1.- En distintos escritos hemos expuesto que nuestro país ha cambiado para mal, y al hacerlo no procuramos sembrar la idea de una modificación de la formación económicosocial, sino en la forma de portarse nuestra gente.
2.- Para hacer un cotejo de cómo se manejaban los nuestros de ayer, y la forma como lo hacen hoy, es necesario haber coexistido con connacionales en diferentes períodos.
3.- Por haber vivido durante más de ochenta años y persistir en el mismo territorio, podemos dar testimonio de que el coterráneo que tratamos ayer, no se maneja igual que el de hoy.
4.- La mujer o el hombre con el cual nos relacionamos en tiempos ya pasados, era un ser auténtico, entero de cuerpo y alma. Se podía poner como ejemplo de lo que es puro.
5.- Hay diferencia entre aquel ente social innegable, real y efectivamente verdadero, y con el cual hoy frecuentamos, que es todo falsedad y fingimiento en cada una de sus actuaciones.
6.- Ese ciudadano con el cual manteníamos asidua comunicación, era el amigo fuera de serie; extraordinario por su bondad; sin par en la franqueza, en sí, de lo que no hay dos, porque se podía decir: es único.
7.- Ahora, lamentablemente, hay que decir que ese, al que creíamos merecedor de nuestra confianza, no es otro que el que simula sentimientos; el típico hipócrita que se presenta como muy veraz, no siendo otra cosa que el perfecto comediante.
8.- No es fácil encontrar, como antes, la dominicana o el dominicano, con el cual explayarse; ponerle las cartas sobre la mesa; abrirle tu corazón; dejarle ver tu alma, y no tener pelos en la lengua para narrar lo que ha sido tu vida.
9.- Ahora nos encontramos con el turpén que encubre su manera de obrar, porque está hecho para mentir; educado para la falsedad; manejarse reservado, sinuoso, culebreante y nunca abrirse. En sí, es astuto y maligno.
10.- En el centro escolar o en la fábrica; en el bufete o en la iglesia, lo más normal era encontrarse con el ser humano que su presencia encantaba; su buena conversación atraía. Daba gusto pasar un largo rato disfrutando de sus sanas ocurrencias.
11.- Anteriormente, no había duda alguna entre los que estábamos haciendo trabajo colectivo para fortalecer el partido de común militancia; cada uno de los compañeros se sentía ser la continuación de su otro camarada. Existía identificación en ideas, sano sentimientos y honestidad.
12.- Ahora, todo es diferente. Porque usted no sabe si ese que estaba a su lado en la reunión de ayer de la mutua organización, al día siguiente sale en los periódicos juramentándose en otro partido. El transfuguismo forma parte de la cultura política dominicana de la actualidad.
13.- Antes, moralidad, decencia y otras virtudes servían para distinguir, adornar a una persona, pero ahora basta acumular, poseer mucho dinero, no importa cómo ha sido adquirido. Da lo mismo ser ladrón que honrado.
14.- Unjú, así es. Estamos en un espacio de la historia dominicana en la cual pasa por igual ser íntegro, hacer valer la palabra dada, jugársela hasta la muerte, que quedar ante la familia y la sociedad entera como un buen sinvergüenza.
15.- Cualquier momento es oportuno para que cada dominicana o dominicano examine, investigue detenidamente si en su forma de proceder, desde el punto de vista ético y moral, se ha comportado de manera honesta, haciéndose merecedor de sincera estima y franca consideración.
16.- Partiendo del conocimiento que cada quien tiene de sí mismo, de la ejecución de sus actos, que proceda a enjuiciar si está accionando de manera correcta o haciendo daño.