Muchos seres humanos arrastran desde la niñez su fardo de tragedia y ni ellos mismos saben o conocen el origen de la angustia que los persigue. Estas personas que sufren algún tipo de trauma, antes de la adolescencia, les empezó con una sensación de vacío en la intimidad de su alma desde niño. El castigo verbal es el arma más letal contra la salud mental de los niños. Las ideas negativas recurrentes en su pensamiento, causadas por el poder destructivo de las palabras, suelen acompañarles hasta la tumba.
Las personas, muchas veces, mueren sin saber las causas reales que las afectan psicológicamente y que destruyen su personalidad en formación desde la niñez. El maltrato físico y verbal, va produciendo daños emocionales y psicológicos que afectan a los niños y niñas. Luego estos infantes tienen serias dificultades para ir definiendo su carácter o personalidad desde la edad temprana.
El maltrato verbal puede tener efectos terriblemente dañinos para los niños; y la remediación de estos males, por las características, no somáticas, de esta afectación, será mucho más difícil de tratar y curar en el infante. Los especialistas de la conducta tratarán de reparar el daño, sin embargo, no siempre se logra, por múltiples factores. Lo primero es que el daño no es la piel, sino en el alma.
En una de mis secciones de docencia en las aulas universitarias de este semestre, uno de mis mejores alumnos se escapó, por maltrato, de la casa de la madre y se refugió, junto a su padre, en la casa de su abuela para allí fijar residencia permanente. Y allá se le apareció la madre con un palo. Y lo golpeó terriblemente.
El joven me enseñó su cuerpo lacerado por una paliza que le propinó su propia madre. Ni allí se escapó este joven. Me dijo: "Profesor, ¡qué iba yo hacer, si es mi madre y, además, mujer”! Más allá de todo lo dicho, ella se le llevó el carro, que con mucho sacrificio, él había adquirido.
Le pregunté que si ella le castigaba desde niño y me expresó que sí; que lo golpeaba y encadenaba desde pequeño. Todavía no me explico la razón de que este joven, quien es mi asistente del curso, tiene la paz de un buen sacerdote o de un gran pastor. Para tratar de entender esto, yo preferiría pensar y buscar la respuesta en la trágica vida y niñez de Peña Gómez. ¿Cómo llegó tan lejos? ¿Cómo se convirtió en el principal líder de un partido policlasista? ¿Y un líder de estatura mundial? En la vida hay seres especiales.
Llevo en mi alma las terribles palabras que he escuchado en los barrios y campos, llenas de maldiciones, con las que las madres y padres castigan y maldicen a sus hijos. Cuando se sienten cercados por asuntos emocionales, de los que tratan de desahogarse como si fueran unas pesadillas que los oprimen. Citamos algunas: "… Siempre te caes; tú no sirve para nada". "No sé para qué naciste…". "Quiero que te lleve o llevara el…".
Ahora me hago la pregunta; ¿Podemos hacer algo para evitar esta terrible condena contra los niños y niñas de mi país? Y yo mismo respondo: claro, que sí.