La escuela boschista siempre adoctrinó a sus miembros para aplicar una línea opositora intransigente, como se puede comprobar con el simple examen del comportamiento de estos, tanto en el Congreso Nacional como en las calles, durante los gobiernos de los partidos Revolucionario Dominicano (PRD) y Revolucionario Moderno (PRM).
En esta ocasión, de cumplirse las amenazas de sus principales dirigentes, todo parece indicar que sería Fuerza del Pueblo (FP) quien asumiría la oposición más radical e irracional contra las necesarias reformas que someterá próximamente el presidente Luis Abinader al Congreso Nacional.
Los resultados adversos de las elecciones recién pasadas recomiendan que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) tenga un comportamiento opositor racional y propositivo en la discusión y aprobación de las reformas, el cual redundaría en una valoración positiva a su favor en importantes sectores sociales que reconocen: 1) que son inaplazables, 2) que no tienen origen en causas generadas por la gestión del presidente Abinader, y 3) que debieron haberse aprobado en los pasados gobiernos que encabezaron los expresidentes Leonel Fernández y Danilo Medina.
No está en discusión que los intereses de Fuerza del Pueblo y del Partido de la Liberación Dominicana, que lideran, respectivamente, Leonel Fernández y Danilo Medina, son antagónicos, debido a que el primero tiene como propósito engullirse al segundo y este, de su lado, sobrevivir y reducir la distancia que lo separa de su aliado coyuntural del 2024.
Por tal razón, si el PLD quiere recuperar su lugar en la competencia electoral está obligado a separarse, en todos los escenarios, de Fuerza del Pueblo, empezando por el proceso de reformas, que desnudará y dejará mal parados a quienes antepongan extemporáneamente sus intereses electorales, a cuatro años de las elecciones, a los de la colectividad, al tiempo que le brindarán una esperanzadora oportunidad a los partidos que se sienten en la mesa del dialogo a defender las mejores causas ciudadanas.
¿A cuáles de las reformas se opondrían el expresidente Fernández y su Fuerza del Pueblo?
Veamos la lista: 1) constitucional, para cerrarle el paso a quienes pretendan mantenerse en el poder más allá de dos mandatos presidenciales, así como para fortalecer la independencia del Ministerio Público y la transparencia; 2) sector eléctrico, para eficientizar ese importante sector y mejorar su servicio; 3) del agua, para eficientizar ese servicio vital; 4) Policía Nacional, para mejorar la seguridad ciudadana; 5) modernización del Estado; 5) por la calidad educativa; 6) salud y seguridad social; 7) transporte, para crear un sistema de movilidad urbana e interurbana moderno; 8) transformación digital, para hacer un uso adecuado de la tecnología; 9) fiscal, para transformar el sistema de gastos e ingresos; 10) laboral, para regular y transformar las normas relativas al empleo, el trabajo y la seguridad social; 11) hidrocarburos; y 12) Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos.
Finalmente, dejamos a la consideración de los partidos opositores el criterio sobre el rol de la oposición del politólogo Gianfranco Pasquino, quien sostiene en su conocida obra La oposición, “que una oposición bien pertrechada mejora la calidad de la democracia, incluso cuando no consigue llegar al gobierno, pero persiste en optar a él a través de su actividad de control y de dirección, de propuesta y de crítica”.