El Centro Histórico, (eso leí en un recolector de basura), “La Zona”, la “Ciudad Colonial”, la “Ciudad de Ovando” o como quiera cada cual llamarle o identificarle, es hermosa, pero además de ser hermosa posee muchísimas peculiaridades.
Tiene la calle más antigua, “Calle las Damas”, se cuenta que en época de la colonia las damas, claro, de la alta sociedad se paseaban por ella. Yo la comparo con la calle el Conde de la década de los setenta y ochenta, era muy popular para los jóvenes de la época, los varones pararse en las esquinas y las jóvenes ir a “condear” y de esa forma echarle un vistazo a los que tan galantemente las piropeaban. En esa época se encontraban las tiendas más lujosas y era el centro comercial. La costumbre tanto de “condear” como de ir de compras murió con la creación de los centros comerciales.
La emblemática calle El Conde se ha convertido en un centro de tiendas de artesanía, generalmente de creación haitiana a excepción de las joyas elaboradas en ámbar y larimar.
También se ha convertido en el centro de los establecimientos de comida rápida, casi todos franquicias norteamericanas o venezolanas.
La Zona Colonial actualmente es el centro de diversión nocturna. Ahí proliferan los negocios de baile, consumo de bebidas, punto de reunión de los jóvenes. También encontramos muchos negocios de comida de todas las denominaciones.
No hay transporte público y de haberlo sería un caos. Llegar hasta allí no puede hacerse en vehículos propios porque no hay parqueos disponibles.
Antes, pero hace muuucho, en el Conde y Las Mercedes había líneas de carro, pero una es peatonal y la otra murió.
Nuestra zona ya solo es para turistas, los residentes tenemos poca oportunidad de transitar por ella de forma vehicular. El arreglo de las calles lo dicen así. Las aceras para caminar son más anchas que las del tránsito vehicular y se entiende, los turistas andan en grupo y si van en una acera estrecha tienen que andar en fila y las instrucciones del guía no llegarían a todos, pero si van apiñados, nadie se queda sin la información.
Tenemos un trencito que va a cero millas por hora. Si se tiene la dicha de ir detrás, hay que llenarse de paciencia, porque no se puede rebasar, también se comprende, va lleno de turistas y esto es lo primordial.
Como casi no salgo de la casa, últimamente me ha dado miedo, porque he visto unos coches tirados por caballos fantasmas. ¡Qué barbaridad!
Como crecí en un pueblo con coches tirados por caballos, creo es un sacrilegio el permitir que ese tipo de transporte recreativo sea tirado por un motor integrado al mismo.
Los caballos tienen que hacer sus necesidades fisiológicas y pueden ensuciar el ambiente, pero en el centro de Santiago de Chile los carabineros patrullan en caballos y estos tienen unas bolsas que recogen sus heces. En Valparaíso, tienen coches tirados por caballos, cuando los veía me hacían remontar a la niñez y juventud. También ellos llevaban sus fundas recolectoras.
Actualmente se está remodelando la zona, casi todas las calles están cerradas, para llegar a algún lugar determinado hay que hacer malabares. No hace mucho y siendo ya un problema para transitar, cerraron otras calles que estaban hábiles, para filmar una película. ¡Válgame Dios!
El arreglo de las aceras es en pedacitos. Se comienza en una cuadra, a mitad se detienen y continúan en otra para también dejarla para luego. Los peatones para poder caminar debemos tirarnos al centro de la calle, so pena de que nos estropeen y si somos viejos, nos exponemos más porque el equilibrio y los reflejos no son los mismos y los conductores no respetan la edad.
Espero estar viva y tener los sentidos bien puestos para poder disfrutar nuevamente de esa hermosa ciudad que conocí definitivamente cuando vine de La Vega a estudiar y que la hice mía hasta el extremo de añorar esos paseos viendo vitrinas, sobre todo en la Calle El Conde, aunque al paso que va dicha remodelación, no sé si la podré ver.