A pesar de las alarmas por el conflicto entre Rusia y Ucrania, estimo que este año la economía será viable y manejable, con unas perspectivas positivas de buen crecimiento y la estabilidad macroeconómica. Cierto es que con la invasión rusa se han creado nuevas presiones y preocupantes incertidumbres. Las sanciones económicas a Rusia son aún más duras. Pero mi visión, del estudio de las cifras y escenarios económicos, es que no será un año de crisis y grandes perturbaciones, sino de progreso económico estable, pero más moderado que el 2021, con un aumento de la inflación en 2 o 3 puntos, pero con crecimiento del 5 %-6 %. Pero esto no es un mal desempeño en el contexto internacional y el alza de los precios del barril de petróleo y de los productos primarios. No obstante, no veo motivos para alarmas y no se aprecia una crisis a corto plazo.
El país desde 1961 ha vivido múltiples crisis económicas más severas internas e internacionales. La perturbación económica causada por la Guerra Civil de 1965, por ejemplo, colapsó a la economía y causó graves problemas fiscales y de balanza de pagos. Después, sobrevino la crisis petrolera de 1973 cuando la OPEP dejó subir el precio del barril de US$ 2.50 a US$ 12.0, que afectó a todos los países. La crisis interna del 1990, cuando caímos en desabastecimiento de gasolina y gasoil y limitaciones de alimentos, unido a alta inflación de 100 %, quiebras de parte del sector bancario y dura devaluación del 200% y la tasa de cambio llegó a un RD$ 13.59 del RD$ 2.80 en 1986.
En el 2001 se sufrió el durísimo impacto por el ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York, con repercusión mundial. Siguió la crisis bancaria del 2003, en la cual el PIB cayó un 20%, la inflación subió hasta 60 % y también fuerte devaluación de la moneda. La crisis del 2009 por el colapso de los mercados financieros y quiebras de bancos en Estados Unidos, con gran impacto mundial, particularmente en los países europeos y economías emergentes. Desde el 1961 país ha firmado nueve stand-by con el Fondo Monetario Internacional para volverse a recuperar de cada crisis. En fin, experiencia en repercusiones y manejo de crisis ha tenido el país.
En el período de los 60´s a 90´s la economía tenía una estructura muy débil. Hubo muchos años de alta inflación, constante devaluaciones de la moneda, muy bajas o negativas reservas internacionales, tuvimos dos incumplimientos de pagos externos, se abusó de las emisiones monetarias inorgánicas, la economía todavía dependía fundamentalmente del azúcar y la cuenta corriente era negativa. El turismo y las zonas francas empezaron a crecer gradualmente después de las devaluaciones de 1983 y 1985, cuando se sinceró y ajustó la economía y se abandonó la ilusión de tener el peso en paridad (1 a 1) con el dólar. De ahí empezó a diversificarse la economía.
Ahora tenemos otra economía muy diversificada con el turismo, zonas francas, minería y remesas que son los mayores generadores de divisas, un sector industrial y de exportación sólido, una alta inversión extranjera directa que ascendió a US$ 3,000 millones en el 2021 y hemos experimentado crecimiento con estabilidad macroeconómica, altas reservas internacionales del orden de US$ 14,000 millones y existe una prudente y vigilante política monetaria y fiscal. El problema en la actualidad es el aumento de la inflación que subió a 8.5 % en el 2021.
Para contrarrestar la inflación, el Banco Central aumentó sus tasas de interés de política monetaria a 5.0 %, la tasa de la facilidad de liquidez (Repos) a 5.50 % y la tasa de depósitos remunerados a 4.5 % y se mantiene listo para cuidar la estabilidad macroeconómica que tiene el país. Para este año se proyecta un déficit fiscal de 3 % del PIB y el país y el Gobierno gozan de gran confianza en los mercados financieros internacionales, por lo que tiene acceso a financiamiento externo e interno para hacerle frente a cualquier choque. Por otro lado, se estima que para este año el crecimiento del PIB sería de 5.5 %, después de tener una sólida expansión de 12.3 % en el 2021.
El tema más sensible y sí está presentando presiones es el nivel de la inflación actual, y las expectativas del 2022, aunque sea primordialmente importada por los aumentos de precios del petróleo y productos como la soya, maíz, trigo y algunas materias primas. Con la crisis de la invasión rusa a Ucrania se han disparado las incertidumbres y los precios internacionales. El barril de petróleo ha llegado hasta a US$ 120 y se especula que podría llegar a US$ 150 el barril o más, según la profundidad de la guerra y su duración. Además, las tensiones geopolíticas y las sanciones económicas impuestas a Rusia tendrán repercusiones globales.
Naturalmente, la República Dominicana tiene que mantenerse muy cautelosa y vigilante, para estar preparada para tomar medidas y acciones para corregir o ajustar cualquier evento adverso al país. La inflación mundial y las malas expectativas ha causado aumento en los hidrocarburos, alza de los materiales de construcción de un 25 % en un año y de los alimentos de la canasta básica. Esto es preocupante socialmente, aunque en medio de la situación internacional es poco lo que se pueda hacer con medidas domésticas, salvo los subsidios focalizados sociales que anunció el presidente Abinader el 27 de febrero y planes de cultivo agrícolas de corto plazo.
Lo que hay que hacer es estar preparados para compensar la inflación y mitigarla con medidas sectoriales y de política monetaria y fiscal, o de reducir la demanda vía limitaciones cuantitativas en los productos y mediante el aumento de la oferta de bienes alimenticios. Ejemplo, si el barril de petróleo pasara el precio de US$ 150, se podría implantar restricciones a la compra de hidrocarburos, con solo ventas a los vehículos con placas pares o impares por día. Pero estas y otras medidas son extremas, no necesarias por ahora, pero se han aplicado en el pasado.
En resumen, estimo que para este año no habrá posibilidades de una grave crisis económica, (salvo una guerra mundial) como consecuencia de los efectos colaterales de la invasión rusa de Ucrania. Podrán producirse tensiones económicas en algunas áreas, en los precios de petróleo, en la cuenta corriente, aumento de la inflación, cierto efecto sobre el flujo de turistas, producirse incrementos de precios de las materias primas y los granos. En fin, dentro de las actuales incertidumbres habrá repercusiones, pero estimo serán focalizados y por áreas específicas y en un contexto manejable, ya que la economía se mantiene robusta y holgada.