Preguntar ¿cuál de los cinco sentidos es el encargado de percibir los cambios leves que se convierten en bruscos en el cuerpo? El cuerpo, generalmente, busca “esconder” lo que lo va a reencontrar con sus orígenes y en caso de que lo perciba el inconsciente busca la manera de revestir ese proceso, ¿reversible? El viejo lema griego de “Mente sana, cuerpo sano”, de la medicina hipocrática planteado como aforismo evidencia que son uno e indivisible.

La manera de percibir “mi realidad” para nada compleja, aparentemente, según las propias perspectivas, pero no es así. Alguien, mi inconsciente busca jugar con ella. Si soy parte de esa realidad que, digamos, supuestamente la puedo transformar pero que vuelve a su punto de partida, con más fuerza, hace pensarme más como víctima, que lo que digo conocer y no conocer, como una paradoja, pues tiene un solo fin, el que no puedo evitar, que no bien lo “conozco” lo “desconozco”. Y el mismo “conocer” y “desconocer” que se da para mi individualidad se da para la sociedad. Lo que me trae a cuenta: ¿qué es pensarse a sí mismo? ¿Los propios intereses creados? Estamos acostumbrados a desenvolvernos con demasiadas paradojas de todo lo que realizamos y pensamos que, tal vez, solo es un juego, que termina en una decapitación irremediable.

Hay una fase o ciclo o lo que sea del hombre que va desde la preocupación excesiva por sí mismo hasta lo que nada importa; lo mismo le pasa a la sociedad. Se vive jugando al equilibrio, pero lo que podría llegarse a la conclusión de que no hay tal equilibrio ni tal seguridad, una vez se llega de las vorágines del mar abierto a la supuesta seguridad de la playa. En la fase o lo que sea de cualquier ente o rol al que se pertenezca, de cada punto que se retome y vuelva a comenzar, se van acumulando su desaparición y es lo que hay que jugar a postergarlo, y de eso no escapa ninguna actividad humana, pues nos toca el lado pesado de la carga porque somos los mayores destructores.