En mi anterior artículo describí la vitriólica polémica, con ataques personales entre los geniales escritores Góngora y Quevedo. Aquí abordo una polémica entre dos destacados filósofos franceses y una polémica epistolar entre dos políticos dominicanos.
En el ámbito cultural del siglo XX la polémica de mayor trascendencia fue la llamada polémica Sartre-Camus enfrentando a dos de las figuras intelectuales más destacadas esa centuria: Jean Paul Sartre, considerado el fundador del existencialismo marxista y Albert Camus también filósofo y humanista quien mantuvo una profunda amistad con Sartre hasta que escribió su obra “El Hombre Rebelde” que provocó que Sartre rompiera su amistad con él. Albert Camus se destacó como un filósofo de pensamiento profundo y también como escritor de estilo muy fino y cautivador que le sirvió para recibir el premio Nobel de literatura.
En su pugna Sartre le dijo, sarcásticamente, “cuando lo leo, a veces pienso que usted es ateo y otras veces que es antiteísta”. También le dijo “admiro en usted al combatiente de la resistencia contra el nazismo que ocupó a Francia”. Humilde, Camus le contestó: “En esos tiempos era muy fácil la decisión de unirse a las resistencia”. Sartre le replicó: “Quizás era una decisión fácil de tomar, pero muy difícil de mantener”. La amistad se rompió porque Camus denunció las atrocidades de las del stalinismo también atacadas las atrocidades en el libro “Archipiélago Gulag” de un famoso escritor ruso. En esos tiempos, hasta el propio Khruschev denunció públicamente en un congreso del Partido Comunista las atrocidades de Stalin. Desde ahí en adelante intelectuales ligados al comunismo desertaron de esa doctrina, repudiándola. Sartre, marxista fundamentalista, indicó que Khruchev no debió haber sacado a la luz los asesinatos y los campos de concentración de Stalin, supuestamente porque “la clase trabajadora del mundo no estaba preparada para asimilar positivamente esa denuncia”.
Desafortunadamente, Camus murió muy joven con 47 años en 1960 en un accidente automovilístico pero dejó su legado de un intelectual brillante solamente comprometido con la verdad.
Otra polémica que vale la pena divulgar lo es la pugna epistolar que confrontó en nuestro país al expresidente Rafael F. Bonelli con el expresidente Joaquín Balaguer a mediados del 78 en ocasión del triunfo del PRD y su candidato Antonio Guzmán en las elecciones de mayo de 78. De esa forma fue derrotado en las urnas Joaquín Balaguer y su fatídico “gobierno de 12 años”. Balaguer siempre quiso desligarse de los crímenes de ese régimen indicando que los asesinatos eran ejecutados por militares que componían un grupo de “incontrolables”.
Concluyo ampliando la temática ligada a Jean Paul Sartre y Albert Camus. Sartre se vanagloriaba de definirse como revolucionario progresista y democrático, pero no tuvo la valentía de luchar en contra de los alemanes nazis que ocuparon su país, Francia, por varios años. Sin embargo Camus si luchó como miembro destacado de la resistencia militar contra los alemanes se vio consolidada con su lucha ideológica contra el totalitarismo comunista en tiempos en que los intelectuales mejor considerados por el público eran los que se declaraban ateos y quienes se definían como creyentes en Dios eran maltratados con el calificativo de retrógradas. Eso solidificó el valor moral y ético de Camus que no pretendía conseguir seguidores simulando un rol como progresista. No necesitaba otros calificativos que adornaran su historial de vida puesto que puso en riesgo su propia existencia confrontando a los nazis que vencieron militarmente al ejército de Francia y ocuparon ese país por varios años.