El gobierno del presidente Luis Abinader ha mostrado una peligrosa tendencia que la sociedad que no puede seguir ignorando: la constante improvisación, la manipulación y el uso de maniobras engañosas para imponer proyectos de reformas que no responden a las verdaderas necesidades del pueblo dominicano.

En un momento crítico para la República Dominicana, la famosa pregunta de Mafalda, la icónica creación del dibujante argentino Quino, cobra una nueva vigencia: "¿Por dónde hay que empujar HOY este país para llevarlo adelante?". Esta interrogante, que refleja tanto frustración como deseo de cambio, resuena con especial fuerza en un país que, aunque ha experimentado ciertos avances, se enfrenta a una creciente desconexión entre las promesas de reformas y la realidad que vive su ciudadanía.

Las movilizaciones sociales recientes, que lograron frenar la reforma fiscal propuesta por el gobierno de Luis Abinader, revelan una sociedad que ya no está dispuesta a aceptar soluciones improvisadas o medidas que no tengan en cuenta sus verdaderas necesidades. Este triunfo de la ciudadanía evidencia no solo el poder del pueblo dominicano para hacer valer sus demandas, sino también el desafío que enfrenta el gobierno para guiar al país por el camino correcto en medio de una creciente presión social.

La retirada de la reforma fiscal: un golpe de realidad

El intento de implementar una reforma fiscal que no contaba con el consenso necesario fue un punto de inflexión en la gestión del presidente Abinader. Aunque se justificaba por la necesidad de equilibrar las cuentas del Estado y asegurar ingresos para cubrir las demandas sociales, el proyecto fue percibido como un paso en falso. La reacción de la sociedad fue rápida y contundente: protestas, rechazo generalizado y una ola de movilización que obligó al gobierno a retirar la propuesta.

Este episodio dejó claro que la ciudadanía no está dispuesta a aceptar medidas que no estén suficientemente explicadas, debatidas y consensuadas. La lección que deja la retirada de la reforma fiscal es que las grandes decisiones requieren un diálogo transparente y participativo. Intentar imponer reformas sin escuchar a los ciudadanos solo puede llevar al fracaso.

 No abarcar demasiado: la advertencia clave

Una de las críticas más persistentes hacia el estilo de gobernanza de Abinader, reflejada en el análisis de José Luis Taveras, es su tendencia a querer abarcar muchos temas al mismo tiempo. Desde el inicio de su mandato, el presidente ha impulsado varias reformas y ha hecho múltiples anuncios de iniciativas en diferentes áreas. Sin embargo, esta estrategia de "tocarlo todo" no ha producido los resultados transformadores que se esperaban.

Como bien advierte Taveras, y lo corroboran las recientes crisis, “no se trata de tocar muchos temas a la vez, sino de hacer unas pocas reformas, pero hacerlas bien”. Esta es una lección que el presidente debe internalizar para poder trazar un rumbo claro y evitar que su gobierno se diluya en promesas incumplidas. La impaciencia por demostrar cambios rápidos, sin una planificación profunda, ha sido un error repetido, y la sociedad ya no está dispuesta a tolerarlo.

Las movilizaciones como reflejo de un agotamiento social

El rechazo a la reforma fiscal fue solo el reflejo más reciente de un creciente agotamiento en la sociedad dominicana, que siente que los problemas estructurales del país –corrupción, desigualdad, precariedad en los servicios públicos– no han sido abordados con la seriedad necesaria. Las movilizaciones de la ciudadanía no solo obligaron al gobierno a replantearse su propuesta fiscal, sino que también enviaron un mensaje claro: los dominicanos exigen soluciones reales y profundas, no simples ajustes de último minuto.

El clima de protesta y crítica social que se vive en el país es indicativo de una creciente conciencia colectiva sobre la necesidad de cambios estructurales. Estas movilizaciones son un recordatorio de que los ciudadanos no son actores pasivos, sino protagonistas activos en el rumbo del país. El gobierno debe entender que el verdadero avance solo se logrará con una participación ciudadana auténtica y con reformas que estén a la altura de las expectativas.

La necesidad de concentrarse en las reformas clave

En lugar de dispersar sus esfuerzos en múltiples frentes, el gobierno de Abinader debe concentrarse en unas pocas áreas clave, aquellas que realmente pueden generar un cambio profundo y duradero. La educación, la salud y la lucha contra la corrupción deben ser los pilares de cualquier estrategia para impulsar al país hacia adelante. Estos son los sectores donde la ciudadanía espera ver resultados, y donde la inversión de tiempo y recursos puede tener el mayor impacto.

Además, el fortalecimiento de las instituciones democráticas es crucial. La transparencia y la rendición de cuentas no deben ser solo promesas, sino realidades palpables. Combatir la corrupción y garantizar que los recursos públicos se utilicen de manera eficiente son medidas esenciales para recuperar la confianza de los ciudadanos y construir un futuro más justo.

El clamor ciudadano: "Empujar el país hacia adelante"

La pregunta de Mafalda, que hoy resuena como un grito de frustración en la República Dominicana, exige una respuesta que no puede esperar. Empujar el país hacia adelante implica, antes que nada, reconocer las demandas de la ciudadanía y actuar en consecuencia. El presidente Abinader y su equipo tienen la oportunidad de corregir el rumbo, pero esto solo será posible si priorizan las reformas que realmente importan y si escuchan de manera atenta las voces del pueblo.

El país no necesita más anuncios apresurados ni reformas que solo toquen la superficie de los problemas. Necesita un liderazgo que se enfoque en lo esencial, que planifique con inteligencia y que tenga la voluntad política de realizar cambios que trasciendan más allá de un mandato presidencial.

En definitiva, empujar a la República Dominicana hacia adelante no es tarea fácil, pero es posible. Sin embargo, como bien aconseja José Luis Taveras: "No trate de tocar muchos temas a la vez, sino de hacer unas pocas reformas, pero hacerlas bien". Solo así se podrá responder al clamor ciudadano y, al fin, avanzar hacia un futuro mejor. Hoy, más que nunca, esta es la pregunta que muchos dominicanos se hacen, y la respuesta está en las manos de aquellos que tienen el poder de dirigir el rumbo de la nación.