Con la celebración del Día de Acción de Gracias el jueves 28 de noviembre, los estadounidenses iniciaron los preparativos de las fiestas de Navidad y despedida del año 2024.
El frio que ya se siente en casi todos los estados de la Unión Americana, como consecuencia de los vientos que bajan del Norte, ha obligado a las personas acá a cambiar sus vestimentas ligeras de verano y otoño por atuendos de lana propios de la temporada invernal que oficialmente inicia el 21 de diciembre.
En la ciudad de Nueva York el colorido llamativo de las tiendas decoradas con arbolitos repletos de brillantes lucecitas, guirnaldas de navidad y el rostro sonriente de “Santa Claus”, anuncian las fiestas de pascuas que alegran los rostros de mujeres, hombres, niños y turistas de todas las edades.
Miles de ofertas de fin de año se publican por todos los medios de comunicación, así como en las vitrinas de las tiendas por departamentos, supermercados y edificios comerciales.
Pero el alto costo de la vida que ha afectado los precios de todos los productos alimenticios, de mercadería, vestimenta y transporte aún mantiene alejados a los consumidores de los centros comerciales.
Una de las percepciones que reina en los estadounidenses sobre el estancamiento de la economía es por el despilfarro de millones de dólares que el gobierno de EE.UU. utiliza para el financiamiento de guerras en el extranjero.
La economía del país es crítica. Ya la deuda externa de EE.UU. alcanzó su máximo histórico en 2024, al llegar a los 34.5 billones de dólares, según el Departamento del Tesoro.
Economistas gubernamentales explican que algunas de las causas que han provocado ese grave aumento de la deuda nacional se debe a las guerras de Afganistán, Irak, la recesión de 2008 y la pandemia del Covid en 2019, sin incluir las donaciones de millones de dólares y armamentos que ha entregado la administración Biden a los gobiernos de Israel y Ucrania, actualmente en guerra con otros países.
Es inconcebible que ante la difícil situación de la economía la administración Biden esté buscando condonar a Ucrania más de $4,700 millones de dólares en préstamos estadounidenses ejecutados a favor del gobierno de Volodimir Zelensky, para sostener una guerra que a todas luces ya está perdida.
Sin embargo, millones de profesionales estadounidenses que egresaron de las universidades tras financiar sus carreras con préstamos estudiantiles, no pueden pagar esos compromisos por los altos intereses acumulados.
Pero no solo eso. Biden busca destinar a Ucrania otra partida de $7 mil millones en armamentos antes de salir del poder en enero.
Estos últimos planes del gobierno de Biden tienen como objetivo reforzar a Ucrania económica y militarmente antes de que llegue la nueva administración de Donald Trump a la Casa Blanca, el próximo 20 de enero de 2025.
Zelenski, en un acto de entreguismo y desesperación por continuar con el apoyo de Washington, le ha ofrecido al presidente electo Donald Trump entregarle todos los recursos naturales de Ucrania, a fin de que no le quite el apoyo que ha logrado conseguir con la administración demócrata.
Estas decisiones económicas muy ventajosas para Ucrania, así como para Israel por su guerra contra el Líbano, los grupos islamistas de Hamás y Hezbolá fueron partes de las causas que llevaron a la candidata presidencial demócrata Kamala Harris a perder las elecciones frente al republicano Trump.
Pero las elecciones de noviembre no cerraron el capítulo de despilfarro de los recursos económicos de EE.UU. por parte de la administración Biden, sino que se han dedicado a provocar a Rusia para que esta inicie la primera guerra nuclear, por los ataques con misiles norteamericanos desde Ucrania.
El pueblo estadounidense no quiere guerras. Está frustrado con los miles de hijos e hijas que sirviendo en el cuerpo de marines cayeron abatidos en la guerra de Vietnam que duró más de 10 años.
Trump lo sabe, y por eso, en toda su campaña presidencial para llegar a la Casa Blanca prometió que en menos de 24 horas terminaría la guerra entre Rusia y Ucrania, y un alto al fuego definitivo entre Israel, el Líbano y los grupos islamistas que combate.
La futura administración Trump quiere paz, la de Biden quiere más guerra antes de terminar su período.
Los estadounidenses, a manera de plebiscito, votaron a favor de las promesas de paz del multimillonario magnate neoyorkino.
Y para hacer hincapié de sus propósitos, 48 horas antes de la celebración de “Thanksgiving Day”, Trump designó al general retirado Keith Kellogg, especialista en Seguridad Nacional, como su enviado especial para Ucrania y Rusia, en busca de poner fin al conflicto entre esas dos naciones.
En las fiestas de “Thansgiving”, la mayoría de los estadounidenses dieron gracias a Dios por la oportunidad de reunirse en familia y cenar todos juntos.
Pero es casi seguro que pidieron además, que la administración Biden suspenda el envío de millones de dólares, misiles intercontinentales, armas y pertrechos militares a Ucrania e Israel, y se concentre en realizar el traspaso de mando pacífico y ordenado, como ambos líderes políticos acordaron el 13 de noviembre luego de las elecciones.