Debajo de una mata de mangos, en San Cristóbal, junto a un grupo de amigos, conversábamos sobre el calor que hacía en la capital, pero en este lugar, la situación no era distinta, sentíamos que no corría la brisa, las hojas de los árboles no se movían, estábamos angustiados, como si hubiésemos terminado de correr en maratón.
—¡ Y llegó octubre!, gritó Marta, con un abanico en la mano, ¡y el fin del año se viene encima, y no hemos hecho nada!, yo que quise hacer ejercicio y ponerme en forma. Hasta me alegro de no haberlo hecho, así puedo comer con gusto en las fiestas de fin de año.
Pedro, quien estaba sentado sobre un tronco, sudaba y suspiraba mientras decía, —" a mí se me han acumulado los problemas familiares de todo el año”. Mi suegra ha vuelto a pelearse con todo el mundo por enésima vez, y ahora mi mujer, imitándola pelea por todo.
Juanita se unió a la conversación con un tono grave. —¡Este año todos se han enfermado! Cuando no es una alergia, es una peste que le llaman gripe, pero te tumba en la cama mínimo un mes. Y ahora es que de verdad están saliendo las verdaderas secuelas del COVID: Persistente fatiga, problemas respiratorios, ansiedad, depresión, palpitaciones, dolores musculares y problemas digestivos. Y para completar, se me está cayendo el pelo.
— ¿Y de aquellos que hubo que operar de emergencia?, añadió Luis. Mi vecino tuvo una operación que ni te cuento, estuvo al tri de irse al otro mundo. Y ni hablar de la familia y amigos con enfermedades graves, a María, Miriam, y Raúl, les diagnosticaron cáncer, ahí están todos en tratamiento.
Isabel, que apenas se hacía notar, dijo en un susurro, —¡Bueno, fuera de mi accidente automovilístico, mi internamiento, problemas de Trastornos de estrés postraumático, lo que me ha traído problemas en el trabajo, yo estoy muy bien!. Pero los que nos sentimos más o menos bien somos pocos. Mal está mami que anda con los pies hinchados y ya van dos cirugías consecuencias del accidente en el trabajo del año pasado.
—¿Tener dinero para disfrutar esta supuesta Navidad? ¡Ni hablar!, exclamó Lucía, quien no sabía si reír o llorar del sofoque, yo tengo que estrenar vestido nuevo el 24 y el 31, será dar un tarjetazo…
—¡No me hables de dinero, -dijo José-, Yo tenía calculado que este año iba a ahorrarme un dinerito, pero todo salió al revés y justo este año se me han acumulado más deudas que un banco en quiebra, ya ni me dejan dormir, – lamentaba José, limpiándose el sudor de la frente. — ahora hay que buscar para hacer regalos de Navidad, y sacar la familia a pasear. Bueno, ta’ jodona la cosa.
Todos asentían mientras seguían abanicándose, imaginando la brisa inexistente y haciendo más insoportable la situación. En medio de todo ese drama de vapor, se oye la voz de Ramón, — Y ahora viene una reforma fiscal. Se siente mucho miedo entre la gente, en especial la clase media que siempre está cogiendo la presión de la extrema riqueza y pobreza. Y por lo que veo, el miedo es general. Ya comenzaron los calderazos por las noches.
Mientras se discutía y llovían las quejas de todo, una pequeña nube cubrió temporalmente, el sol por unos segundos. Todos miramos hacia arriba, deseando que llegara una fuerte lluvia humedeciera todo y redujera el calor infernal.
Con una gruesa gota de sudor recorriéndole la frente, Marta, seguía esperando un milagro o, por lo menos, un aire acondicionado, aunque sea de un carro.
Carlos, desde lejos preguntó, ¿Rocío: ¿octubre no es el mes de la salud mental?
-¡Así es!- le contesté.
-¿Y por qué octubre, si este es el mes más terrible?- insiste Carlos.
-La Organización Mundial De la Salud Mental, en 1992 decidió que así fuera. No hay un motivo específico, desde mi punto de vista, los doce meses del año hay problemas mentales. Es más, debería haber una campaña permanente para la atención primaria de los mismos. Sin embargo, escuchando a cada uno de nosotros quejarse, creo que octubre fue una buena elección.
Lo que no entiendo es: ¿por qué ustedes se quejan tanto? Estamos reunidos, llevamos una vida que se le puede llamar saludable, comemos bien, hacemos algo de ejercicio, brindamos cariño y atención a muchas personas este año.
Los colores de los bombillitos de Navidad encendidos iluminarán el alma, faltará dinero, pero habrá música, y siempre aparecerá una piernita de cerdo con casabe, lo que nos proporcionará la ilusión de un nuevo comienzo lleno de sueños y así construir una realidad.
-¡Ahí vienes tú, con tu positivismo!-contesta Miguel.
Hice un largo y profundo silencio, los miré a todos. Efectivamente, hacía demasiado …calor hasta para opinar.