicano.
Descendientes de familias que llegaron a nuestro país como refugiados europeos la figura del doctor Alberto Paiewonsky es muy significativa ya que fue uno de los primeros radiólogos con que contó la República Dominicana. Por otro lado tenemos el caso de la doctora Ellen Koenig, quien es sin dudas una de las figuras más importantes en el conocimiento y lucha contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, el SIDA. La doctora Koenig es una viróloga y doctora en medicina sobresaliente. Así pues los descendientes de estas comunidades judías en el país nos sentimos altamente orgullosos de este legado.